Tenía pendiente este libro hace meses,
desde que lo leyó mi mujer y me lo recomendó fervientemente. “Te va a
encantar”, me decía una y otra vez, “es diferente, no es lo que esperas”, me
repetía. Pero me daba pereza. Por un lado, ya conocía muy bien el tema, había
leído mucho sobre ello y visto muchas películas; y, por otro lado, por alguna
razón sentía que no era el momento. Además, lo reconozco, la sinopsis me olía
mal: desprendía cierto tufillo a sentimentalismo barato.
Finalmente, este mes decidí ponerme
con él. Y ha resultado ser, para mí, el libro del año.
Ah, y por favor, olvidad la última
frase de la sinopsis, que aunque pretende ser puro marketing, seguro que
provoca repelús a muchos de los que hayan sufrido la lectura del pijamita de
marras… Afortunadamente, se parecen como un huevo a una castaña.
Sinopsis:
Todo
lo que cabe en los bolsillos es la historia de Mika, un chico judío que hereda
el abrigo de su abuelo y encuentra en un bolsillo secreto una marioneta. Al
principio la usa para entretener a los chicos del gheto pero pronto se verá
obligado a hacerlo ante los soldados. Cuando se libera el gheto, las marionetas
pasan a manos del soldado nazi Max y llegan con él a Siberia, salvándolo de la
misma manera que lo hicieran con Mika. La nieta de Max heredará las marionetas
después de la muerte de su padre. Años después las llevará a Nueva York, donde
se encontrarán con Mika en su lecho de muerte.
Fascinante
y sobrecogedora, Todo lo que cabe en los bolsillos es una historia de coraje y
redención que apelará a los sentidos de todos aquellos que hayan leído El niño
con el pijama de rayas.
Crítica personal: Simplemente, maravilloso
Me resulta difícil reseñar este libro,
porque sé que nada de lo que pueda decir será capaz de transmitir lo que te
transmite esta novela. Puedo hablar, y hablaré, de su contenido, de su estilo,
de mi opinión subjetiva… pero la principal virtud de este libro está en lo que
te hace sentir, y eso sólo se puede descubrir leyéndolo. Pese a todo, intentaré
hacer una descripción lo más objetiva posible:
Este libro consta de dos historias
entrecruzadas: la de un niño judío del gueto de Varsovia, y la de un soldado
alemán. La primera parte, la protagonizada por Mika, servirá para descubrimos
en detalle y con rigor toda la historia del gueto de Varsovia, con sus
diferentes fases: el confinamiento, el hacinamiento y la hambruna, seguidos por
las deportaciones a los campos, el heroico levantamiento en armas de sus
habitantes, y la posterior destrucción total del gueto por parte de las tropas
nazis.
En la segunda parte seguiremos leyendo
la historia de otras víctimas de la guerra; la de los verdugos ahora
convertidos en prisioneros del gulag, sometidos a unas condiciones similares a
las que ellos impusieron a los judíos por toda Europa.
El libro consta de una tercera parte,
en cierta manera a modo de epílogo, en la que los descendientes de aquellos
protagonistas de uno y otro bando, se reencuentran, en ambos casos cargando a sus
espaldas las historias, sufrimientos y remordimientos de sus antepasados.
Ya he dicho que el libro me ha
encantado, y también he dicho que me resultará muy difícil explicar el porqué,
ya que ese porqué está basado principalmente en las emociones que provoca su
lectura, y que no son, como uno podría esperar a priori, las que provocaría un
libro que busca la lágrima fácil o repleto de sensiblería barata. Ni mucho
menos. Creo que la principal virtud del libro está en cómo consigue meterte en
la piel de sus personajes. Y en cómo consigue que puedas llegar a imaginar, aunque
sea de lejos (porque creo que es inimaginable llegar a sentir lo que debió ser
aquello en realidad) lo que pensaban, lo que sentían, las preguntas que se
hacían, sus dudas, temores, anhelos y remordimientos.
Curiosamente, creo que para mí la
parte más emotiva del libro está en su segunda mitad, justamente en aquella
parte que transcurre fuera del gueto y tras el fin de la guerra. La historia
del gueto es emocionante, cautivadora y muy dura, por sí sola ya constituye una
gran novela; pero la historia posterior es tan cautivadora, psicológicamente,
como todo lo anterior. Los remordimientos, tanto de víctimas como de verdugos,
las preguntas que se hacen a sí mismos, “¿por qué hice aquello?”, “¿por qué no
hice esto otro?”…. Apasionante y estremecedor, y creo que tremendamente
realista. Víctimas que arrastraron toda su vida el trauma de lo que sufrieron y
lo que vieron, e, incluso, el sentimiento de culpabilidad por sobrevivir, como
tan dura y magníficamente reflejó Primo Levi en sus escritos (sentimiento de culpabilidad
que llevó a muchos supervivientes al suicidio, años después); y alemanes que,
sin duda en muchos casos, arrastraron toda la vida el peso de la culpabilidad,
fuera ésta activa o pasiva.
