27 de diciembre de 2014

[Libros] El señor Ibrahim y las flores del Corán – Eric Emmanuel Schmitt (2004)

Últimamente leo muchos libros sin saber por qué. Me explico: se trata de libros sobre los que leo alguna crítica positiva en algún sitio, que me da indicios de que el libro tiene buena pinta, que me podría gustar. Entonces, me lo apunto en la “cartera de pendientes”. Lo que pasa es que, generalmente, cuando rebusco “en la cartera” en busca de mi próxima lectura, en muchos casos ya ni me acuerdo de qué va el libro ni por qué está allí. Y a veces acierto, y a veces no. Y en otras ocasiones, ni fú ni fá. En esta ocasión ha sido más bien un caso de estos últimos.

Sinopsis:
Moisés es un niño judío que vive en Paris con su padre. El Serñor Ibrahim, un anciano árabe, regenta una tienda de ultramarinos en la misma Calle Azul en la que vive Moisés, y será allí donde éste empezará a comprender la vida adulta y dejará atrás su infancia. Con un padre permanentemente afligido por el abandono de su esposa, preocupado constantemente por su trabajo y por sus libros de leyes, Moisés acepta casi sin darse cuenta la amistad incondicional que le brinda el Señor Ibrahim. En su tienda hablarán sobre los sucesos cotidianos y sobre las cosas de la vida. Una amistad pausada, sin exigencias, forjada en el entendimiento mutuo y en un cariño que despierta sin ruido, sin avisar.
El Señor Ibrahim y las flores del Corán es un libro breve pero muy intenso, cuenta con apenas 60 páginas que su autor ha llenado de emociones y sentimientos. Sin duda, una joya que no debe pasar de largo.

Crítica: Un relatillo corto del tipo “tó er mundo é güeno”
Algunos libros, lo mejor que tienen es que son tan cortos, que por mucho que puedan defraudarte nunca tendrás la sensación de haber perdido el tiempo. Eso me ha pasado con este librillo que se lee en un par de horas, aunque me consta que mucha gente lo ha disfrutado.

Se trata de la típica historia del adolescente que encuentra a un “mentor”, un adulto bondadoso y sabio (ya se sabe, eso de que “más sabe el diablo por viejo…”) que le asesora y le guía. Vamos, como en Karate Kid (“dar cera, pulir cera”) o en decenas de otros libros y películas, el típico esquema que siempre funciona.

Y… ¡nada más! No hay más. Un pelín (pero pelín-pelín, porque la extensión no da para más) de filosofía vital barata, un pelín de sutiles apuntes anti extremismos religiosos (judío y musulmán como amigos íntimos), y alguna que otra anecdotilla y algún pequeño toque de humor. Y ya está, se acabó el libro. Supongo que con una sonrisa en los labios y cierta sensación de bienestar para algunos, y una sensación de “pues ya está, hala, a por otro” para otros, entre los que me incluyo. Porque todo esto ya lo tenía muy visto, aún antes de haberlo leído…

En resumen, se trata, desde mi punto de vista, de una lectura agradable y cortita, pero con poca esencia y con una base argumental mil veces vista, aunque sea bajo otras formas. A mí, la verdad, me ha dejado frío.

18 de diciembre de 2014

Cita de hoy

No hay nada «racional» en nada de lo que me importa.

El jilguero – Donna Tartt

14 de diciembre de 2014

Recuerdos del verano...

Cómo me gusta el verano...

A raíz del twit sobre "crímenes paelleros" que acaba de publicar Mari Jose (la "deliberia"), he recordado las paellas que hicimos este verano (primero en el que nos animamos a hacer paellas, o mejor sería decir arroces en general, a la brasa). Y he recuperado una fotillo de un arroz con magro haciéndose al fuego...


Qué ganas de que vuelva el verano para poder volver a disfrutar de la barbacoa. ¡Es que todo sabe mejor hecho a la brasa!

Pero bueno, quizás sea cuestión de aprovechar el invierno para volver a practicar con el horno y los panes. Éste fue el segundo (y último hasta ahora) que hice la pasada primavera (luego, con el calor, no era plan). Un pan de masa madre natural que resultó de sabor exquisito, aunque aún muy mejorable en bastantes aspectos. Será cuestión de seguir practicando. Os dejo la foto de éste, mi segundo y hasta ahora último pan:


¡Hasta la próxima!

13 de diciembre de 2014

[Libros] El asesino de la carretera – James Ellroy (1986)

Confieso que el género policíaco o negro no es uno de mis favoritos, así que a lo mejor eso influye algo en mi valoración de esta novela. Pero lo cierto es que, tras haberla leído, no consigo entender los elogios de algunos fans, que fueron lo que me llevó a leerla. Qué tostón…

Sinopsis:
Martin Michael Plunkett es un asesino en serie. Cuando la policía, por fin, logra atraparlo confiesa dos crímenes en los que hay además violencia sexual. Dos crímenes, ni uno más ni uno menos. Sin embargo los policías que llevan el caso mantienen fundadas sospechas de que hay más, muchos más crímenes. Cuando el confeso asesino en serie Martin Michael Plunkett entra para cumplir íntegra su condena en el legendario penal de Sing Sing, casi lo primero que hace es ponerse en contacto con un agente literario para comunicarle que pretende escribir la historia de su vida, la historia de su carrera como criminal. Así, Plunkett comienza a escribir su autobiografía: un viaje a lo largo y ancho de los Estados Unidos de América en el que los más horrendos crímenes se suceden uno tras otro sin solución de continuidad. A través de sus propias palabras escritas, Martin Michael Plunkett se revela a sus lectores como un homosexual extremadamente inteligente, poseído de una soberbia y autoestima megalómanas, un tipo opaco, amigo de detallar sin ahorrar palabras sus crímenes de una forma fría y cruel, crímenes tras los que no hay la más mínima brizna de arrepentimiento o culpa.

Crítica: Buena (?) psicología de un psicópata, que me importa bastante poco

Si algo tengo que valorarle a este libro, es su intento de meterse en la cabeza de un psicópata, de un asesino en serie, que será quien nos lleve de la mano a lo largo de todo el texto, en un relato en primera persona. Ahora bien, lo que no puedo valorar (ni creo que nadie pueda… excepto quizás un psicópata) es si este intento refleja de forma exacta o no la psicología de estos individuos…

Pero esta incertidumbre sobre su rigurosidad no sería importante si el resultado fuese creíble e interesante. Lo malo es que, si bien creíble puede serlo, para mí su interés ha sido nulo. El texto resulta insulso, frío, y prácticamente no provoca emoción de ningún tipo en el lector. No es que uno pretenda sentir empatía hacia un asesino en serie, pero si leemos una historia escrita en primera persona, lo mínimo que esperamos es “entender” un poco a su protagonista. Pero no: ni le entendemos, ni nos importa. Empatía nula, cero. Texto frío e insulso. No tanto como para aburrir hasta el extremo de abandonar el libro, se deja leer, pero ni emociona, ni interesa, ni entretiene.

Poco más puedo contar, excepto eso: que por mi parte no veo motivos para recomendarlo. Ahora bien, me consta que es un libro que ha gustado a algunos aficionados al género. Ya se sabe, por un lado “hay gente pá tó”, y por otro, probablemente sea yo el raro…

10 de diciembre de 2014

Cita de hoy

Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos. Que Dios protege a los malos cuando son más que los buenos.

