30 de diciembre de 2013

Citas de hoy

Un par de citas de temas distintos, pero del mismo libro:

Veinte años después, el pequeño Patrick sigue en el hospital, dice Helen. Por muy chiflado que suene, no digo nada. No me imagino qué aspecto debe de tener un bebé después de veinte años en coma o con las constantes vitales asistidas o lo que sea. (…) A la gente a la que amas se le pueden hacer cosas peores que matarlos.

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¿Realmente necesito una casa grande, un coche veloz, mil compañeras sexuales hermosas? ¿Realmente quiero esas cosas? ¿O he sido adiestrado para quererlas? ¿Son esas cosas realmente mejores que las cosas que ya tengo? ¿O simplemente he sido adiestrado para estar insatisfecho con lo que tengo ahora? ¿Estoy simplemente bajo los efectos de un hechizo que dice que nunca nada es lo bastante bueno?

Nana – Chuck Palahniuk 

27 de diciembre de 2013

[Libros] Santuario – William Faulkner (1931)

Nunca había leído a Faulkner, y tenía curiosidad por saber a qué debía su gran prestigio. También lo temía un poco, pues tenía fama de no ser un autor fácil de leer… pero el resultado la verdad es que no ha estado mal. Al menos, me ha gustado más que su compatriota, y contemporáneo, Hemingway.

Sinopsis:
Lee Goodwin es acusado de asesinato. El escenario del crimen es una casa oculta entre los árboles que alberga una destilería ilegal. Allí viven, entre otros, Ruby, una mujer que ha renunciado a todo por Lee, y Popeye, un sádico gánster marcado por una infancia terrible. El abogado Horace Benbow lucha para que Goodwin no sea juzgado por ser quien es, sino por los actos de los que le acusan. Para ello necesita la ayuda de Temple Drake, una adolescente que siente una extraña atracción por el peligro. Pero Temple ha desaparecido. Santuario fue la obra que dio a conocer a William Faulkner al gran público. Una historia escalofriante en la que caben toda la fuerza y la originalidad del genial novelista estadounidense.

Comentario personal: Una novela negra algo retorcida

Ésta es una novela negra en toda regla. Pero, además, como comento en el título, algo retorcida. Retorcida por expresa voluntad de su autor, quien, con un estilo nada amable con el lector, pero al mismo tiempo extrañamente cautivador, exige un esfuerzo superior al habitual para seguir la historia.

Estamos ante un relato de la América profunda en tiempos de la depresión. Una novela negra en la que la mayoría de sus personajes pertenece a los estratos más bajos de la sociedad, y en la que nos enfrentamos a una brutal violación y a un asesinato, y a la posterior acción de la justicia frente a estos actos. Pero lo que hace especial el texto es el peculiar estilo del autor.

Nos hallamos ante lo que yo suelo llamar “una novela puzle”,  en la que la información se aporta de forma desordenada, en la que se esconden hechos al lector para dosificárselos poco a poco más adelante. Pero en este caso ni siquiera es una novela puzle “habitual”; en este caso, además, al puzle le faltan piezas. Porque hay fragmentos de la historia que nunca se aclaran, y que hay que intuir o imaginar.

Por eso decía que el texto no es nada amable con el lector, y que se exige de éste un esfuerzo poco habitual. Pero, al mismo tiempo, esto puede resultar extrañamente atrayente. La verdad es que termina uno la novela con montones de preguntas en su mente, pero quizás es eso lo que la hace más especial.

No obstante, el estilo de Faulkner (al menos en esta novela, ya que al no haber leído otras no puedo generalizar) no es peculiar solamente por eso, sino también, desde mi punto de vista, por otras dos razones. Una de ellas está algo relacionada con la falta de información a la que aludía antes, y es la escasa profundización en las motivaciones de los personajes. No se puede decir que sean personajes superficiales, no es eso, de hecho creo que se hace un buen retrato de todos ellos, pero nunca llegamos a saber muy bien lo que piensan o por qué actúan como actúan. En cierto modo, el autor se limita a presentarnos unos hechos (con algunos detalles escamoteados, como decía antes) y es el lector quien debe interpretarlos; lo cual, a veces, es complicado. Personalmente, no he conseguido comprender las acciones de alguno de los personajes de la novela. Pero, en el fondo, eso pasa en la vida misma, donde a menudo no comprendemos por qué alguien actúa del modo que actúa. Probablemente el autor sabe por qué… pero se lo guarda.

Y el otro detalle peculiar del estilo de Faulkner al que hacía referencia es su estilo literario en sí. Porque, en general, la novela está escrita con un estilo sencillo (en su forma, que no en su fondo) y directo en su mayor parte, pero de vez en cuando se intercalan pequeños fragmentos descriptivos que parece como si hubieran sido escritos por otra persona. De repente, nos aparece un párrafo con una descripción casi poética, o incluso a veces casi diría que “excesivamente florida” en su forma, y que contrasta brutalmente con todo lo anterior. Son pequeños instantes dispersos a lo largo del texto, pero que resultan chocantes… aunque funcionan.

En fin, debo reconocer que el libro y su autor me han resultado curiosos, interesantes. No es una lectura del montón, y probablemente no guste a todo el mundo, pero no porque resulte difícil o pesada de leer (ya digo que el estilo, en su mayor parte, es sencillo y directo), sino porque resulta compleja de asimilar, o de entender; porque exige reflexión.

Personalmente, no puedo decir que el libro me haya entusiasmado, pero sí me ha interesado y sorprendido en determinados aspectos. No descarto seguir leyendo alguna otra obra de Faulkner (dosificada en el tiempo, eso sí).

P.D.: En cuanto al título… supongo que es otra de esas cosas que te hacen pensar. Yo todavía no le he encontrado la relación con el texto (será que soy algo corto…).


Nota personal: 7

24 de diciembre de 2013

Cita de hoy

Una triste verdad:

Las cualidades que se necesitan para gobernar no son las que se necesitan para acceder al poder. Para dirigir bien los asuntos hay que olvidarse de uno mismo, no interesarse más que por los demás, sobre todo por los más desgraciados; para llegar al poder hay que ser el más ambicioso de los hombres, no pensar más que en uno mismo, estar dispuesto a aplastar a los amigos más íntimos.

Samarcanda – Amin Maalouf

[Libros] La soledad de los números primos – Paolo Giordano (2008)

Sinopsis:
Paolo Giordano se ha convertido, hoy por hoy, en el fenómeno editorial más relevante de los últimos años en Italia. Con tan sólo veintiséis años, La soledad de los números primos, ópera prima de este recién licenciado en Física Teórica, ha sido galardonada con el premio Strega 2008 y ha conseguido un éxito de ventas sin precedentes para una primera novela. Asimismo, ha despertado un gran interés internacional y será traducido a veintitrés idiomas.
Como introducción a esta excepcional novela, dejemos al texto hablar por sí mismo:
 «En una clase de primer curso Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que los impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad.»
Esta bella metáfora es la clave de la dolorosa y conmovedora historia de Alice y Mattia. Una mañana fría, de niebla espesa, Alice sufre un grave accidente de esquí.
Si la firmeza y madurez con que este joven autor desarrolla el tono narrativo impresiona y sorprende, no menos admirable es su valor para asomarse sin complejos, nada más y nada menos, a la esencia de la soledad.

Crítica personal: Un magnífico retrato de la soledad y la incomunicación

Me ha gustado mucho. Un magnífico retrato de la soledad... y de la incomunicación, que suele ir acompañándola. La historia de dos personas especiales, pero a las que en el fondo llegas a entender; dos personas incapaces de crear lazos afectivos, personas en apariencia insociables o asociales... pero que no por eso dejan de tener sentimientos y de sufrir en silencio, incluso simplemente por ser como son y no poder evitarlo.

Un gran libro, a pesar de un final que probablemente no es el más amable con el lector... pero quizás sí el más lógico. Un libro que merece la pena leer.

Nota personal: 8

20 de diciembre de 2013

Cita de hoy

Las preguntas que no podemos contestar son las que más nos enseñan. Nos enseñan a pensar. Si le das a alguien una respuesta, lo único que obtiene es cierta información. Pero si le das una pregunta, él buscará sus propias respuestas.

