Africanus, el hijo del cónsul
Las legiones malditas
La traición de Roma
Sinopsis:
A finales del siglo III a. C., Roma se encontraba al borde de la destrucción total, a punto de ser aniquilada por los ejércitos cartagineses al mando de uno de los mejores estrategas militares de todos los tiempos: Aníbal. Su alianza con Filipo V de Macedonia, que pretendía la aniquilación de Roma como Estado y el reparto del mundo conocido entre las potencias de Cartago y Macedonia, constituía una fuerza imparable que, de haber conseguido sus objetivos, habría determinado para siempre el devenir de Occidente. Pero el azar y la fortuna intervinieron para que las cosas fueran de otro modo. Pocos años antes del estallido del más cruento conflicto bélico que se hubiera vivido en Roma, nació un niño que estaba destinado a cambiar el curso de la historia: Publio Cornelio Escipión.
Crítica personal: De lo mejor que he leído en muchos años
Magistral. Sublime. No encuentro adjetivos… Uno de los libros (entendiendo toda la trilogía como uno, porque realmente los veo así) que más me han apasionado en muchos, muchos años.
Probablemente no sea una obra maestra de la literatura, probablemente su autor no es ningún genio de las letras… pero ha sabido hacer una obra a la vez rigurosa, tremendamente amena y adictiva, y con la que además sientes que aprendes algo en cada página. Una obra magnífica.
Con la trilogía de Escipión, te sientes trasladado a la Roma republicana. No es un tópico: es la pura verdad. Te parece estar andando por sus callejuelas, respirando el hedor de la cloaca máxima o combatiendo con tu pillum junto a los vélites y los hastati en las legiones. Incluso aprendes latín sin darte cuenta, y pronto expresiones como entrar en tu domus para tomar un vaso de mulsum reclinado en el triclinium, o mojar tu stylus en attramentum para escribir en unas schedae, te parecen de lo más normal. Asistes a las sesiones del senado, te metes en los entresijos y maquinaciones de la política, te emocionas o te indignas con los discursos de unas y otras facciones, y asistes también emocionado a los orígenes del teatro romano, mientras, de pie entre el público (aún no hay ni sillas –o sellae-) compartes las carcajadas en el estreno de una obra de Plauto.
Y asaltas ciudades, te ves arrollado por una carga de la caballería númida, o contemplas aterrorizado cómo se aproximan a toda velocidad sobre ti los elefantes de Aníbal. Sufres con ellos, te alegras con ellos o te entristeces con ellos. Cómo decirlo… realmente VIVES el libro.
Esto no es una biografía de Publio Cornelio Escipión, el Africano. Tampoco es una biografía de Aníbal, ni un relato de la vida en la Roma republicana, ni un libro de batallas, ni una novela de aventuras. Y, al mismo tiempo, es todo eso, y más. Mucho más. Es una obra apasionante, con una multitud de personajes en los que a menudo es difícil hablar de un único protagonista, porque todos tienen un papel relevante y, lo que es aún más importante y más difícil, casi todos aparecen revestidos de un carisma tan tremendo, que te atrapan sin remedio. ¿Se nota que me ha gustado el libro? No: me ha encantado.
Como decía al principio, cuando hablo de “este libro” no me refiero sólo a uno, sino a los tres. Es cierto que, aunque conviene leerlos en orden, se puede abandonar la lectura al final de cada uno de ellos, porque todos terminan con el cierre de algún episodio importante. Pero si te atrapa como a mí la historia que se cuenta en ellos y la magistral forma de contarla que tiene su autor, no podrás abandonar la lectura hasta la última página del tercer libro. Al menos, así me pasó a mí: tres libros de más de 800 páginas cada uno en papel, que me leí uno tras otro sin descanso, y buscando el más pequeño rato libre para volver a la lectura.
Y no podría decir que uno de los volúmenes sea mejor que otro: los tres son complementarios, y los tres magníficos.
El primer libro narra la expansión de Cartago, primeramente en la península ibérica para terminar con Aníbal amenazando las mismas puertas de Roma, la cual sufre una derrota tras otra hasta que Publio Cornelio Escipión, aún un jovenzuelo, consigue ponerse al mando de unas legiones y empieza a darle la vuelta a la situación con la conquista de Cartago Nova (Cartagena).
En el segundo, la situación se invierte: Escipión lleva la guerra a Africa, y Aníbal tiene que empezar a combatir a la defensiva, hasta la increíble batalla final de Zama, donde Escipión desarrolla una estrategia realmente genial para enfrentarse a los invencibles elefantes del cartaginés.
El tercer libro, quizás más político, nos cuenta el después de la derrota de Cartago; la carrera política de Escipión en Roma y el exilio de Aníbal, que sigue usando su genio militar como asesor de otros reinos en Oriente Próximo. La muerte de ambos, Aníbal y Escipión, cierra la trilogía. Pero este esquema puramente histórico dice muy poco de lo que realmente hay en los tres libros: forma de vida, cultura, amistades y odios, amores e intrigas políticas, batallas y fiestas…
¿Significa todo esto que es un libro perfecto? Por supuesto que no; puestos a sacar pegas, puede tener en ocasiones algún defectillo de estilo, alguna muletilla utilizada más de la cuenta, cosas así… Pero sus virtudes son tantas y tan grandes que eclipsan sus posibles pequeños defectos hasta hacerlos despreciables.
En fin, sólo os digo una cosa más: animaros a empezar el primero, y si no os gusta, siempre podréis dejarlo. Pero dudo mucho que podáis hacerlo…
Nota personal: 10/10
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