Anónimo

30 de noviembre de 2014

[Libros] Matar un ruiseñor – Harper Lee (1960)

Éste es uno de esos clásicos contemporáneos norteamericanos que probablemente es más conocido por su versión cinematográfica (otro clásico, esta vez del cine) que por sus orígenes literarios. Debo reconocer que ése era mi caso, aunque en el fondo tampoco estoy seguro de haber llegado a ver la película (quizás en mi infancia… aunque por ahí tengo una copia pendiente de caer en alguna tarde lluviosa de domingo). Bueno, el caso es que empecé el libro por curiosidad, por descubrir un clásico. Y ha sido un descubrimiento agradable.

Sinopsis:
Matar un ruiseñor (To Kill a Mockingbird, 1960), la única novela que escribió Nelle Harper Lee y que le valió el Pulitzer de 1961, sigue siendo hoy en día, a los cincuenta años de su aparición, una de las novelas norteamericanas más populares y apreciadas. Basada, al parecer, en recuerdos de infancia de la propia autora, puestos en la voz de la narradora y protagonista Jean Louise Finch, alias Scout, su historia de aprendizaje, educación y comprensión hacia los demás, hacia los que no son como nosotros, dentro de una comunidad donde aún imperan los prejuicios raciales y el miedo a lo diferente, ha sido siempre puesta como modelo de lectura a compartir entre grandes y pequeños, como ejemplo de una literatura que puede entretener a los más jóvenes y, a la vez, mostrarles ciertos valores.

Crítica: Agradable lectura moral

Antes de empezarlo, yo ya sabía más o menos de qué iba el libro, aunque luego he descubierto que sólo conocía su parte central. Yo esperaba una historia de tribunales, con un negro como acusado en un estado del sur en la época de la segregación racial, y un abogado que intenta demostrar su inocencia en contra de los prejuicios de toda la sociedad. Bien, sí, ésa es una parte importante del libro… pero no toda.

Lo que no sabía es que el libro ocupa su primera mitad con historias infantiles, las de los dos hijos del abogado, que juegan en la calle durante los largos y cálidos veranos de Alabama, que exploran y fantasean sobre algunos de sus vecinos, y que, en fin, pasan el tiempo como lo hacen los niños. Hay que llegar casi a la mitad del libro para que arranque la trama judicial, y en realidad ésta dura muy poco, aunque sus ecos se mantendrán ya hasta el final de la novela.

Matar un ruiseñor es un libro de denuncia social y de debate ético, y también un libro con un claro espíritu educativo, un texto en ese sentido quizás algo ingenuo, por su ánimo constante de evidenciar las diferencias entre el bien y el mal, de guiar al lector en una dirección más que evidente. Dado que el mensaje es claramente progresista, no es que me haya molestado, en absoluto… pero su falta de sutileza es tan palmaria que el resultado resulta un poquito infantil. En este sentido, creo que se trata de una novela más bien juvenil, que resulta algo simplona (aunque agradable) para un lector adulto y acostumbrado a dramas más complejos.

El texto nos presenta a un personaje central, el padre de los niños, que representa al hombre justo, ético, íntegro e incorruptible, y a la vez humilde y comprensivo incluso con los que son todo lo opuesto a él. Atticus Finch es prácticamente un santo, en esta exagerada y simplificada dicotomía que hace la autora para simplificar su mensaje. Al otro lado, una sociedad variopinta, compuesta de buenos vecinos y algunas malas personas, pero todos ellos con un importante punto en común: los prejuicios. La novela se encarga de hacernos ver cómo incluso unos buenos vecinos pueden llegar a condenar a un hombre manifiestamente inocente llevados únicamente por ese elemento común que les es imposible superar, que los ciega.

Los niños protagonistas, que gracias a su corta edad aún no han sido contaminados por estos prejuicios, son los únicos (junto al perfectísimo Atticus Finch) capaces de contemplar a sus vecinos con objetividad. La autora nos presenta así a la típica sociedad sureña de los años 30: una sociedad conservadora, chapada a la antigua, y repleta de prejuicios raciales y sociales en general. Buenas gentes que en un momento dado quedan cegadas por ese elemento irracional que reside en ellas. Aunque, en el fondo, la mayor parte de todos ellos no son más que gente corriente y sin maldad, como cualquiera de nosotros.

En resumen, un libro agradable de leer y supongo que recomendable para jóvenes, pero que a mí me ha resultado algo “inocentón”. Demasiado simplista, aunque se agradezcan sus buenas intenciones. Es probable que le pesen algo los años, aunque tampoco es tan viejo… Un detalle que le hace parecer quizás más viejuno de lo que es, es su traducción (al menos la versión que yo he leído): no sabría decir si es un defecto de dicha traducción, o si la autora escribió el original de esta forma y estamos ante una traducción fiel en ese sentido, pero lo cierto es que el texto utiliza un lenguaje algo arcaico, un castellano en desuso que puede hacerlo complicado de seguir principalmente por aquellos a los que creo que más podría agradar su lectura: los más jóvenes.

Salvo por ese detalle, diría que es un libro adecuado para preadolescentes, aunque no desagrada su lectura siendo ya adulto. Al menos, permite conocer y opinar sobre un clásico de nuestro tiempo.

23 de noviembre de 2014

Cita de hoy

Es un texto curioso porque, contra toda lógica, la parte que falta es la del principio. Hay dos capítulos de cuatro, pero se trata de los finales. Por tanto, para el lector se trata de una experiencia para la que existen razones que permiten calificarla de singular, y que pese a todo sería incorrecto considerar absurda. De la misma manera conoce uno a sus padres, por otra parte, y tal vez a sí mismo.

Mr Gwyn  Alessandro Baricco

14 de noviembre de 2014

Las cosas buenas de la vida

Me encanta disfrutar de las cosas buenas de la vida. Qué tontería, supongo que a todos nos gusta… aunque no sé, porque también hay gente que parece que realmente disfruta sufriendo, pero bueno, eso daría para un debate aparte...

Tumbarte sobre un prado un día de primavera viendo el cielo… sentarte tranquilo en un sillón con un buen libro y música suave de fondo una tarde de lluvia… una buena sesión de sexo…  unas lonchas de jamón de bellota con un vino de esos que te hacen cerrar los ojos al paladearlo…

Pues sí, me gusta la buena vida. Nos gusta la buena vida, debería decir, en mi familia. Y hacemos lo que podemos, que no siempre es todo lo que nos gustaría, pero en fin, así es la vida. Al menos, en unas cuantas cosas dependes menos de los demás o de las circunstancias: no siempre puedes tirarte en un prado, no siempre tienes tiempo para relajarte a gusto con música y un libro… y ni siquiera todo  el mundo tiene la oportunidad de tener sexo cuando quiere. Pero, salvo problemas económicos mayores, en general en nuestro país casi todos podemos disfrutar del buen beber y el buen comer. Y de eso quería hablaros hoy.