El temor de un hombre sabio – Patrick Rothfuss

17 de diciembre de 2013

Vergüenza e indignación

Vergüenza e indignación es lo que siente uno ante el estado de cosas actual en nuestro país. Parece que ya tenemos que acostumbrarnos y asumir los constantes recortes en nuestros derechos, en nuestros sueldos, en nuestras pensiones o en nuestros años de jubilación, que tenemos que pagar cada vez más por educar a nuestros hijos, por enfermar o por acudir a la justicia en busca de un amparo que se pretende negarnos con unas tasas coactivas. Está uno harto de políticos corruptos mires donde mires, de sobres que circulan llenos de dinero, de contratos adjudicados a dedo a empresas amigas, de sobornos de empresas a políticos, de expolíticos curiosamente reconvertidos en consejeros de empresas a las que favorecieron mientras estuvieron en el poder… Hartos de líderes políticos que no dan la cara, de ruedas de prensa sin derecho a preguntas (¡¿por qué siguen acudiendo los periodistas a esas pantomimas?! ¡plantón general ya!), de comparecencias públicas por pantalla de plasma… Hartos de ver cómo, mientras aumenta el número de personas que viven bajo el umbral de la pobreza, suben también las grandes fortunas, consecuencia lógica de exprimir al pueblo para salvar los negocios mal gestionados de los poderosos, los que nunca pierden… Hartos. Estamos hartos.

Y cuando unos cuantos indignados deciden echarse a la calle para decir basta ya, para denunciar los desahucios de familias condenadas a la indigencia, para manifestarse frente a nuestros supuestos representantes públicos para demostrarles nuestro desacuerdo con su gestión… cuando unos cuantos deciden alzar la voz y hacer público el callado descontento general, entonces la reacción es intentar aplastar esas protestas. Se han quitado la careta. Ya no se trata de una diferente ideología política, de unas diferentes teorías económicas, incluso de una diferente afinidad hacia unos u otros grupos (la gran patronal y la iglesia, fundamentalmente): con el anteproyecto de ley de seguridad ciudadana presentada en el Congreso a finales del mes pasado, han salido a la luz los instintos más represivos que habíamos visto en democracia, desde los tiempos de Franco. Y no lo digo yo: lo dicen los jueces. Si el pueblo protesta, callemos al pueblo.

No les bastó con llamar perroflautas a las decenas de millares de ciudadanos indignados que se echaron a la calle hace algunos años, el famoso 15-M: ahora por ley se prohíbe que concentraciones de esa clase puedan volver a repetirse. Cuando en 1989 los indignados chinos ocuparon la plaza de Tiananmen, se les desalojó con tanques; ahora el gobierno español también compra tanques de chorro de agua para disolver manifestaciones de este tipo, argumentando “el clima social”. Parece que las manifestaciones pacíficas asustan al gobierno. Me vienen a la mente imágenes de los años 70 en Madrid, con los grises corriendo tras los estudiantes, o de soldados persiguiendo a jóvenes en Santiago de Chile. No se consideraron necesarios estos medios en su día contra la Kale borroka, pero sí ahora cuando ciudadanos pacíficos osan criticar la labor del gobierno. La libertad de expresión nunca ha gustado en ciertos sectores.



Concentrarse ante el Congreso, el Senado u otras instituciones públicas, estatales o autonómicas, estará ahora también prohibido y fuertemente penado. Lógico: si no se quieren ver protestas, menos aún delante de ti. Igualmente prohibidos quedan los “escraches” pacíficos, el derecho básico del pueblo de decirle a sus representantes públicos (repito, PÚBLICOS, con todo lo que implica, y para lo cual se les paga) lo que se piensa de ellos (claro, el error es pensar…). ¿Democracia? Ni siquiera en tiempos de un reaccionario radical como Bush-hijo se dejaron de ver en los Estados Unidos esas manifestaciones ante la Casa Blanca que a menudo aparecen en los telediarios. Memorables son también las masivas concentraciones delante del Congreso norteamericano en contra de la guerra de Vietnam, en los 70, aunque la tradición continúa hoy. Aquí no: eso, aquí, será delito. ¿Democracia? ¿Libertad de expresión? ¡Ja!




Se prohíbe también grabar a los agentes de la autoridad en acto de servicio. Se acabó esa práctica tan molesta de grabar las acciones represivas. ¡Dónde vamos a llegar, cuando unos mossos catalanes son llevados al banquillo por la grabación de un ciudadano mostrando una brutal paliza que terminó en muerte! ¡Dónde vamos a llegar, si los antidisturbios no pueden hincharse a hostias contra esos perroflautas de mierda, que es lo que se merecen, por temor a que algún periodista o algún ciudadano con su móvil lo grabe y luego lo denuncie ante algún juezucho rojo! Prohibido grabar y punto. Volviendo al ejemplo anterior, pocos países tienen policías tan represivas, y tan dispuestas a tirar de gatillo, como los Estados Unidos; pero allí no se han atrevido a ir contra la libertad de expresión y la libertad de prensa, allí ni siquiera se cuestiona que los periodistas sigan a los policías grabando sus actuaciones desde helicóptero, como la Guardia Civil de tráfico. Allí la simple mención de intentar prohibir eso causaría un escándalo sin precedentes. Aquí no. De nuevo… ¿democracia? ¿Libertad de expresión? ¡Ja!

No es eso todo: multas superiores a algunas de las que se imponen por delitos como los relacionados con la venta de drogas serán ahora impuestas por manifestarse sin permiso o por insultar a un cargo público. Los delitos de injurias o de “ofensas a España” vuelven a adquirir una notoriedad que no veíamos desde el franquismo, cuando cualquier intento de crítica debía mantenerse en la intimidad, en voz baja y mirando a tu alrededor por si te oía alguien.

El estado policial, que tanto parecen anhelar, se impone: la palabra de un funcionario policial será ley. No harán falta pruebas para sancionar con multas que pueden llegar hasta los 600.000 euros: si el policía acusa de algo a un ciudadano, será responsabilidad del ciudadano probar que no es cierto. La presunción de inocencia se sustituye por la presunción de culpabilidad. Si el ciudadano quiere ejercer su derecho a demostrar su inocencia (ya decimos que la culpabilidad ahora se le presupone, como ciudadano de mierda que es), tendrá que intentar acceder al sistema judicial previo pago de las correspondientes tasas desincentivantes. ¿Democracia? Un insulto a la democracia, eso es lo que es.

Prohibición de instalar tenderetes para recogidas de firmas, sanciones por colgar pancartas, la no exigencia de mostrar el número identificativo de los agentes del orden (volvemos a eso tan típico de las películas americanas de apuntar el número de placa del agente que se sobrepasa en sus funciones… aquí serán anónimos, son ellos los que pueden identificarte a ti siempre que quieran, no al revés), etc, etc, etc. ¿Decía en el título “vergüenza e indignación”? Me quedo corto.

Pero no pasa nada. La ley saldrá adelante, como todo lo demás. Y nos callaremos, salvo cuatro gatos a los que ahora intentarán amordazar mediante estas prácticas sancionadas por ley. Y, pese a todo, seguiremos votándoles. Como en Valencia, sin ir más lejos, donde un presidente corrupto, al que todos hemos oído conversaciones grabadas con su “amiguito del alma” de la Gürtel, vuelve a salir con mayoría absoluta. Tenemos lo que nos merecemos. No sé de qué nos extrañamos. En realidad, estamos diciendo lo contrario: dame, dame más, que me gusta.

Así nos va.

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¿Alguien cree que exagero? Podéis leer los detalles en este informe del magistrado Carlos H. Preciado, de Jueces para la Democracia, cuyo título lo dice todo (Anteproyecto de ley de represión ciudadana)

Aunque recomiendo leer con detenimiento el informe anterior, si, como es demasiado habitual en estos días de las microfrases por whatsapp y twitter, no os apetece leer tanto (ya me doy por contento si habéis llegado hasta aquí), podéis leer otros análisis sobre el tema en diferentes artículos de prensa:

Neofranquismo

10 de diciembre de 2013

[Libros] Samarcanda – Amin Maalouf (1988)

Sinopsis:

Tomando como hilo conductor los avatares de un manuscrito que, con el nombre de la mítica ciudad de Samarcanda, contiene las famosas «Rubaiyyat» del poeta persa Omar Jayyám, Amin Maalouf recrea en esta novela un fascinante y tumultuoso mundo oriental. En el marco de la Persia medieval, desgarrada por profundas contradicciones, dos figuras destacan junto a la del que, además de poeta, fuera astrónomo, geómetra y filósofo: la de Nizam el-Molk, gran visir del sultán Malikxah, y la del misterioso ismaelí Hassan Sabbah, fundador de la secta de los Asesinos, que desde su fortaleza de Alamut mantuvo aterrorizado al país.

