Nunca había leído a
Faulkner, y tenía curiosidad por saber a qué debía su gran prestigio. También
lo temía un poco, pues tenía fama de no ser un autor fácil de leer… pero el
resultado la verdad es que no ha estado mal. Al menos, me ha gustado más que su
compatriota, y contemporáneo, Hemingway.
Sinopsis:
Lee Goodwin es acusado de asesinato. El escenario
del crimen es una casa oculta entre los árboles que alberga una destilería
ilegal. Allí viven, entre otros, Ruby, una mujer que ha renunciado a todo por
Lee, y Popeye, un sádico gánster marcado por una infancia terrible. El abogado
Horace Benbow lucha para que Goodwin no sea juzgado por ser quien es, sino por
los actos de los que le acusan. Para ello necesita la ayuda de Temple Drake,
una adolescente que siente una extraña atracción por el peligro. Pero Temple ha
desaparecido. Santuario fue la obra que dio a conocer a William Faulkner al
gran público. Una historia escalofriante en la que caben toda la fuerza y la
originalidad del genial novelista estadounidense.
Comentario personal: Una novela negra algo
retorcida
Ésta es una novela
negra en toda regla. Pero, además, como comento en el título, algo retorcida. Retorcida
por expresa voluntad de su autor, quien, con un estilo nada amable con el
lector, pero al mismo tiempo extrañamente cautivador, exige un esfuerzo
superior al habitual para seguir la historia.
Estamos ante un relato
de la América profunda en tiempos de la depresión. Una novela negra en la que
la mayoría de sus personajes pertenece a los estratos más bajos de la sociedad,
y en la que nos enfrentamos a una brutal violación y a un asesinato, y a la
posterior acción de la justicia frente a estos actos. Pero lo que hace especial
el texto es el peculiar estilo del autor.
Nos hallamos ante lo
que yo suelo llamar “una novela puzle”,
en la que la información se aporta de forma desordenada, en la que se
esconden hechos al lector para dosificárselos poco a poco más adelante. Pero en
este caso ni siquiera es una novela puzle “habitual”; en este caso, además, al
puzle le faltan piezas. Porque hay fragmentos de la historia que nunca se
aclaran, y que hay que intuir o imaginar.
Por eso decía que el
texto no es nada amable con el lector, y que se exige de éste un esfuerzo poco
habitual. Pero, al mismo tiempo, esto puede resultar extrañamente atrayente. La
verdad es que termina uno la novela con montones de preguntas en su mente, pero
quizás es eso lo que la hace más especial.
No obstante, el estilo
de Faulkner (al menos en esta novela, ya que al no haber leído otras no puedo
generalizar) no es peculiar solamente por eso, sino también, desde mi punto de
vista, por otras dos razones. Una de ellas está algo relacionada con la falta
de información a la que aludía antes, y es la escasa profundización en las
motivaciones de los personajes. No se puede decir que sean personajes
superficiales, no es eso, de hecho creo que se hace un buen retrato de todos
ellos, pero nunca llegamos a saber muy bien lo que piensan o por qué actúan
como actúan. En cierto modo, el autor se limita a presentarnos unos hechos (con
algunos detalles escamoteados, como decía antes) y es el lector quien debe interpretarlos;
lo cual, a veces, es complicado. Personalmente, no he conseguido comprender las
acciones de alguno de los personajes de la novela. Pero, en el fondo, eso pasa
en la vida misma, donde a menudo no comprendemos por qué alguien actúa del modo
que actúa. Probablemente el autor sabe por qué… pero se lo guarda.
Y el otro detalle
peculiar del estilo de Faulkner al que hacía referencia es su estilo literario
en sí. Porque, en general, la novela está escrita con un estilo sencillo (en su
forma, que no en su fondo) y directo en su mayor parte, pero de vez en cuando
se intercalan pequeños fragmentos descriptivos que parece como si hubieran sido
escritos por otra persona. De repente, nos aparece un párrafo con una
descripción casi poética, o incluso a veces casi diría que “excesivamente
florida” en su forma, y que contrasta brutalmente con todo lo anterior. Son
pequeños instantes dispersos a lo largo del texto, pero que resultan chocantes…
aunque funcionan.
En fin, debo reconocer
que el libro y su autor me han resultado curiosos, interesantes. No es una
lectura del montón, y probablemente no guste a todo el mundo, pero no porque
resulte difícil o pesada de leer (ya digo que el estilo, en su mayor parte, es
sencillo y directo), sino porque resulta compleja de asimilar, o de entender;
porque exige reflexión.
Personalmente, no
puedo decir que el libro me haya entusiasmado, pero sí me ha interesado y
sorprendido en determinados aspectos. No descarto seguir leyendo alguna otra
obra de Faulkner (dosificada en el tiempo, eso sí).
P.D.: En cuanto al
título… supongo que es otra de esas cosas que te hacen pensar. Yo todavía no le
he encontrado la relación con el texto (será que soy algo corto…).
Nota personal: 7
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