Sí, en casa somos muy aficionados a comer bien. Y al buen vino. Y hacemos lo que podemos para disfrutar de ello lo máximo posible (dentro de las posibilidades del bolsillo… y hasta de la salud, ¡que no es cuestión de beberse una botella de vino al día, aunque apetezca!). Como todo el mundo, tenemos nuestras preferencias, claro está. Por ejemplo, no nos entusiasma el marisco, y sí los buenos embutidos y los buenos quesos. Y el vino. El maravilloso y variado vino de nuestra tierra. El bueno, claro… prefiero beber agua sin dudarlo si la alternativa es uno de esos “vinos de la casa” que suelen poner por ahí. Pero los buenos vinos… ¡ay, qué maravilla!

Pues bien, ahora hemos querido compartir con todo el mundo una pequeña parte de este amor nuestro hacia ciertos productos de nuestra tierra. Hemos abierto una tienda online para vender esos productos que nos entusiasman. Bueno, en realidad la tienda la lleva mi mujer, como única salida a la vista tras varios años en paro; pero yo colaboro en lo que puedo (por ejemplo, en la selección de los productos, que es conjunta). Y es lo que quería contaros hoy aquí.

Se llama Delicias Ibéricas, y en ella podéis encontrar vinos “de autor”, embutidos del Pirineo, quesos artesanos de oveja con un sabor ya casi olvidado, mermeladas de sabores exóticos y totalmente naturales… Todos ellos, productos que nos entusiasman, que hemos probado y seleccionado personalmente, y algunos de los cuales llevamos años consumiendo en casa porque nos encantan (a menudo trayéndonos provisiones a casa al terminar nuestras vacaciones en diversas zonas de nuestra geografía). Productos por lo general difíciles de encontrar, por limitarse su distribución habitual a su entorno más cercano. Pues bien, una parte de esos maravillosos productos (y esperamos que podamos ampliarla más adelante, si la tienda se demuestra viable) es la que ahora os ofrecemos a todos en Delicias Ibéricas.

Os animo a descubrir la tienda, y a seguirnos en su página de Facebook, desde donde tenemos planeado ir anunciando promociones, recetas, maridajes… Si es que sobrevivimos más allá de un par de meses, claro está…

Espero que os guste esta aventura en la que nos hemos embarcado. Y, si podéis ayudar, corriendo la voz a conocidos, dándole al “Me gusta” en la página de Facebook, o como se os ocurra, pues tenéis todo nuestro agradecimiento. Los comienzos son siempre difíciles, y lograr visibilidad en el inmenso océano de internet es una tarea titánica. Cualquier ayuda es poca.


Gracias por haber leído hasta aquí. Espero volver próximamente con algo más de tiempo para seguir como siempre, comentando libros o cualquier otro tema que se me pase por la cabeza. ¡Hasta la próxima!

12 de octubre de 2014

Cita de hoy

¿Miles de millones de dólares para intentar, sin éxito, alejar las drogas de la frontera más porosa del mundo? ¿Una décima parte del presupuesto antidrogas destinado a educación y tratamiento, nueve décimas partes de esos miles de millones a su erradicación? No hay dinero suficiente para ahondar en las raíces del problema de la droga. Más los miles de millones gastados en mantener encarcelados a los traficantes, con celdas tan masificadas que hay que adelantar la liberación de los asesinos. Sin olvidar que dos tercios de los delitos «no relacionados con las drogas» de Estados Unidos son cometidos por gente colocada con droga o alcohol. Y nuestras soluciones son las mismas no-soluciones inútiles de siempre: construir más cárceles, contratar más policías, gastar más y más miles de millones de dólares en no curar los síntomas, al tiempo que hacemos caso omiso de la enfermedad. La mayoría de la gente de mi profesión que quiere dejar las drogas no puede permitirse los programas de tratamiento, a menos que tenga una mutua privada, de la que carece la mayoría. Y hay una lista de espera de entre seis meses y dos años para conseguir una cama en un programa de tratamiento subvencionado. Estamos gastando casi dos mil millones de dólares envenenando cosechas de cocaína y, de paso, a los niños de aquí, mientras que en casa no hay dinero para ayudar a alguien que quiere dejar las drogas. Es una locura.

El poder del perro  Don Winslow

5 de octubre de 2014

[Libros] Sunset Park – Paul Auster (2010)

Sinopsis:
"Sunset Park" cuenta la historia de Miles Heller, un joven de veintiocho años, que hace ocho, rompió todos los vínculos que lo unían al mundo que había conocido hasta entonces. Abandonó la universidad, y dejó una breve nota de despedida para sus padres, se alejó de Nueva York y nadie volvió a saber nada de él. Su regreso es la vuelta al pasado y a sus secretos; a su padre, un magnífico editor; a su madre, una actriz despiadadamente cautivadora; y a su madrastra, una intelectual cuyo juicio no pudo aguantar. Pero es también el retorno al mundo, a la comunidad de Sunset Park y a sus camaradas okupas; a la vida, con todas sus penas y glorias

Crítica personal: La sencillez y complejidad de la vida actual
Segunda novela que leo de Paul Auster, tras la agradable “Brooklyn Follies”. De nuevo nos encontramos con un texto ambientado en la ciudad del autor, Nueva York, en el que de nuevo dicha ciudad aparece como marco en el que se mueven un puñado de personajes que son los que suponen la verdadera razón de ser del libro.

Me da miedo generalizar cuando estoy ante un escritor tan prolífico del cual sólo he leído dos obras, y más cuando, según leo por ahí, estos dos libros corresponden a una especie de “nueva etapa” en su producción, bastante diferente de su obra anterior. Pero en fin, basándome en lo que he leído, debo decir que Auster es un autor de personajes, más que de historias. Personajes bien construidos, cercanos al lector, complejos e interesantes, habitualmente con conflictos internos pero apegados al mundo real. Gente corriente, con la que podemos identificarnos fácilmente.

La historia, en el fondo es casi una excusa para presentarnos a estos personajes y su forma de enfrentarse al mundo que les (nos) ha tocado vivir. Porque Auster también es hábil en presentarnos la áspera realidad de la vida moderna, sin olvidar alguna que otra ácida crítica política y social.

Si todo esto lo combinamos con un buen manejo del teclado (antes se decía la pluma, pero eso es antediluviano…), con un estilo engañosamente sencillo y directo (digo engañosamente, porque no es fácil combinar al mismo tiempo sencillez y calidad al escribir, y Auster lo consigue), pues al final tenemos esto: un libro muy agradable de leer, con personajes que resultan cercanos y entrañables, y que te deja con un gran sabor de boca y ganas de seguir leyendo libros de este autor.

También por eso, si sois de los que necesitáis acción, tensión o misterio, y finales rotundos, mejor buscad otra cosa. Auster es el escritor de la vida real. Con toda su sencillez y complejidad combinadas. Pero eso es lo que hay. Desde luego, yo seguiré leyéndole.

30 de septiembre de 2014

Citas de hoy

Si te dicen que caí, de Juan Marsé, es una novela difícil, pero de una genialidad incuestionable, y llena de frases memorables. Hoy traigo aquí unas cuantas.

Todo el horror de nuestra guerra civil, en un solo párrafo:

En sus noches de insomnio debía ver tantos muertos bocabajo en el fango, tantas trincheras igual que pozos de carne corrompida en el llano del Turia y tantas mujeres y niños aplastados bajo las bombas o ametrallados en las afueras de los pueblos, tantos amaneceres de fuego y esmeralda, campesinos asesinados con los testículos en la boca, muchachas con la cabeza rapada y un tiro en la nuca, cráneos chafados de aristócratas, curas acribillados en las cunetas y columnas de hombres harapientos cruzando la frontera, arrastrándose en la nieve, corriendo entre la alta hierba hacia la bomba que estallaría muchos años después.