Crítica personal: Descubriendo Persia
¿Qué sabemos en occidente, la gente de a pie, de Persia, o de la historia de Oriente en general? Salvo honrosas excepciones, casi nada. Como mucho nos pueden sonar los nombres de Nabucodonosor y Babilonia, de reminiscencias bíblicas, y seguramente de ahí ya pasamos, con suerte, a los últimos años del siglo XX: la revolución islámica, el derrocamiento del shah Reza Pahlevi, la subida al poder del ayatolá Jomeini, la guerra con Irak y poco más. Si acaso, lejanas referencias a califas, sultanes y visires, palacios suntuosos y harenes que recuerdan a “las mil y una noches”. Imágenes medio cinematográficas de una época incierta que identificamos con el antiguo oriente en general, sin mayor conocimiento del tema.

Este libro no conseguirá salvar ese enorme océano de desconocimiento que muchos padecemos sobre la historia de civilizaciones que no sean la occidental, pero arroja un pequeña llamita de luz sobre un par de momentos de la historia de Irán, o de la antigua Persia. Apenas unos momentos en la larga historia de una de las civilizaciones más antiguas del mundo, pero que nos permitirán darnos cuenta de lo mucho que desconocemos de todo lo que no sea nuestro “vecindario”.

La sinopsis oficial del libro sólo describe, muy por encima, la primera mitad del mismo. En realidad, este libro es una crónica de un par de momentos de la historia iraní: la primera mitad transcurre entre los siglos XI y XII, mientras que la segunda mitad lo hace por los primeros años del siglo XX. Y no sabría decir cuál de las dos épocas fue más apasionante en la historia de este país, aunque personalmente me ha gustado más la segunda, quizás porque nos resulta más cercana y comprensible.

Y es que, antes de continuar, debo decir que éste es básicamente un libro de historia. Novelada, pero rigurosa. Con los mínimos elementos ficticios necesarios para poder crear un relato novelado, y para inventarse un hilo conductor a través del tiempo (el manuscrito del poeta Omar Jayyám y un norteamericano estudioso del tema), el autor hace un recorrido por esas dos épocas comentadas de la historia persa. El resultado es… digamos que interesante. Como decía, se trata básicamente de un libro de historia mínimamente novelada, y por tanto no podemos esperar una novela al uso; estamos casi ante una mezcla de novela y ensayo. Bueno, quizás esto sea exagerar un poco, pero lo que quiero decir es que no estamos ante una trama y personajes ficticios, sino ante una reproducción mínimamente novelada de la historia real. Excepto el protagonista de la segunda mitad, especie de espectador que nos va contando sus vivencias en primera persona, todos los personajes del libro son reales, y todo lo que se nos relata (excepto lo relativo al manuscrito de Omar Jayyám, que en realidad nunca se encontró) es verídico. Además, el autor ha huido en todo lo posible de adornar su historia con elementos novelescos (sólo lo mínimo imprescindible), de modo que el resultado probablemente no es tan ameno como una novela pura (todo es relativo, hay novelas que son un verdadero tostón), pero sí tremendamente interesante. Y se lee bien. Quizás no “enganche” como un típico best-seller, pero se lee cómodamente y con interés.

La primera parte del libro toma como referencia al gran poeta persa Omar Jayyám para relatarnos una época convulsa del medievo persa. Entre palacios y jardines nos encontramos con califas, sultanes, emires y visires, y el nacimiento de las luchas religiosas entre diferentes sectas islámicas (suníes, chiíes, ismaelitas…), así como el origen de la famosa secta de los Asesinos, una banda de fanáticos político-religiosos de la que terminaría derivándose esta palabra utilizada hoy día en casi todos los idiomas occidentales: asesino.

Personalmente, esta parte, aunque de interés, me ha resultado más lejana, supongo que por el desconocimiento previo de todo lo relacionado con el tema. Sobre todo al principio, todo ese enredo de sectas religiosas y de los diferentes rangos de poder orientales, a los que estamos poco acostumbrados, así como la abundancia de nombres árabes, me dificultó un poco meterme en el texto. Supongo que esa falta de base previa me hizo leer esta parte con cierta lejanía, aunque con interés.

En cambio la segunda parte me resultó mucho más cercana y apasionante, quizás precisamente por esa mayor cercanía, esa mayor comprensión de lo que nos cuenta el texto. Se trata del relato del intento de crear una democracia en Irán en la primera década del siglo XX. Un intento de salir de la opresión a la que estaba sometido el país por parte de las potencias occidentales, por un lado, y por parte de los líderes religiosos, por otro. Apasionante e indignante, al leer cómo los intereses occidentales aplastaron aquel intento de crear un país moderno y democrático. Como tantas veces en la historia, vemos cómo el actual “problema iraní” no es sino la consecuencia de la política represiva de las potencias occidentales hacia los países pobres. Esta parte me ha resultado apasionante, el relato de una revolución popular contra la tiranía y contra la opresión extranjera, los intentos de crear una democracia plena, y las sucias maniobras de las potencias occidentales (Rusia e Inglaterra, en este caso) para impedirlo. Esta parte me ha gustado mucho, porque lo desconocía, y porque toda esta historia nos resulta mucho más cercana y comprensible que la historia de sultanes y visires de la primera mitad.

En resumen: un libro interesante para acercarse tímidamente al inmenso océano de la desconocida historia de las civilizaciones orientales. Estupendo para quien tenga interés por la historia en general, y prefiera leerla de forma novelada. Por supuesto, también perfectamente legible para quien sólo busque una novela histórica con algo de exotismo, aunque hay que reconocer que si se busca más bien un libro de entretenimiento, los hay que cumplen de forma bastante más brillante en esta faceta.

Nota personal: 6,5

3 de diciembre de 2013

Citas de hoy

Hoy, un poco de humor y de ironía:

Jamás debe reconocerse un pedo en público. Ésa es la ley no escrita, la única norma protocolaria que debe seguirse estrictamente en la etiqueta norteamericana. Los pedos no salen de nadie ni de ningún sitio en concreto; son emanaciones anónimas que tienen su origen en el conjunto del grupo, y aunque hasta el último de los presentes pueda señalar al culpable, la única actitud sensata consiste en negarlo.

Brooklyn Follies - Paul Auster

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Los senadores habían mostrado mucha más templanza al mentir. La experiencia era importante en estos casos.

Circo Máximo – Santiago Posteguillo

21 de noviembre de 2013

[Libros] Todo lo que cabe en los bolsillos – Eva Weaver (2013)

Tenía pendiente este libro hace meses, desde que lo leyó mi mujer y me lo recomendó fervientemente. “Te va a encantar”, me decía una y otra vez, “es diferente, no es lo que esperas”, me repetía. Pero me daba pereza. Por un lado, ya conocía muy bien el tema, había leído mucho sobre ello y visto muchas películas; y, por otro lado, por alguna razón sentía que no era el momento. Además, lo reconozco, la sinopsis me olía mal: desprendía cierto tufillo a sentimentalismo barato.
Finalmente, este mes decidí ponerme con él. Y ha resultado ser, para mí, el libro del año.
Ah, y por favor, olvidad la última frase de la sinopsis, que aunque pretende ser puro marketing, seguro que provoca repelús a muchos de los que hayan sufrido la lectura del pijamita de marras… Afortunadamente, se parecen como un huevo a una castaña.

Sinopsis:
Todo lo que cabe en los bolsillos es la historia de Mika, un chico judío que hereda el abrigo de su abuelo y encuentra en un bolsillo secreto una marioneta. Al principio la usa para entretener a los chicos del gheto pero pronto se verá obligado a hacerlo ante los soldados. Cuando se libera el gheto, las marionetas pasan a manos del soldado nazi Max y llegan con él a Siberia, salvándolo de la misma manera que lo hicieran con Mika. La nieta de Max heredará las marionetas después de la muerte de su padre. Años después las llevará a Nueva York, donde se encontrarán con Mika en su lecho de muerte.
Fascinante y sobrecogedora, Todo lo que cabe en los bolsillos es una historia de coraje y redención que apelará a los sentidos de todos aquellos que hayan leído El niño con el pijama de rayas.

Crítica personal: Simplemente, maravilloso
Me resulta difícil reseñar este libro, porque sé que nada de lo que pueda decir será capaz de transmitir lo que te transmite esta novela. Puedo hablar, y hablaré, de su contenido, de su estilo, de mi opinión subjetiva… pero la principal virtud de este libro está en lo que te hace sentir, y eso sólo se puede descubrir leyéndolo. Pese a todo, intentaré hacer una descripción lo más objetiva posible:

Este libro consta de dos historias entrecruzadas: la de un niño judío del gueto de Varsovia, y la de un soldado alemán. La primera parte, la protagonizada por Mika, servirá para descubrimos en detalle y con rigor toda la historia del gueto de Varsovia, con sus diferentes fases: el confinamiento, el hacinamiento y la hambruna, seguidos por las deportaciones a los campos, el heroico levantamiento en armas de sus habitantes, y la posterior destrucción total del gueto por parte de las tropas nazis.