El libro emociona, atrapa y conmueve,
pero además instruye. La historia del gueto de Varsovia está reflejada con una
fidelidad enorme en todos los sentidos:
la descripción de las calles, de los edificios, de la vida en el gueto… la
gestación del alzamiento en armas… Incluso se introducen en la historia
personajes históricos reales, como el líder de los guerrilleros o el director
del orfanato, entre otros. Esta parte es, por sí sola, una notable novela
histórica.
Aunque con mucho menor grado de
detalle, también resulta destacable la descripción del gulag siberiano, los
campos de trabajo soviéticos en los que murieron no sólo millones de
prisioneros de guerra alemanes, sino también millares de ciudadanos rusos víctimas
de la paranoia estalinista.
Pero no, no estamos sólo ante una
buena novela histórica impregnada de reflexiones y sentimientos; a todo ello,
hay que sumarle un poquito de “magia”, o de poesía, un elemento como de cuento:
las marionetas. En el fondo, ellas son el hilo conductor de la historia. Como
en un cuento, como en una fábula repleta de horror y sufrimiento, una marioneta
va pasando de mano en mano desde la creación del gueto en 1940 hasta un
hospital de Nueva York en 2009. Como un amuleto, como un objeto cargado de
esperanza, la marioneta es testigo mudo de todo el horror que se extendió por
Europa como consecuencia de la guerra. Y, convertidas en un recurso magistralmente
empleado por la autora de la novela, las marionetas son casi un protagonista
más, entrañable, a lo largo de toda esta historia.
Hay también elementos de cierta
fantasía en la historia, pero que personalmente he tomado como una licencia
poética que no estropea el resultado. Me refiero a situaciones poco creíbles,
como el abrigo lleno de un laberinto de bolsillos en los que es posible guardar
cualquier cosa sin que nadie sea capaz de descubrirlo… o la posibilidad de
ocultar personas debajo de un abrigo delante de las narices de otros.
Personalmente me lo he tomado como eso, como
parte de ese elemento “de cuento” que también tiene el libro, aunque
entiendo que si alguien se los toma “en serio”, pueden quitarle mucha
credibilidad a la historia.
Sé que alguno estaréis pensando en que
todo esto huele un poco a ñoño, a impostado, a recursos hábilmente utilizados
por el autor para provocar sentimentalismo en el lector. Sí, sé que algunos lo
pensáis, porque yo mismo esperaba encontrarme algo así antes de empezarlo, tras
leer la sinopsis y algún que otro comentario. Supongo que por eso era tan escéptico.
Pero el libro me ha parecido mucho más serio que el simple producto sensiblero
y de aspiraciones superventas de un autor hábil. No hay aquí sentimentalismo
barato, en absoluto. Hasta he visto detalles de todo lo contrario; sutiles, a
veces, pero que están ahí, detalles cuidados que, sumados unos a otros, son los
que dan solidez al texto. Como el odio sutil que se desprende de toda la
historia protagonizada por Mika; en ella, los alemanes no son tales: son “las
ratas”. Con la mayor naturalidad del mundo, ésta es la forma de designarlos en esa
parte de la historia. Una simple palabra capaz de transmitir más que muchos
libros completos. Detalles como éste son, desde mi punto de vista, signos
de inteligencia y buen hacer por parte de su autora (novel, por cierto; todo un descubrimiento
al que habrá que seguir la pista). Claro que también puede ser que, pese a mi
prevención, simplemente sea que he caído totalmente en la trampa de una autora
habilidosa a la hora de jugar con los sentimientos del lector... En cualquier
caso, me ha encantado, que es lo que importa.
Poco más puedo decir, y sin embargo
siento como si no hubiera sido capaz de decir nada aún. Porque éste es uno de
esos libros que hay que leer para poder entenderlos. Como ya he dicho, a pesar
de haberlo empezado con mucho escepticismo, se ha convertido para mí en el
libro que más me ha gustado de todo este año. Un gran libro, en todos los
sentidos.
Nota personal: 9,5
Yo tambien he leido el libro y me ha gustado mucho la forma tuya de comentarlo.
ResponderEliminaramí el leer libros me suele aburrir pero este me engancho desde el primer momento. lo empece en el verano y en menos de una semana lo acabé.
Gracias
¡Un saludo!