Y todo el horror de nuestra oscura postguerra, en un par de frases geniales:

He de abrirme camino como sea, quiero sacudirme los piojos y la mugre de la trapería y perder de vista este saco y esta romana, olvidarme para siempre del barrio y las denuncias, las revanchas y los abusos, la intolerancia de unos y la sumisión de otros y el canguelo de todos.

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Es que estoy harto de lágrimas, señor, de miedo y de miseria. No soporto a la gente derrotada y apaleada, a la gente que ha perdido en la vida, que ha caído y no es capaz de levantarse, de adaptarse al paso de la paz y ocupar el puesto que todos tenemos aquí: que la paz les resulte peor que la guerra.

Si te dicen que caí – Juan Marsé

24 de septiembre de 2014

[Libro] Dioses y héroes de la antigua Grecia – Robert Graves (1960)

Hace muchos años que me interesan los mitos griegos; es posible que en buena parte coincidiendo con mi interés por los secretos del cosmos. Contemplar en el cielo constelaciones como Perseo, Casiopea, Pegaso, Andrómeda o Cefeo es mucho más apasionante si conoces las historias que hay detrás de todos esos nombres. Y si además esas historias resultan ser de lo más entretenido, ¿qué más se puede pedir?
He pasado muchas noches de verano con mi hija en brazos mirando al cielo mientras le contaba la historia de Perseo, Andrómeda y Casiopea (a menudo introduciendo variantes humorísticas “por cuenta de la casa”), y os aseguro que a ella también le encantaban. Mucho más que muchos cuentos tradicionales… Aún a veces, en las noches de verano mirando al cielo, me pide que se lo vuelva a contar…

Sinopsis:
Robert Graves, uno de los escritores ingleses más importantes del siglo XX, nació en Londres en 1895, tomó parte en la primera guerra mundial -cuya brutalidad describe en Adiós a todo esto-, terminó sus estudios en Oxford y fue profesor en la Universidad de El Cairo. En 1929, separado de su primera mujer, decidió no volver a Inglaterra y se estableció en Deià, un pueblecito de Mallorca, donde residió, con su segunda mujer y sus numerosos hijos, hasta su muerte en 1985. A lo largo de una vida tan extensa y rica, simultaneó la publicación de espléndidos libros de poemas con la de novelas, algunas de las cuales, como Yo, Claudio, consiguieron un enorme éxito de público.
Graves nos cuenta la historia de la mitología griega con toda su belleza pero también con divertido desenfado. "Estos mitos no son solemnes", nos dice, "Como las historias bíblicas. La idea de que sólo podía existir un dios y ninguna diosa no gustaba a los griegos, raza con gran sentido del humor... Veían los cielos como un lugar gobernado por una familia divina, como cualquier otra familia rica de la tierra, sólo que sus miembros eran inmortales y extremadamente poderosos."

Crítica personal: De interés pero no lo que esperaba

Esta obra casi podría considerarse una referencia rápida sobre los mitos griegos. Desde ese punto de vista, es un libro práctico y fácil de leer: cortito y muy esquemático, y escrito con cierto sentido del humor, lo que lo hace ameno. Pero esa misma brevedad y concisión se convierte en un inconveniente para quien, como yo, esperaba un relato más elaborado y ameno basado en los mitos griegos.

Sí, esta obra da una buena visión general de la mitología griega, y se convierte en una guía de referencia rápida para consultar cualquiera de estos mitos en cualquier momento (aunque para ello un buen complemento hubiera sido un glosario de nombres, una especie de referencia genealógica de los personajes), o bien para introducirse desde cero con un texto ameno, sencillo y cortito. Pero no es un libro cuya lectura se pueda disfrutar realmente, como yo esperaba. Quizás esperaba más de un autor como Robert Graves, pero claro, supongo que para los que quieran profundizar, ya tenemos su “enciclopedia” sobre el tema, “Los mitos griegos”. Me imagino que concibió esta obra precisamente como un resumencillo rápido para los que no se atrevieran con el tocho de casi mil páginas de su obra principal.

Aún así, interesante de leer como culturilla general.

14 de septiembre de 2014

Cita de hoy

Jasper Gwyn me enseñó que no somos personajes, somos historias, dijo Rebecca. Nos quedamos parados en la idea de ser un personaje empeñado en quién sabe qué aventura, aunque sea sencillísima, pero lo que tendríamos que entender es que nosotros somos toda la historia, no sólo ese personaje. Somos el bosque por donde camina, el malo que lo incordia, el barullo que hay alrededor, toda la gente que pasa, el color de las cosas, los ruidos.

Somos un montón de cosas, y todas ellas juntas.

Alessandro Baricco - Mr Gwyn

2 de septiembre de 2014

[Libro] El dios de las pequeñas cosas – Arundhati Roy (1997)

Nada más empezar a leer este libro, su calidad literaria se nota, se paladea. Sin embargo, en los primeros días de su lectura me dio una impresión como de que no había elegido el momento adecuado: el libro estaba muy bien escrito, pero no terminaba de seducirme. Muy “peluche”, muy “bonito”, entrañable, pero quizás no lo más adecuado para las tardes veraniegas…
Qué equivocado estaba. Tuve que llegar casi hasta la mitad (tampoco es muy largo) para sentirme ya atrapado dentro de su lectura, pero a partir de ahí caí totalmente rendido a sus pies. ¡Qué maravilla de libro! ¡Qué forma de escribir la de esta mujer, y qué maravillosa pequeña-gran historia la que nos cuenta en estas páginas! Uno de los mejores libros que he leído en los últimos tiempos, sin ninguna duda. Y uno de los pocos que bien merece una relectura.

Sinopsis:
Ésta es la historia de tres generaciones de una familia de la región de Kerala, en el sur de la India, que se desperdiga por el mundo y se reencuentra en su tierra natal. Una historia que es muchas historias. La de la niña inglesa Sophie Mol que se ahogó en un río y cuya muerte accidental marcó para siempre las vidas de quienes se vieron implicados. La de dos gemelos Estha y Rahel que vivieron veintitrés años separados. La de Ammu, la madre de los gemelos, y sus furtivos amores adúlteros. La del hermano de Ammu, marxista educado en Oxford y divorciado de una mujer inglesa. La de los abuelos, que en su juventud cultivaron la entomología y las pasiones prohibidas. Ésta es la historia de una familia que vive en unos tiempos convulsos en los que todo puede cambiar en un día y en un país cuyas esencias parecen eternas. Esta apasionante saga familiar es un gozoso festín literario en el que se entremezclan el amor y la muerte, las pasiones que rompen tabúes y los deseos inalcanzables, la lucha por la justicia y el dolor causado por la pérdida de la inocencia, el peso del pasado y las aristas del presente.

Crítica personal: Un peluche con una bomba de relojería escondida dentro
“Llovía el día en que Rahel regresó a Ayemenem. Hilos de plata inclinados se incrustaban en la blanda tierra y la levantaban como si fueran balas de fusil.”