En la segunda parte seguiremos leyendo la historia de otras víctimas de la guerra; la de los verdugos ahora convertidos en prisioneros del gulag, sometidos a unas condiciones similares a las que ellos impusieron a los judíos por toda Europa.

El libro consta de una tercera parte, en cierta manera a modo de epílogo, en la que los descendientes de aquellos protagonistas de uno y otro bando, se reencuentran, en ambos casos cargando a sus espaldas las historias, sufrimientos y remordimientos de sus antepasados.

Ya he dicho que el libro me ha encantado, y también he dicho que me resultará muy difícil explicar el porqué, ya que ese porqué está basado principalmente en las emociones que provoca su lectura, y que no son, como uno podría esperar a priori, las que provocaría un libro que busca la lágrima fácil o repleto de sensiblería barata. Ni mucho menos. Creo que la principal virtud del libro está en cómo consigue meterte en la piel de sus personajes. Y en cómo consigue que puedas llegar a imaginar, aunque sea de lejos (porque creo que es inimaginable llegar a sentir lo que debió ser aquello en realidad) lo que pensaban, lo que sentían, las preguntas que se hacían, sus dudas, temores, anhelos y remordimientos.

Curiosamente, creo que para mí la parte más emotiva del libro está en su segunda mitad, justamente en aquella parte que transcurre fuera del gueto y tras el fin de la guerra. La historia del gueto es emocionante, cautivadora y muy dura, por sí sola ya constituye una gran novela; pero la historia posterior es tan cautivadora, psicológicamente, como todo lo anterior. Los remordimientos, tanto de víctimas como de verdugos, las preguntas que se hacen a sí mismos, “¿por qué hice aquello?”, “¿por qué no hice esto otro?”…. Apasionante y estremecedor, y creo que tremendamente realista. Víctimas que arrastraron toda su vida el trauma de lo que sufrieron y lo que vieron, e, incluso, el sentimiento de culpabilidad por sobrevivir, como tan dura y magníficamente reflejó Primo Levi en sus escritos (sentimiento de culpabilidad que llevó a muchos supervivientes al suicidio, años después); y alemanes que, sin duda en muchos casos, arrastraron toda la vida el peso de la culpabilidad, fuera ésta activa o pasiva.

El libro emociona, atrapa y conmueve, pero además instruye. La historia del gueto de Varsovia está reflejada con una fidelidad  enorme en todos los sentidos: la descripción de las calles, de los edificios, de la vida en el gueto… la gestación del alzamiento en armas… Incluso se introducen en la historia personajes históricos reales, como el líder de los guerrilleros o el director del orfanato, entre otros. Esta parte es, por sí sola, una notable novela histórica.

Aunque con mucho menor grado de detalle, también resulta destacable la descripción del gulag siberiano, los campos de trabajo soviéticos en los que murieron no sólo millones de prisioneros de guerra alemanes, sino también millares de ciudadanos rusos víctimas de la paranoia estalinista.

Pero no, no estamos sólo ante una buena novela histórica impregnada de reflexiones y sentimientos; a todo ello, hay que sumarle un poquito de “magia”, o de poesía, un elemento como de cuento: las marionetas. En el fondo, ellas son el hilo conductor de la historia. Como en un cuento, como en una fábula repleta de horror y sufrimiento, una marioneta va pasando de mano en mano desde la creación del gueto en 1940 hasta un hospital de Nueva York en 2009. Como un amuleto, como un objeto cargado de esperanza, la marioneta es testigo mudo de todo el horror que se extendió por Europa como consecuencia de la guerra. Y, convertidas en un recurso magistralmente empleado por la autora de la novela, las marionetas son casi un protagonista más, entrañable, a lo largo de toda esta historia.

Hay también elementos de cierta fantasía en la historia, pero que personalmente he tomado como una licencia poética que no estropea el resultado. Me refiero a situaciones poco creíbles, como el abrigo lleno de un laberinto de bolsillos en los que es posible guardar cualquier cosa sin que nadie sea capaz de descubrirlo… o la posibilidad de ocultar personas debajo de un abrigo delante de las narices de otros. Personalmente me lo he tomado como eso, como  parte de ese elemento “de cuento” que también tiene el libro, aunque entiendo que si alguien se los toma “en serio”, pueden quitarle mucha credibilidad a la historia.

Sé que alguno estaréis pensando en que todo esto huele un poco a ñoño, a impostado, a recursos hábilmente utilizados por el autor para provocar sentimentalismo en el lector. Sí, sé que algunos lo pensáis, porque yo mismo esperaba encontrarme algo así antes de empezarlo, tras leer la sinopsis y algún que otro comentario. Supongo que por eso era tan escéptico. Pero el libro me ha parecido mucho más serio que el simple producto sensiblero y de aspiraciones superventas de un autor hábil. No hay aquí sentimentalismo barato, en absoluto. Hasta he visto detalles de todo lo contrario; sutiles, a veces, pero que están ahí, detalles cuidados que, sumados unos a otros, son los que dan solidez al texto. Como el odio sutil que se desprende de toda la historia protagonizada por Mika; en ella, los alemanes no son tales: son “las ratas”. Con la mayor naturalidad del mundo, ésta es la forma de designarlos en esa parte de la historia. Una simple palabra capaz de transmitir más que muchos libros completos. Detalles como éste son, desde mi punto de vista, signos de inteligencia y buen hacer por parte de su autora (novel, por cierto; todo un descubrimiento al que habrá que seguir la pista). Claro que también puede ser que, pese a mi prevención, simplemente sea que he caído totalmente en la trampa de una autora habilidosa a la hora de jugar con los sentimientos del lector... En cualquier caso, me ha encantado, que es lo que importa.

Poco más puedo decir, y sin embargo siento como si no hubiera sido capaz de decir nada aún. Porque éste es uno de esos libros que hay que leer para poder entenderlos. Como ya he dicho, a pesar de haberlo empezado con mucho escepticismo, se ha convertido para mí en el libro que más me ha gustado de todo este año. Un gran libro, en todos los sentidos.


Nota personal: 9,5

19 de noviembre de 2013

Cita de hoy

Algunos lo hemos hecho, aunque sea cambiando el concepto "química" por el más amplio de "física", o ciencia en general:

Asimiló la idea de que nunca nada se pierde ni se destruye. Incluso si algo se quemase o se pudriera, no desaparecería de la faz de la tierra, sino que se convertiría en otra cosa: gases, líquidos y polvos. Francie llegó a la conclusión de que, según la química, todo vibraba de vida y no existía la muerte. Le intrigaba el porqué los hombres de ciencia no adoptaban la química como religión.

Un árbol crece en Brooklyn – Betty Smith

13 de noviembre de 2013

[Libros] Circo Máximo. La ira de Trajano – Santiago Posteguillo (2013)

Empecé este libro con muchas expectativas. No en vano, se trataba de la nueva obra de Posteguillo, el autor de la magistral trilogía de Escipión, y aunque el primer volumen de esta nueva trilogía de Trajano no llegaba, desde mi punto de vista, al nivel de aquélla, no por ello dejaba de ser una buena novela.
A medida que lo iba leyendo, no obstante, no podía evitar sentirme decepcionado. ¿Era yo? ¿Eran mis expectativas demasiado altas, o quizás ya estaba algo saturado de tanto romano y del estilo del autor, después de cuatro volúmenes de “dimensiones épicas”? Recuerdo que, andando yo en esas dudas, me vino a la mente el título de una película argentina: “No sos vos, soy yo”. Pero no, no era yo; ahora que la he terminado ya estoy seguro. Esta novela está muy por debajo del nivel de la obra anterior del autor. Flojita, flojita. Una pena.

Sinopsis:
Circo Máximo es la segunda parte de la trilogía de Trajano, que comenzó con Los asesinos del emperador, un relato impactante, descomunal, descrito con un trepidante pulso narrativo destinado a trasladar al lector a la Roma imperial de los césares.
Circo Máximo es la historia de Trajano y su gobierno, guerras y traiciones, lealtades insobornables e historias de amor imposibles. Hay una vestal, un juicio, inocentes acusados, un abogado especial, mensajes cifrados, códigos secretos, batallas campales, fortalezas inexpugnables, asedios sin fin, dos aurigas rivales, el Anfiteatro, los gladiadores y tres carreras de cuadrigas. Hay también un caballo especial, diferente a todos, leyes antiguas olvidadas, sacrificios humanos, amargura y terror, pero también destellos de nobleza y esperanza, como la llama de Vesta, que mientras arde preserva a Roma. Sólo que hay noches en las que la llama del Templo de Vesta tiembla. La rueda de la Fortuna comienza entonces a girar. En esos momentos, todo puede pasar y hasta la vida del propio Trajano, aunque él no lo sepa, corre peligro.
Y, esto es lo mejor de todo, ocurrió: hubo un complot para asesinar a Marco Ulpio Trajano.

