Hoy, un poco de humor y de ironía:
Jamás debe reconocerse un pedo en
público. Ésa es la ley no escrita, la única norma protocolaria que debe
seguirse estrictamente en la etiqueta norteamericana. Los pedos no salen de
nadie ni de ningún sitio en concreto; son emanaciones anónimas que tienen su
origen en el conjunto del grupo, y aunque hasta el último de los presentes
pueda señalar al culpable, la única actitud sensata consiste en negarlo.
Brooklyn Follies - Paul
Auster
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Los senadores habían mostrado mucha más
templanza al mentir. La experiencia era importante en estos casos.
Circo Máximo – Santiago Posteguillo
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