Cuando uno se encuentra una frase como ésta ya en la primera página, ya sabe que no va a leer a un autor cualquiera. La calidad del texto se respira en cada párrafo, en cada frase de un texto que por momentos es casi pura poesía. Con esa difícil cualidad de resultar bello sin parecer forzado o empalagoso. Sin empachar, en sus dosis justas. Notamos rápidamente que estamos ante la obra de una gran escritora.

El texto nos introduce a una familia de clase media de la India rural, en el estado sudoccidental de Kerala, entre finales de los años 60 y principios de los 70. Se nos presenta la historia de la familia, del reverendo John Ipe, “el pequeño bendecido”, ya que de niño recibió la bendición del Patriarca de Antioquía; de “Pappachi” (“abuelo”), el Entomólogo Imperial, casado con “Mammachi” (“abuela”), la fundadora de la empresa familiar, “Encurtidos y Conservas Paraíso”; de la bajita cocinera “Kochu” (“pequeña”) María, adicta al “pressing catch” vía satélite; o de la hermana de Pappachi, “Bebé” Kochamma, la que se enamoró de un cura y se metió a monja para estar más cerca de él. También la de Ammu, la madre divorciada de Estha y Rahel, los gemelos heterocigóticos. O la de Chacko, el tío de los gemelos, que estudió en Oxford y se casó con una inglesa, al que le gusta presumir de usar traje y corbata. O la de la pequeña Sophie “Mol” (“niña”), la “Querida de Antemano”, con sus pantalones acampanados y su bolsito made-in-England. Y la del intocable Velutha, el inteligente carpintero que podría ser ingeniero si no hubiese nacido paravan… Todos ellos acompañados por el camarada K.N.M. Pîllai, líder comunista local, o el inspector Thomas Mathew, que da golpecitos con su bastón como quien escoge mangos…

Un relato que se desarrolla inmerso en un paisaje tan evocadoramente presentado por Arundhati Roy, que nos parece estar viviéndolo. El río que pasa junto a las casas, la tierra naranja, las mariposas, las hormigas, los niños jugando, “un alechuza”… Las descripciones no sólo son de una belleza literaria como pocas veces se encuentra, sino que además consiguen recrear perfectamente imágenes en la mente del lector. Imágenes de una India rural que en el fondo no difieren demasiado de lo que era la España rural de la misma época. Distinto color de piel, distintos vestidos… pero también con muchos puntos en común en cuanto al paisaje o la forma de vida. Casi como un “cuéntame cómo pasó” made-in-Kerala.

Sí, todo muy bonito, muy entrañable, muy agradable de leer, muy bien escrito… ¿una novela de tipo costumbrista, agradable y literariamente bella? Eso parece… aunque poco a poco el texto deja entrever que hay algo más. Algún secreto. Algún trauma. Algún drama familiar. A medida que leemos, vamos intuyendo que algo pasó, aunque no sabemos bien qué o cómo. A las pocas páginas del comienzo, se nos habla del entierro de la niña Sophie Mol, pero tiene que haber algo más, aunque no sabemos qué…

Y no lo sabemos porque ésta es una de esas novelas “tipo puzle”, como yo las llamo. De esas que saltan entre el pasado y el presente, o que nos van presentando escenas del pasado a trozos y sin orden cronológico. Al principio, unido al uso de algunas palabras en lengua malayalam (pappachi, mammachi, kochu, mon, mol, kochamma…) resulta confuso, pero poco a poco vamos atando hilos. Entre breves escenas del presente salpicadas aquí y allá, el relato del pasado avanza en espiral, dando vueltas a la historia, volviendo una y otra vez a determinadas escenas, aportando cada vez algo más de información de lo que pasó. Una técnica literaria en absoluto novedosa, pero que, a mi parecer, una vez más esta autora la borda.

Pero es que hay más, mucho más. A la pura técnica bien dominada, y al lenguaje poético y bien elegido, hay que sumarle algo que termina de poner la guinda a un estilo literario que, a mí al menos, me ha enamorado: el narrador de visión infantil. Un narrador clásico, del tipo omnisciente y en tercera persona (disculpadme los tecnicismos) pero que automáticamente adquiere alma de niño cuando relata todo lo relativo a la infancia de Estha y Rahel. La magia y la ingenuidad infantiles se apoderan entonces del relato de una forma que no me siento capaz de describir: hay que leerlo. A todo ello, sumémosle una fina ironía, una ácida aunque sutil crítica, continuos toques de humor y mucha, mucha inteligencia… Y tendremos eso, un texto que enamora. ¡¡¿Por qué esta mujer no ha escrito más libros….?!!

Vale –pensaréis–, muy bonito, muy bien escrito, muy mono... ¿Y eso es todo? Menudo coñazo”. Reconozco que al principio me pasaba igual: no llegaba a pensar lo de “menudo coñazo”, porque no lo es en ningún instante, pero los primeros días me pareció que no era el libro que andaba buscando para este momento, que era muy “mono” y muy bien escrito pero poco más… Sí, un libro-peluche. Lo que no sabía era que el peluche tenía una bomba de relojería en su interior.

El tic-tac empieza a oírse hacia la mitad del libro. En realidad, luego te das cuenta de que se oye desde el principio, pero en esos momentos estás demasiado despistado para distinguirlo del ruido de fondo. Hacia la mitad del texto ya estás metido en la historia, ya conoces a los personajes, ya te interesa lo que ocurra incluso aunque no ocurra “nada”… y entonces es cuando ocurre. O cuando vas descubriendo lo que ocurrió. Y el libro te agarra, te zarandea, te estruja, te da dos buenos tortazos y te tira al suelo como un guiñapo. La bomba estalla. Y el corazón se te encoje.

No esperéis un gran misterio, o una gran historia. O sí. Depende. Porque ésta es una pequeña-gran historia. Pequeña, pero con mucho fondo. Con mucha humanidad. Con mucha más mala leche de lo que aparenta. Porque Arundhati Roy puede ser dulce, pero también dura. Porque su posterior faceta de activista política, de luchadora por la igualdad de la mujer o defensora de los derechos humanos, está también en el texto. A través de una ácida crítica social envuelta en terciopelo.

Un libro maravilloso. Una gran obra literaria, tanto en el fondo como en la forma. Una delicia para paladear. Un libro que no se olvida. Aunque cueste un poco entrar en él. Pero el esfuerzo se ve recompensado con creces. Probablemente, uno de los mejores libros que he leído. Aunque sólo trate sobre pequeñas cosas.

28 de agosto de 2014

El helado que no se derrite

Supongo que muchos ya sabéis que mi mujer es aficionada a los helados caseros y que tiene un blog y un libro sobre este tema, y sobre toda la teoría del helado. Pues bien, en relación con esto, hace poco me pasó un vídeo que había visto sobre un helado americano que tardaba más de una hora en derretirse tras dejarse expuesto al sol. Un fenómeno que llama mucho la atención, eso está claro, pero que en realidad tiene su explicación… aunque no coincide con algunas de las que se están dando por ahí.

Éste es el vídeo en cuestión, realizado por un comprador de los supermercados Walmart sobre uno de sus helados:


Aquí vemos que, dejado el helado al sol con una temperatura ambiente de 26ºC, tarda más de una hora en empezar a derretirse.