Crítica: Entretenida
Calificar a una novela como entretenida no es malo. Lo he hecho con otras, y lo he valorado de forma positiva. Lo malo es cuando tus expectativas van mucho más allá del mero entretenimiento: entonces, que sólo puedas calificarla como entretenida, empieza a no ser tan bueno, desde un punto de vista totalmente subjetivo. Por eso, para empezar diré que, objetivamente, y si no se compara con nada de lo anterior de este autor, esta novela es una buena lectura de entretenimiento, un librillo tipo best-seller bien ambientado en la antigua Roma que hará pasar un buen rato al lector. Si se sabe que es eso lo que se puede esperar, se disculparán sus carencias y sus defectos como algo frecuente en este tipo de obras, y se valorarán, por el contrario, sus virtudes (buena ambientación y documentación, principalmente). Si no conociera la obra previa del autor, mi reseña quedaría básicamente en esto, como he hecho con otras obras similares: una novela que entretiene y que está bien ambientada y documentada, y de la que no se debe esperar nada más. Pero la diferencia es que sí conozco la obra previa del autor. Y, aunque digan que las comparaciones son odiosas, creo que en este caso toca hacerlas.

Ya lo dije en mi reseña sobre el primer volumen de esta nueva trilogía, Los asesinos del emperador: que me daba la impresión de que se había querido estirar demasiado la historia, que la vida de Trajano, incluso aunque se ampliara para cubrir todo el convulso periodo anterior a él (que es lo que ocupa ese primer volumen) no daba para una trilogía. Fue un periodo soso, aburrido, si se lo compara con las guerras púnicas y los vaivenes políticos de la República que ocupaban la primera trilogía. Ni las campañas militares, ni los acontecimientos sociales, ni la aburrida política de la época imperial (repleta de conspiraciones y traiciones, sí, pero carente de verdadera escena política, como en toda dictadura) tenían parangón en este periodo con respecto al cubierto por la fantástica trilogía de Escipión.

Posteguillo rellenó el primer volumen hablándonos de los múltiples emperadores que se sucedieron en un corto periodo repleto de convulsas revueltas en la capital, y centrándose sobre todo en el loco Domiciano. Trajano no pintaba nada allí, pero había que hacer una trilogía para explotar el filón de ventas, y bueno, lo cierto es que Domiciano logró mantener el tipo. Hubo que rellenarlo con historias de gladiadores y otras historietas menores, y desde luego el nivel quedaba lejos de su obra anterior, pero, aunque la ficción cobraba bastante mayor peso allí, todavía la Historia, con mayúsculas (novelada, por supuesto, con todo lo que esto implica en cuanto a imaginación) seguía manteniendo un peso aceptable en el global del libro.

Ahora no. En Circo Máximo, la Historia, con mayúsculas, es secundaria. Se convierte aquí más bien en el marco en el que se desarrollan historietas variadas de aurigas, vestales, gladiadores y otros personajes nacidos únicamente de la imaginación del autor. La Historia con mayúsculas realmente no daba para más, y un par de batallas que tuvieron muy poco de épicas (especialmente si las comparamos con las increíbles campañas desarrolladas por Aníbal y Escipión) y la construcción de un puente, no dan para rellenar mil páginas de texto. No dan casi ni para cien.

Y no hay nada más: olvidados quedan ya los memorables discursos de la primera trilogía, las rivalidades políticas, el nacimiento del teatro… todo lo que nos hizo enamorarnos de Escipión, de Aníbal y de su época. Tampoco encontramos ya las fantásticas descripciones de la Roma republicana, en las que nos parecía estar deambulando por las callejas de la ciudad: aquellos libros transpiraban alma y pasión. Éste, no.

Quizás por ello, los defectos del autor, que siempre estuvieron presentes pero que pasaban prácticamente desapercibidos bajo un argumento colosal, salen aquí a la luz con más claridad que nunca. Y es curioso, porque el autor ha mejorado algo en su técnica (no he encontrado ya defectos tan flagrantes como las excesivas reiteraciones del libro anterior, o las coletillas repetidas decenas de veces en la trilogía de Escipión), pero en cambio se observan defectos mucho mayores que esos. Aparece ante nosotros un estilo que, sin haber sido nunca nada especial, resulta aquí de lo más pobre, plano, insulso… y casi infantil. Al centrarse en sus historias imaginarias (por falta de esa Historia real que le había guiado hasta ahora en todas sus anteriores novelas) han aparecido las tramas previsibles, inverosímiles e infantiloides. Sinceramente, este libro resulta, en ese aspecto, una perfecta novela juvenil, pero que por fuerza tiene que defraudar al lector adulto con algo de espíritu crítico. Todo ello por no hablar del abuso de la técnica del “suspense”, cortando las escenas siempre en el supuesto momento de mayor tensión, para pasar a otra escena diferente. Algo que al cabo de un rato provoca casi una sonrisa irónica en el lector, que sabe que cuando se retome ese momento de gran tensión todo se habrá dado la vuelta, el sufrido héroe habrá conseguido salir airoso de alguna forma improbable, y todo volverá a tener un final feliz… hasta que se vuelva a meter en líos a las pocas páginas. Lo siento, Santiago, pero tus lectores en general ya somos mayorcitos para estas tomaduras de pelo…

En fin, una pena. Una pena si uno esperaba algo del nivel de lo anterior, claro está. Porque si no, pues como decía al principio, se trata de una obra ligerita, amena, entretenida y que se lee bien, para pasar el rato. Con una buena ambientación y una correcta documentación, lo cual es siempre muy valorable, por supuesto, pero una novelilla más de romanos, gladiadores, corredores de cuadrigas, y héroes y villanos a tutiplén. En realidad el título está muy bien elegido: esta novela es un circo.

Posteguillo es un autor de best-sellers. Se lo ganó a pulso con sus primeras obras, y se lo tiene merecido. La pena, para sus lectores, es que a día de hoy parece que sigue escribiendo best-sellers… en la peor acepción de esa palabra. Supongo que en el fondo era inevitable: había que exprimir a la gallina de los huevos de oro, y sacar novelas como churros, aprovechando el tirón. No le culpo, seguramente todos haríamos lo mismo. Pero, como lector, permitidme que me lamente por ello.


Nota personal: 7 (intentando ser objetivo, considerándola como mera lectura de entretenimiento, y olvidando lo que pudo haber sido y no fue)

5 de noviembre de 2013

[Libros] Elogio de la madrastra – Mario Vargas Llosa (1988)

Sinopsis:
Con la sabiduría del meticuloso observador que es y gracias a la seductora ceremonia del bien contar, Vargas Llosa nos induce sin paliativos a dejarnos prender en la red sutil de perversidad que, poco a poco, va enredando y ensombreciendo las extraordinarias armonía y felicidad que unen en la plena satisfacción de sus deseos a la sensual doña Lucrecia, la madrastra, a don Rigoberto, el padre, solitario practicante de rituales higiénicos y fantaseador amante de su amada esposa, y al inquietante Fonchito, el hijo, cuya angelical presencia y anhelante mirada parecen corromperlo todo. La reflexión múltiple sobre la felicidad, sus oscuras motivaciones y los paradójicos entresijos del poder putrefactor de la inocencia, que subyace en cada una de sus páginas, sostiene una narración que cumple con las exigencias del género sin por ello deslucir la rica filigrana poética de la escritura.

Crítica: Un libro "raro"
Me resulta difícil definir este libro. Su lectura, pese a su brevedad, me resultó pesadísima, y sin embargo reconozco que las descripciones de Vargas Llosa en esta obra son magistrales: tirarse tres o cuatro páginas describiendo en todo detalle cómo el protagonista se lava los dientes, se quita los pelos de la nariz o evacúa en el váter, con todo lujo de detalles, jugueteando siempre con la hilaridad y al límite de la sordidez pero sin caer nunca en lo chabacano, es algo que sólo está al alcance de un genio de la literatura. Sólo por eso, merece la pena leerlo. Pero por lo demás... en fin, pues eso, una curiosidad que al menos se lee rápido.

Nota personal: ni idea de qué ponerle…

Citas de hoy

Un par de citas sobre el aprendizaje que son "verdades como puños":

Las lenguas son como instrumentos musicales: cuantos más conoces, más fácil es aprender otros.