¿A qué se debe este comportamiento? El artífice de la prueba no entra en el tema, pero lógicamente muestra su profundo escepticismo sobre la calidad de un helado que parece indestructible. Cuando el vídeo empezó a adquirir fama en los Estados Unidos, algunos medios contactaron con un profesor que dio algunas posibles claves sobre la razón de este comportamiento del helado; y eso es justamente lo que quería analizar aquí, porque no todo lo que se dijo es correcto.

26 de agosto de 2014

Cita de hoy

El ojo crítico y la fina ironía de Jane Austen, en acción. En el fondo, la gente del siglo XIX no era diferente de la del siglo XXI…

Regresaron los otros, el salón se llenó otra vez, volvieron a reclamarse y ocuparse los asientos, y se inició otra hora de placer o de penitencia: otra hora de música iba a producir deleite o bostezos, según fuera real o fingido el gusto por ella.

Jane Austen  Persuasión

22 de agosto de 2014

[Libros] Las tres bodas de Manolita – Almudena Grandes (2014)

Leer a Almudena Grandes es un acierto siempre. Sus libros se disfrutan, se paladean, y por eso, había reservado su última novela para leerla en el verano, con más tiempo para saborearlo con intensidad. Y no me ha defraudado.

Sinopsis:
En un Madrid devastado, recién salido de la guerra civil, sobrevivir es un duro oficio cotidiano. Especialmente para Manolita, una joven de dieciocho años que, con su padre y su madrastra encarcelados, y su hermano Antonio escondido en un tablao flamenco, tiene que hacerse cargo de su hermana Isabel y de otros tres más pequeños. A Antonio se le ocurrirá una manera desesperada de prolongar la resistencia en los años más terribles de la represión: utilizar unas multicopistas que nadie sabe poner en marcha para la propaganda clandestina. Y querrá que sea su hermana Manolita, la señorita Conmigo No Contéis, quien visite a un preso que puede darles la clave de su funcionamiento. Manolita no sabe que ese muchacho tímido y sin aparente atractivo va a ser en realidad un hombre determinante en su vida, y querrá visitarlo de nuevo, después de varios periplos, en el destacamento penitenciario de El Valle de los Caídos. Pero antes tiene que saber quién es el delator que merodea por el barrio.
Las tres bodas de Manolita es una emotiva historia coral sobre los años de pobreza y desolación en la inmediata posguerra, y un tapiz inolvidable de vidas y destinos, de personajes reales e imaginados. Una novela memorable sobre la red de solidaridad que tejen muchas personas, desde los artistas de un tablao flamenco hasta las mujeres que hacen cola en la cárcel para visitar a los presos, o los antiguos amigos de colegio de su hermano, para proteger a una joven con coraje.

Reseña: Una historia agridulce, pero optimista, de nuestra oscura postguerra
Almudena Grandes sigue en este libro la misma filosofía que sirvió de base para el anterior, “El lector de Julio Verne”: utilizar las memorias de personajes reales para recrear la historia de la España de la postguerra. Es decir, aunque se trata de una novela, la historia de fondo se basa en hechos reales (aunque, a menudo, reuniendo varias historias de personas diferentes en unos mismos personajes).

Sin embargo, poco a poco parece que los últimos “episodios de una guerra interminable”, que es como denomina la autora a esta serie de novelas ambientadas en la postguerra, se van alejando de la crónica histórica para hacer más hincapié en la crónica social. Si en “Inés y la Alegría” la clave estaba en contarnos la desconocida historia de la invasión del valle de Arán y del partico comunista en el exilio (esta parte era tediosa, y lastraba bastante al libro, desde mi punto de vista), en “El lector de Julio Verne” el relato se hizo ya mucho más intimista, y el relato histórico quedó reducido más bien al entorno de fondo, a los maquis que operaban en las montañas donde vivía el niño protagonista del relato.

En este tercer episodio, es la vida de Manolita, su familia y sus amigos, lo que centra el mensaje del libro. No hay ya un episodio histórico concreto que contar, aunque sí, por supuesto, una crónica social de la época. Porque el libro, aparte de una historia de supervivencia, de coraje, de amor y de optimismo vital pese a las adversidades, es una magnífica crónica de la España de la postguerra. Una España de hambre, miseria y miedo, de represión y lucha a muerte por salir adelante. Todo ello de la mano de la magnífica pluma de Almudena Grandes, y visto a través de los ojos de una muchacha que, de repente, se encuentra sola en el Madrid del hambre, con cuatro hermanos a los que alimentar.

Y esa es la novela, la historia de una joven corriente que debe aprender a luchar por sobrevivir en una sociedad hostil… pero en la que también hay sitio para una gran solidaridad. La historia de los que perdieron la guerra, que no fueron sólo los ciudadanos de ideales progresistas y democráticos, sino, ante todo, el pueblo llano, una amplia clase media que en buena medida se encontró de repente en la indigencia, especialmente si el cabeza de familia había tenido la desgracia de luchar en el lado equivocado.

Por supuesto, a lo largo del relato no sólo viviremos la vida de aquellos difíciles tiempos, sino que iremos descubriendo detalles sobre los procesos sumarísimos a los combatientes republicanos, las cárceles masificadas, el mercado negro, los chaqueteros que pasaban del socialismo a levantar el brazo y perseguir a sus antiguos compañeros… Aunque quizás el detalle más doloroso y vergonzoso, por ser el más desconocido, es la denuncia de uno más de los crímenes cometidos por la Iglesia española durante aquella época (junto con el robo de recién nacidos, la pederastia…): el régimen de esclavitud en el que algunas instituciones religiosas mantuvieron a centenares de niños por el mero hecho de ser “hijos de rojos”. Hechos probados y denunciados por los supervivientes, aunque, como tanto ha pasado en este país con nuestro pasado, silenciado y ocultado con el resto de basura debajo de la alfombra. El relato de la hermana de Manolita, prácticamente secuestrada y esclavizada por una orden religiosa de Bilbao junto con otros centenares de adolescentes, es lo que más me ha conmovido de todo el libro, probablemente porque desconocía estos hechos.

Pese a todo, ésta es, como decía antes, una historia básicamente de supervivencia, de salir adelante, de lucha y coraje. Y de amor, de amor frustrado, casi imposible, entre la muchacha de vida difícil que lucha por salir adelante y su novio en la cárcel, con la incertidumbre de si le quedan por delante décadas de encierro… o un paredón a corto plazo. Y, sin embargo, una historia casi optimista, vital, repleta de amistad, solidaridad y momentos de humor. Otra gran novela de una gran escritora.


Nota final: A no perderse también el apéndice histórico, en el que se revelan las claves, las conexiones entre la novela y los hechos. En especial, la asombrosa y repugnante historia del comisario Roberto Conesa, “el Orejas”, el líder de las juventudes socialistas reconvertido en máximo represor franquista, colaborador de la Gestapo, torturador implacable, artífice del asesinato de “las trece rosas”, maestro de “Billy el niño”… y protagonista de oscuros hechos durante la transición (¿la mano negra detrás de los GRAPO? ¿el organizador de los secuestros de Oriol y Villaescusa, “milagrosamente” resueltos por él mismo? ¿la herramienta de la ultraderecha para intentar desestabilizar el proceso democrático?),un  torturador que fue condecorado ya en plena democracia… Aunque se trata de una lectura totalmente independiente de la novela en sí, leer el apéndice histórico sobre este repugnante sujeto es realmente apasionante.

Cita de hoy

Las Grandes Historias son aquellas que ya se han oído y se quiere oír otra vez. Aquellas a las que se puede entrar por cualquier puerta y habitar en ellas cómodamente. No engañan con emociones o finales falsos. No sorprenden con imprevistos. Son tan conocidas como la casa en la que se vive. O el olor de la piel del ser amado. Sabemos cómo acaban y, sin embargo, las escuchamos como si no lo supiéramos. Del mismo modo que, aun sabiendo que un día moriremos, vivimos como si fuéramos inmortales. En las Grandes Historias sabemos quién vive, quién muere, quién encuentra el amor y quién no. Y, aun así, queremos volver a saberlo.


El Dios de las Pequeñas Cosas – Arundhati Roy

18 de agosto de 2014

[Libros] El jilguero – Donna Tartt (2013)

Ya sabéis que no soy demasiado amigo de lanzarme a leer las últimas novedades editoriales, pero en este caso debo agradecer a la tremenda publicidad que ha rodeado a este libro el hecho de que me diera la oportunidad de conocerlo. Tras leer diferentes reseñas y entrevistas a la autora en la prensa, y animado por los positivos comentarios que veía por todas partes, decidí probar. Y debo decir que no me arrepiento. En absoluto.

Sinopsis:
Si aquella mañana no hubiera llovido, si Theodore y su madre hubieran llevado un buen paraguas, si, si, si… quizá no hubieran buscado refugio de una tormenta en el museo Metropolitan de Nueva York. Allí estaban, contemplando una exposición de maestros de la época dorada del arte holandés, cuando de pronto estalló una bomba y Theodore se encontró de repente solo y rodeado de un montón de escombros. Buscando la salida, el chico, que acaba de cumplir trece años, se topa con un visitante que estaba minutos antes contemplando la misma exposición acompañado de una chiquilla hermosa. El hombre muere delante de los ojos de Theodore, pero antes le entrega un anillo, pidiendo que lo devuelva a un tal Hobie, dueño de una tienda de antigüedades. Theo abandona el museo, llevando consigo el anillo y algo más...

Crítica personal: Un gran libro
Grande, sí. No hay más que verlo de canto, si tienes una edición en papel: la española alcanza casi las 1200 páginas. Como para pensárselo bien antes de meterse con él ¿verdad? Hay que tener en cuenta que su lectura equivale a 3 ó 4 libros normales (personalmente, por debajo de las 300 páginas me parecen más bien cortos, aunque esto siempre es subjetivo), así que conviene estar mentalmente concienciado de dónde te vas a meter antes de hacerlo…

Un gran libro también en el sentido metafórico de la palabra, pero, como suele ser habitual en estos casos, creo que no es un libro apto para todos los públicos. Pese a lo que insinúa la sinopsis y muchas de las reseñas que se ven por ahí, no se trata de un libro de intriga, o policiaco, o de acción… incluso aunque contenga también a ratos todos estos elementos, se trata de una novela pausada que carga las tintas en los personajes y en su vida interior. A ojo, podríamos decir que el libro es un 80% de drama y un 20% de thriller. Así que el que busque esto último, va a quedar muy decepcionado. Así, no hay que extrañarse de ver comentarios como que le sobran casi todas las páginas, que es demasiado pesado, que se tira más de medio libro sin que pase nada (falso; otra cosa es que para determinados lectores sólo pase algo cuando hay tiros…), etc, etc. Está claro, si a xxxx (introducir cualquier escritor de bestsellers de garrafón; había puesto uno, pero no quiero ofender) le dan el argumento de este libro, lo hubiera liquidado en 150 páginas. Pero yo me aparté de xxxx después de leer un solo libro. En cambio, con Donna Tartt repetiré seguro.

El jilguero es una historia de personajes, personajes profundos y complejos, algunos entrañables, otros más desagradables, y muchos, la mayoría (si no todos) con esa dualidad tan humana que te hace quererlos y odiarlos por igual. Personajes grises, ni blancos ni negros, ni buenos ni malos, pero profundamente humanos y creíbles. Los personajes, todos ellos, son lo mejor del libro.

¿De qué va El jilguero? La sinopsis nos desvela el principio: un atentado, una explosión, un niño superviviente y algo de misterio… El título, la portada y los múltiples artículos aparecidos en la prensa nos indican que también hay un cuadro famoso de por medio… Sí, todo es cierto. Pero en conjunto todo esto no supone más de una cuarta parte del libro, repartida casi íntegramente entre lo que podríamos llamar una larga introducción y un largo epílogo. El resto es, básicamente, la vida del protagonista, Theo, a lo largo de unos 20 años (con un gran salto temporal de por medio). Una vida intensa y complicada, que, junto con los personajes con los que se va cruzando (también controvertidos, complicados), es lo que verdaderamente da alma a esta historia.

A lo largo de sus muchas páginas, nos moveremos por multitud de ambientes y distintas personalidades: alta sociedad, delincuencia juvenil, drogas y alcohol, amor y amistad, juego y crimen organizado… Hay un poco de todo en esta novela, y a menudo, entremezclado, con fronteras difusas entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto. Como decía más arriba, casi todo es ambivalente, casi todo es gris, con su lado bueno y su lado malo… La vida es complicada. Las personas, también.

Sobre el estilo de la autora, indicar que es de lenguaje sencillo pero pausado, muy descriptivo, tremendamente descriptivo. Tanto, que comprendo que para algunos lectores pueda llegar a resultar exasperante, pero que por otra parte te permite meterte realmente en los personajes y en sus vivencias. Quizás en las últimas páginas del libro la autora se acerque un poco al exceso, con decenas de páginas que parecen dar vueltas una y otra vez alrededor de reflexiones “de filosofía vital barata” y de pensamientos inconexos; fueron páginas que reconozco que se me llegaron a hacer algo tediosas, pero que al mismo tiempo consiguen identificarte con la situación que vive el protagonista en esos momentos (no debo dar más pistas, o sería un spoiler). Creo que Donna Tartt hace un buen trabajo, escribe francamente bien aunque se mantenga haciendo equilibrios en la frontera entre el “estilo bestseller” y la “buena literatura”. Claro que, justamente esto, no será del agrado de todo el mundo.

En resumen, un buen libro, desde mi punto de vista, un relato complejo y escrito con inteligencia que se lee con fluidez y que se disfruta sobre todo por sus fantásticos personajes. Personajes que podrán gustar o no, pero que tienen alma, todos ellos: Theo, Pippa, Hobey, Boris, Andy… incluso Xandra, la señora Barbour, el padre de Theo y hasta los porteros de la casa de Theo… Un amplio ejemplo de diferentes personalidades, estatus social y formas de vida, y de las grandezas y las vilezas del ser humano, a menudo mezcladas dentro de una misma persona.

12 de agosto de 2014

Cita de hoy

El rico mejunje de nacionalismo irlandés y catolicismo, o de nacionalismo católico irlandés, o de catolicismo nacionalista irlandés. Da igual.