El temor de un hombre sabio – Patrick Rothfuss

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Su estudio no me descubrió la magia del lenguaje. El aprendizaje obligatorio y la magia son enemigos por naturaleza.

La mujer de papel - Rabih Alameddine

29 de octubre de 2013

[Libros] El lector de cadáveres – Antonio Garrido (2011)

Sinopsis:
En la antigua China, sólo los jueces más sagaces alcanzaban el codiciado título de «lectores de cadáveres», una élite de forenses que, aun a riesgo de su propia vida, tenían el mandato de que ningún crimen, por irresoluble que pareciera, quedara impune. Cí Song fue el primero de ellos.
Inspirada en un personaje real, El lector de cadáveres narra la extraordinaria historia de un joven de origen humilde cuya pasión y determinación le condujeron desde su cargo como enterrador en los Campos de la Muerte de Lin’an a aventajado discípulo en la prestigiosa Academia Ming. Allí, envidiado por sus pioneros métodos y perseguido por la justicia, despertará la curiosidad del mismísimo emperador, quien le convocará para rastrear los atroces crímenes que, uno tras otro, amenazan con aniquilar a la corte imperial.
"Un absorbente thriller histórico, extraordinariamente documentado, en el que la ambición y el odio van de la mano con el amor y la muerte en la exótica y fastuosa China medieval."

Crítica: Tipo best-seller, pero de calidad

Me gustó mucho, un libro en principio ligero y muy entretenido, pero "con algo más". Es decir, es básicamente un libro tipo "best-seller", pero de calidad: una trama principalmente de aventuras con ciertos elementos policíacos y de intriga, en un contexto histórico y exótico: la China medieval. Pero lo que lo diferencia de cualquier otro libro de entretenimiento del montón, de esas lecturas de verano "de usar y tirar" (aunque a todos nos gustan, cada libro tiene su momento) es el trabajo de documentación que tiene detrás, y que se nota en el contexto, con esa fantástica descripción de la vida en la China de la época, que aporta a un libro que es básicamente de aventuras, un interesante marco de buena novela histórica.

Veamos, este libro es lo que es: si nos ponemos a analizarlo en profundidad, podremos criticarlo por tener una trama general poco verosímil (al pobre protagonista le pasa de todo, aunque al final siempre consigue salir más o menos airoso de sus múltiples entuertos), y detalles concretos bastante increíbles y cogidos por los pelos (por poner un ejemplo, a ver quién se cree que las moscas son capaces de detectar invisibles restos de sangre en un objeto que ha sido lavado, posándose masivamente sobre él). Pero, como decía, estos libros son lo que son: libros de entretenimiento y aventuras que se devoran sin pensar demasiado. En ese sentido, cumple bastante bien, con el añadido positivo de presentar un marco histórico bastante documentado, lo cual ya es bastante más que lo que tiene la media de este tipo de obras de entretenimiento puro.

En resumen, un libro de lectura fácil, muy entretenido y "enganchante", con una calidad por encima de la media en este tipo de libros, desde mi punto de vista.

Nota personal: 7,5

Cita de hoy

«Esto podría ser toda una vida —pensó—. Trabajar ocho horas al día forrando alambres para ganar dinero con que comer y pagar el sitio donde dormir, para continuar viviendo para volver a forrar más alambres. Hay gente que nace y vive sólo para llegar a esto. Claro que algunas de estas muchachas se casarán con hombres que llevan la misma existencia. ¿Qué ventaja sacan? Tener a alguien con quien conversar durante las contadas horas libres entre la salida de la fábrica y el momento de dormirse.»

Un árbol crece en Brooklyn – Betty Smith

24 de octubre de 2013

[Libros] Brooklyn Follies – Paul Auster (2006)

Es el primer libro que leo de Paul Auster. Tenía curiosidad por conocer a un autor tan renombrado, y elegí esta obra porque solía verla bastante recomendada por ahí. Luego, siguiendo cotilleando aquí y allá, he visto que sus principales seguidores denuestan un poco esta novela al considerarla algo “buenrollista y facilona”, y alejada, al parecer, del estilo habitual del autor. No lo sé; tendré que leer otros para opinar.

Sinopsis:
Nathan Glass ha sobrevivido a un cáncer de pulmón y a un divorcio después de tres décadas de matrimonio, y ha vuelto a Brooklyn, el lugar donde pasó su infancia. Hasta que enfermó era un vendedor de seguros; ahora que ya no tiene que ganarse la vida, piensa escribir El libro del desvarío humano. Contará todo lo que pasa a su alrededor, todo lo que le ocurre y lo que se le ocurre. Comienza a frecuentar el bar del barrio y está casi enamorado de la camarera. Y va también a la librería de segunda mano de Harry Brightman, un homosexual culto que no es quien dice ser. Y allí se encuentra con Tom, su sobrino, el hijo de su amada hermana muerta. El joven había sido un universitario brillante. Y ahora, solitario, conduce un taxi y ayuda a Brightman a clasificar sus libros... Poco a poco, Nathan irá descubriendo que no ha venido a Brooklyn a morir, sino a vivir.

Crítica: Agradable
Éste es uno de esos libros agradables, sobre gente más o menos corriente a los que les pasan cosas más o menos corrientes. Una especie de cuento o de fábula de la vida actual, aunque con un espíritu optimista. En este libro pasan cosas malas, sí, porque forman parte de nuestra vida, pero al final el mensaje que el lector termina sacando más o menos es que, pese a los sinsabores, la vida merece la pena vivirse.

La novela es un conjunto de historias cuyo nexo de unión es el personaje central, ya que todas esas historias les ocurren a él o a quienes tiene a su alrededor (familiares, amigos…). En general, son todos ellos personajes corrientes y a los que podríamos definir como algo “fracasados” en la vida, utilizando ese vocablo que tanto gusta a los americanos y que tan poco me gusta a mí. Gente a la que no le ha ido especialmente bien en la vida por unas razones o por otras; no son ricos ni guapos, sino por lo general más bien escasos de dinero o con algo de sobrepeso, o bien monas pero desgraciadas en el amor y en la vida en general… Pero sin estridencias, sin dramatismos: gente corriente en una vida más o menos corriente. Vale, a nadie le ocurren tantas cosas variopintas en su vida como ocurren en este libro, pero salvo por esa acumulación (lo contrario sería muy aburrido de leer), todas las situaciones resultan bastante realistas, algo que te podría llegar a pasar a ti.

Sobre el estilo de Auster, simplemente decir que es sencillo y directo, fácil de leer, totalmente accesible… casi “de gente corriente” también. Lo cual no es en absoluto negativo: de hecho, a menudo lo realmente difícil es escribir con total naturalidad. Eso sí, reconozco que me costó un poco entrar en el libro: hasta llegar a la tercera parte del texto, todavía me estaba preguntando cuándo iba a entrar en materia, parecía un amasijo de escenas inconexas. Luego ya le vas cogiendo el gustillo.

Como decía al principio, el libro es “buenrollista”, de esos que acaban bien (sin estridencias tampoco) y que te dejan un buen sabor de boca… aunque sin olvidar que los problemas también son parte de la vida.  No me ha parecido ninguna maravilla en ningún sentido, pero resulta agradable y cómodo de leer. Uno de esos libros que apetece meterse al cuerpo de vez en cuando.

Nota personal: 7

23 de octubre de 2013

Citas de hoy

Un par de citas con cierto humor negro, por parte de un escritor bastante especial (ambas del mismo libro):

Está tan delgada que o bien se está muriendo o bien es rica.

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La mayoría de las grabaciones de risas de la televisión se registraron a principios de los cincuenta. Hoy en día la mayoría de la gente a la que se oye reír está muerta.

Nana – Chuck Palahniuk

[Libros] Jezabel - Irène Némirovsky (1936)

Sinopsis:
Gladys Eysenach es acusada del asesinato de su presunto amante, un joven estudiante de apenas veinte años, y el caso levanta una enorme expectación en París. Gladys pertenece a esa alta sociedad apátrida que recorre Europa de fiesta en fiesta. Envidiada por las mujeres y deseada por los hombres, su vida se airea impúdicamente frente al juez. El público, impaciente por conocer cada sórdido detalle, no comprende que la rica y envidiada Gladys, comprometida con un apuesto conde italiano, haya perdido la cabeza por un joven anodino, casi un niño.

Crítica: Folletín psicológico
Lamento ser algo discrepante con la mayor parte de las críticas que ponen este libro por las nubes o poco menos… pero no me ha parecido para tanto.

Estamos ante una novela corta de índole psicológico; se trata de un buen retrato de una mujer obsesionada por su apariencia y por mantenerse eternamente joven y deseable. Esta obsesión condicionará su vida y a los que la rodean. Y hasta aquí puedo leer…

El argumento no está mal, y Némirovsky escribe bien… pero el resultado me ha parecido digamos que “discreto”. Es decir, no me ha disgustado, pero tampoco me ha apasionado, ni muchísimo menos. La verdad es que, aunque no me aburría su lectura, casi me daba pereza cogerlo. No me ha llegado.

En el fondo, el libro es un folletín. Un folletín bien escrito y con cierta sustancia, pero folletín al fin y al cabo: su contenido me ha resultado demasiado novelesco, demasiado “dramático” en el mal sentido del término, demasiado “romántico” no en el sentido amoroso, sino en el de la época del Romanticismo (sentimientos y situaciones algo extremas); en fin, casi podría decir que los personajes me han resultado un poco “sobreactuados”, poco reales.

Debo confesar que ya desde el principio quizás he empezado con mal pie: el modo en el que la autora nos introduce al personaje, tomando como excusa los discursos de jueces y fiscales durante un juicio, no me ha gustado nada. La razón es que pone en boca de jueces y fiscales declaraciones subjetivas y juicios de valor que en la vida real no son en absoluto propios de esas profesiones. Vamos, que en una película americana esas declaraciones irían acompañadas de decenas de exclamaciones de “protesto” por la parte contraria, y no digamos ya en boca de un juez… Némirovsky utiliza el recurso de contarnos cosas sobre la protagonista (la acusada) aprovechando esos discursos, pero estos resultan tan poco realistas en un marco legal como el de un tribunal, que me han empezado chirriando bastante.

Lo anterior no es más que una anécdota, en el fondo, pero creo que me ha hecho empezar con mal pie. No he observado más “fallos” de ese tipo en el resto del libro, solamente esa “sobreactuación” de los personajes ya comentada, pero lo cierto es que la novela no me ha dejado totalmente satisfecho. No me ha disgustado, no me parece mala en absoluto, y tiene la ventaja de ser muy corta, pero lo cierto es que tampoco le veo las múltiples cualidades que uno lee en algunas críticas.

Es solamente el tercer libro que leo de esta autora, pero por ahora es el que menos me ha gustado de los tres. En cualquier caso, seguiré “catando” otras de sus obras.

Nota personal: 5,5

Cita de hoy

Tenía defectos, pero ¿qué importa eso cuando se trata de asuntos del corazón? Amamos lo que amamos. La razón no entra en juego. En muchos aspectos, el amor más insensato es el amor más verdadero. Cualquiera puede amar algo por algún motivo. Eso es tan fácil como meterse un penique en el bolsillo. Pero amar algo a pesar de algo es otra cosa. Conocer los defectos y amarlos también. Eso es inusual, puro y perfecto.


El temor de un hombre sabio – Patrick Rothfuss

18 de octubre de 2013

[Libros] La caverna de las ideas – José Carlos Somoza (2000)

Tercer libro que leo de este curioso escritor. Hasta ahora, sus novelas no me han dejado indiferente, y ninguna se parece a otra. Podrá gustar o no, pero hay algo que no se le puede negar: originalidad.

Sinopsis:
Unos crueles asesinatos de jóvenes tienen lugar en la Atenas de Platón. Diágoras, miembro de la Academia platónica contrata al Descifrador de Enigmas, Hércules Póntor para que averigüe quién ha matado a un joven discípulo suyo, mutilándolo y arrancándole el corazón. Hércules pone en marcha su investigación. Al mismo tiempo, el traductor de la novela de Hércules empieza a observar inquietantes mensajes ocultos en el texto, y poco a poco le entran sospechas de que la muerte del anterior traductor, un tal Montalo, tiene que ver con lo que ocurre en ella...

Crítica: Una novela muy original
No sé muy bien como hablar de esta curiosa obra, excepto aludiendo a su originalidad. Tampoco quiero dar demasiados datos, porque gran parte de la “gracia” del texto es ir descubriéndolo, pero diré que leer este libro es como leer la traducción de una obra clásica repleta de anotaciones personales del traductor. En cierto modo, no se trataría de la versión definitiva con las típicas notas al pie frías e impersonales, sino que sería más bien un borrador, con anotaciones personales del traductor, en las que vamos leyendo sus pensamientos, sus dudas y opiniones sobre la obra a medida que la traduce. Estas notas se convierten también en una especie de diario personal en el que comenta conversaciones que tiene con otras personas acerca de este trabajo.

Así, vamos leyendo el texto griego (una historia en cierto modo detectivesca en la Atenas antigua) intercalado con estas anotaciones, cuando empiezan a suceder cosas “extrañas”: por momentos, parece como si los personajes de la obra fueran conscientes de la presencia del traductor y se dirigieran a él. Poco a poco, realidad y ficción parecen ir difuminando sus límites…

¿Me ha gustado el libro? Digamos que me ha entretenido. Lo he leído con ganas, no me ha aburrido en ningún momento, y todo el tiempo ha mantenido mi curiosidad por saber qué estaba pasando, y en qué iba a desembocar todo ese enredo. No me ha entusiasmado, pero lo he leído con curiosidad e interés, que no es poco. El final me ha parecido algo flojillo, aunque supongo que cerrar esta historia no era fácil. Pero, en conjunto, me ha parecido un libro interesante y, sobre todo, refrescante. No se parece a ningún otro. Y eso tiene su valor. Pero no sé, no puedo quitarme de encima la sensación de que no se ha sabido aprovechar del todo el potencial que ofrecía la idea central del texto (la pérdida de los límites entre la realidad y la ficción): la verdad es que esperaba más.

Nota personal: 6,5

Cita de hoy

Esta cita es casi un minirelato en sí misma:

Siguió mirando los pies del viejo, imaginando que en su tiempo ese anciano también había sido un niño, un bebé limpio, suave, a quien su madre besaba los piececitos rosados. Tal vez cuando tronaba de noche su mamá se inclinaba sobre la cuna, tierna y solícita, le arrullaba para que no tuviese miedo, le decía que allí estaba ella, luego lo alzaba y colocando la mejilla contra su cabeza le decía que era su niño, su niño querido. Y continuó pensando que podía haber sido un chico como su hermano, uno de esos que entran y salen de casa dando portazos, y que mientras las madres les reprochan su conducta sueñan con poder llegar a ser un día presidentes. Después habría sido un muchacho fuerte y feliz, y cuando pasara por la calle las mozas se volverían para mirarle y sonreírle, y él guiñaría el ojo a la más bonita. Seguramente se había casado, había tenido hijos que le considerarían el papá más prodigioso del mundo por ser buen trabajador y por los juguetes que les regalaba para Navidad. Ahora sus niños también se estarían haciendo viejos, tendrían hijos y nadie querría cargar con el anciano. Quién sabe si no estarían esperando que muriese de una vez. Pero él no deseaba morir; quería seguir viviendo, a pesar de la carga de sus años y la falta de motivos para ser feliz.


Un árbol crece en Brooklyn – Betty Smith

12 de octubre de 2013

Citas de La Segunda Guerra Mundial, de Antony Beevor.

(Puedes leer la reseña del libro aquí)

Nota: Advierto que la mayoría de estas citas son muy duras. Por otra parte, me doy cuenta ahora de que la mayoría de las citas que recojo aquí revelan atrocidades contra el pueblo alemán; no hay ninguna intención oculta en esta selección, y la razón es muy simple: decidí empezar a recopilar citas al final de mi lectura del texto, cuando la guerra había dado la vuelta definitivamente a favor de los aliados; pero el libro muestra las mismas atrocidades cometidas por todos los bandos (sin olvidar, por supuesto, los incomparables  crímenes masivos contra la humanidad cometidos por el régimen nazi).

El suelo está cubierto de cadáveres de alemanes. Lo que ha pasado aquí deja pequeños los sucesos de la carretera de Minsk en 1944. Anda uno pisando cadáveres, se sienta uno a descansar sobre cadáveres, pone uno la comida encima de cadáveres. A lo largo de unos diez kilómetros hay dos cadáveres de alemanes por metro cuadrado...

Sus corazones parecen ahora de piedra. Si alguna vez les dices: "¡Soldado, no deberías liquidar a este  Hans! Que construya de nuevo lo que ha destruido", te mira desde debajo de las cejas y dice: "Se llevaron a mi mujer y a mi hija". Y dispara su pistola. Tiene razón.

Cuando sus tropas lograron finalmente entrar en la ciudad fortaleza no tuvieron piedad, ni siquiera con los civiles de las casas que tenían colgadas sábanas blancas en las ventanas en señal de rendición. Al cabo de poco tiempo las mujeres suplicaban ya a sus agresores que las mataran. En todas direcciones se oían gritos desgarradores procedentes de las ruinas. Miles de civiles y militares se suicidaron.

Algunos americanos se dedicaron a decapitar cadáveres enemigos, cuyas cabezas hervían a continuación para vender los cráneos cuando regresaran a los Estados Unidos.

La navaja la utilizaban para cortar los dedos y las orejas a los alemanes muertos a modo de trofeo. Pero causaron el terror entre la población civil italiana y se contaron casos de violaciones brutales, a los que los oficiales franceses tendieron a restar importancia por considerarlos el precio que suele cobrarse la guerra.

Hasta donde alcanza la vista hay cadáveres de mujeres, ancianos y niños, entre montones de ropa y de carretas volcadas... Está oscureciendo. Nos ordenan encontrar un lugar en el que pasar la noche en alguna de las localidades alemanas situadas fuera de la carretera. Me llevo a mi pelotón a una aldea a dos kilómetros de la carretera. En todas las habitaciones hay cadáveres de niños, ancianos y mujeres que han sido violadas y tiroteadas. Estamos tan cansados que no prestamos atención a nada. Estamos tan cansados que nos tumbamos en medio de los cadáveres y nos dormimos

Los hombres eran obligados a salir a tierra de nadie para desnudar a los camaradas muertos, recoger sus uniformes e incluso su ropa interior para vestir a los nuevos reclutas.

Los soldados se quejaron de que su línea de avance no ofrecía «ni mujeres ni botín», anotó un oficial de morteros, que decía de sus hombres que eran «unos tíos increíblemente valientes, pero también unos golfos de tomo y lomo». «No tardó en encontrarse una solución», escribió. «Se mandaba por turnos a una cuarta parte de los soldados a Mor, donde se adueñaban de las casas y de las mujeres de la localidad que no habían logrado escapar ni esconderse. Se les concedía una hora. Y a continuación venía el grupo siguiente. Usaban a las mujeres desde los catorce hasta los cincuenta años.

La escasez de alimentos hizo que las tropas niponas vieran en la población local y en los prisioneros una fuente de proteínas. El recluta Enomoto Masayo confesaría más tarde haber violado, asesinado y descuartizado a una joven china. «Yo ya trataba de escoger lugares en los que abundara la carne», añadiría. Luego compartió la carne con sus camaradas. La describió como «rica y tierna. Creo que era más sabrosa que la de cerdo». Ni siquiera su oficial al mando lo reprendió cuando el caníbal le reveló el origen de su banquete.

[Libros] La segunda guerra mundial - Antony Beevor (2012)

Sinopsis:
La segunda guerra mundial constituye la culminación de toda una carrera dedicada a la investigación y la narración históricas. Armado con la erudición más actualizada, apoyándose en un descomunal trabajo de investigación en el que siguen prevaleciendo las cartas y los diarios de los combatientes, y desplegando sus asombrosos recursos narrativos -que le permiten casar los grandes acontecimientos con las anécdotas más reveladoras-, Beevor nos muestra aquí el inmenso retablo de una guerra que se extendió desde el Atlántico Norte al Pacífico Sur, desde las nevadas estepas septentrionales a los áridos desiertos del norte de África; desde la jungla de Birmania hasta las fronteras de la Europa oriental; desde los prisioneros del Gulag reclutados para los batallones de castigo hasta las indecibles crueldades de la guerra entre China y Japón.
Aunque Beevor se enfrenta a un panorama gigantesco, jamás pierde de vista a los soldados rasos o a los civiles cuyas vidas fueron destruidas por las fuerzas titánicas desencadenadas en una guerra cuya historia sigue asombrándonos y emocionándonos como ninguna otra.

Crítica: Magnífica labor de síntesis global
Sobe la Segunda Guerra Mundial se ha escrito muchísimo. 70 años después de su finalización, parece difícil que se pueda decir algo nuevo, así que ¿qué aporta esta nueva obra sobre el tema, y por qué ha ido su publicación rodeada de tanto bombo y buenas críticas?

Podríamos pensar que esto último es más bien cuestión de márketing (lo vemos demasiadas veces, alrededor de publicaciones que luego cuando las lees te dejan totalmente frío), pero lo cierto es que en esta ocasión debo reconocer que todos los halagos son merecidos. Porque es realmente difícil condensar en una obra como ésta (extensa en términos globales, pero reducida para un tema de esta magnitud) toda la complejidad y los diferentes aspectos de un periodo histórico tan complejo como el del segundo conflicto mundial.

Y es que Antony Beevor no se centra únicamente en las acciones bélicas, sino que presta igual atención a los aspectos políticos y humanos del conflicto, siempre con una objetividad más que destacable. El autor no duda en adentrarse en las personalidades de políticos y generales de los diferentes bandos, analizando cómo sus opiniones y decisiones influyeron en el curso de la guerra. Así, no duda en desmitificar a grandes personajes de la historia como Churchill, McArthur o Montgomery (entre muchos otros) mostrando sus manías, sus obsesiones, sus errores o sus egos de estrella de cine, y cómo todo esto a veces condicionaba sus acciones.

También el lado humano está perfectamente reflejado en esta obra, a través de declaraciones de personas de a pie, extraídas de cartas de combatientes, reseñas de corresponsales de guerra o entrevistas a supervivientes. Nada se escapa al escrutinio de Beevor: ni las atrocidades cometidas por todos los bandos en los diferentes frentes (aunque siempre se han cargado las tintas en alemanes, japoneses y rusos, no ha sido hasta ahora nada frecuente encontrar testimonios de las atrocidades cometidas por franceses o norteamericanos, por ejemplo) ni los sentimientos internos de quienes se encontraban tanto entre los vencedores como entre los vencidos. Testimonios y anécdotas bien escogidos que a menudo ofrecen un retrato de la guerra mucho más vívido que la pormenorizada descripción de la estrategia de cualquier batalla.

La política internacional, las políticas internas de las naciones en conflicto, las acciones bélicas, las tensiones y rivalidades entre aliados, y los sentimientos y sufrimientos de los combatientes y la ciudadanía, todo ello encuentra su hueco en esta magnífica obra que califico de síntesis global, por esa capacidad de reflejar en relativamente pocas páginas (a pesar de tratarse de un libro extenso) los múltiples y complejos aspectos de este período histórico.

A destacar, también, que el haber sido escrito tras la caída de la Unión Soviética, ha permitido a Beevor bucear en multitud de archivos y publicaciones rusas, inaccesibles a los historiadores hasta hace unos cuantos años. Aunque el trabajo de Beevor es en su mayor parte una labor de recopilación de las investigaciones llevadas a cabo por multitud de historiadores individuales, el presentar todos los datos conjuntamente resulta de gran valor para el lector no especializado. Y el intercalar los testimonios personales de civiles y militares le da a esta obra un toque humano que le aporta un valor especial, desde mi punto de vista.

Sólo he encontrado un detalle negativo, aunque es tan puntual que puede calificarse de anecdótico; me refiero a una ocasión en que Beevor lanza una hipótesis personal sin ningún respaldo de ningún tipo más que su propia opinión. Me refiero a cuando dice que Stalin estaba tan obsesionado por llegar primero a Berlín (esto sí es un hecho) que en caso de haberse topado con los aliados por el camino seguramente habría sido capaz de atacarlos para evitar que llegasen primero; esto es un juicio de valor que no viene a cuento, se puede pensar así o no, pero no es más que una opinión personal que realmente no pinta nada en el texto, y que afortunadamente no he visto repetirse a lo largo del libro.

No estamos ante una obra exhaustiva, por supuesto; no puede serlo. Quien busque más detalles sobre aspectos más concretos tendrá que acudir a obras más especializadas, ya que la Segunda Guerra Mundial contiene en su interior centenares de historias que dan cada una de ellas para llenar un libro. Pero se trata, sin duda, de una gran obra para adentrarse de forma a la vez sintetizada y global en lo que probablemente fue el evento histórico más importante del siglo XX, y que en muchos aspectos marcó la evolución del mundo hasta nuestros días.

Nota personal: 10

P.D.: No puedo evitar dejar algunas muestras que me han impresionado, algunas citas extraídas del libro. Corresponden a la parte humana a la que hacía referencia en la reseña. No es que lo considere lo mejor del libro; la parte política, o la descripción de las rivalidades y debilidades de los diferentes mandos, me han gustado mucho igualmente… pero el lado humano impresiona. Dado que son bastantes, las recogeré en la siguiente entrada.