Don Winslow - El poder del perro

6 de agosto de 2014

[Libros] El capitán Alatriste – Arturo Pérez-Reverte (1996)

¿Y qué hago yo leyendo (y escribiendo sobre) este libro a estas alturas, cuando ya lo ha leído todo el que tuviera el más mínimo interés en hacerlo? Bueno, pues simplemente es que yo no me había decidido hasta ahora. Mi experiencia como lector con Pérez-Reverte, aún pudiendo calificarse de agridulce, es más agria que dulce, de modo que mi interés en su momento fue más bien reducido, por decirlo suavemente. Coincidió, además, una época en la que este autor estaba especialmente de moda y cada dos por tres alguien me regalaba un libro suyo, de modo que estaba bastante empachado (aunque luego me pasó lo mismo con Dan Brown, y eso fue aún peor...). Pero ahora, años después, sentía curiosidad por saber por qué levantó tantas pasiones esta saga del espadachín bigotudo con nombre de solitario duro y melancólico (como todos los protagonistas “ahumphreybogartados” del autor). Y, finalmente, este verano ha caído, en un par de días.

Sinopsis:
"No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente"... Con estas palabras empieza El capitán Alatriste, la historia de un soldado veterano de los tercios de Flandes que malvive como espadachín a sueldo en el Madrid del siglo XVII. Sus aventuras peligrosas y apasionantes nos sumergen sin aliento en las intrigas de la Corte de una España corrupta y en decadencia, las emboscadas en callejones oscuros entre el brillo de dos aceros, las tabernas donde Francisco de Quevedo compone sonetos entre pendencias y botellas de vino, o los corrales de comedias donde las representaciones de Lope de Vega terminan a cuchilladas. Todo ello de la mano de personajes entrañables o fascinantes: el joven Íñigo Balboa, el implacable inquisidor fray Emilio Bocanegra, el peligroso asesino Gualterio Malatesta, o el diabólico secretario del rey, Luis de Alquézar. Acción, historia y aventura se dan cita en estas páginas inolvidables.

Crítica: Típico y tópico, pero entretenido
Muy cortito, entretenido, bien ambientado y bien escrito. Es lo mejor que se puede decir de este libro. En la parte negativa, típico, con argumento minimalista y lleno de tópicos. Y, si me apuras, con un cierto deje de pedantería en el estilo, aunque se solapa con lo de bien escrito… no sé, quizás será que su autor me parece tan chulo y prepotente que no puedo evitar ver esas características en sus textos…

La de Alatriste no es más que la típica novela de aventuras de toda la vida, en plan “Los tres mosqueteros”, con buenos, malos y luchas a espada a tutiplén. Nada nuevo bajo el sol, ninguna novedad, ninguna originalidad. Si acaso al contrario, minimalismo en el argumento más bien: se nota que ya pensaba convertir esto en una saga a la que sacarle los cuartos, y este librillo parece más un capítulo alargado de un libro de aventuras que una novela por sí misma. O un capítulo de la serie “Águila Roja”. Más o menos…

Pérez-Reverte elige una época histórica que le gusta y que conoce (el libro está muy bien ambientado), en la que mete a su personaje de siempre (alguien duro, apuesto, valiente, melancólico, cínico, solitario y maltratado por la vida) para que se dé mamporros por una buena causa (su honor, básicamente). Aprovecha para contarnos algo de la historia de la época, incluyendo a multitud de personajes históricos como secundarios de la novela, y aprovechando para repetir una y otra vez la opinión (llena de topicazos) que tiene el autor sobre España y los españoles (qué buenos que somos, pero qué malos han sido siempre nuestros dirigentes, repite una y otra vez en descarado exceso de simplismo maniqueo). Para rellenar, porque por mucho que repita lo mismo una y otra vez el argumento no da para más, nos cuela aquí y allá fragmentos de versos de Quevedo o de obras de Lope de Vega, que llenan páginas y hacen más fácil llegar a generar un librillo vendible. Lo adereza con un lenguaje que imita al castellano antiguo, pasándose (desde mi punto de vista) en la utilización de palabras que requieren tener el diccionario al lado (esto es lo que lo pone, para mí, en la frontera entre lo “bien escrito” y “la pedantería”).

El resultado de todo esto es lo que decía: un librillo de aventuras de lectura amena y facilona, bien escrito y ambientado, que se liquida en un par de ratos y se olvida en el siguiente. Personalmente, debo decir que no me ha animado a seguir con la serie. Pero eso sí, como novela juvenil y para introducir a los adolescentes en temas históricos con un texto ameno y personajes estereotipados pero de empatía fácil, me parece bastante recomendable. En mis años mozos los hubiera devorado, seguro…

31 de julio de 2014

[Libros] Misery – Stephen King (1987)

Tras más de 20 años alejado de este escritor, mi reencuentro con Stephen King fue tan satisfactorio que he decidido ir catando algunos de sus principales libros poco a poco. Éste está considerado uno de los mejores por buena parte de sus fans, y la verdad es que no me ha decepcionado.

Sinopsis:
Paul Sheldon es un escritor que sufre un grave accidente y recobra el conocimiento en una apartada casa en la que vive una sospechosa mujer, corpulenta y de extraño carácter. Se trata de una antigua enfermera, involucrada en varias muertes misteriosas ocurridas en diversos hospitales. Fanática de un personaje de una serie de libros que él ha decidido dejar de escribir, está dispuesta a hacer todo lo necesario para "convencerlo" de que retome la escritura. Esta mujer es capaz de los mayores horrores, y Paul, con las piernas rotas y entre terribles dolores, tendrá que luchar por su vida. Un relato obsesivo y aterrador, que solo Stephen King podía ofrecemos.

Crítica: Espléndido thriller con trasfondo autobiográfico
Stephen King está considerado como el arquetipo de los escritores de best-sellers en su peor acepción: libros de lectura facilona que se escriben como quien hace rosquillas, que se leen como quien se bebe una coca-cola de un trago, y que, como ésta, no aportan más que un momento refrescante. Y, sin embargo, por lo poco que llevo leído de este autor últimamente, creo que los libros de King tienen siempre algo más. Su calidad está por encima de la media de esta categoría por varias razones, pero principalmente porque suele otorgar a sus personajes una profundidad muy superior a la habitual del género. En este libro en concreto, King no sólo ha escrito una soberbia novela de intriga, sino que ha vertido en su protagonista muchas de sus propias vivencias como escritor.

En realidad, la estructura de la novela es simple: un escritor se ve de repente secuestrado por una desequilibrada mental, sin ninguna posibilidad de escapar y totalmente a su merced. En realidad, no es un tema nuevo, hay centenares de libros y películas que siguen exactamente este mismo esquema, y la mayoría optan por lo fácil: tensión, búsqueda de formas de escapar, jugueteos del sádico con su víctima… y poco más, hasta llegar al desenlace.

En Misery hay más… y menos. Menos tensión explícita, menos acción, y mucha más psicología. Mucha tensión psicológica, mucho meternos en la cabeza del protagonista, y no tanta acción “real” (aunque, cuando la hay, también es soberbia). Y, mezclado entre todo ello, reflexiones del protagonista sobre el oficio de escritor. Reflexiones en las que se ven con claridad los rasgos autobiográficos que comentaba al principio.

King utiliza a su protagonista para mostrar una parte de sí mismo. Es mi opinión, pero no creo equivocarme. Aparecen detalles tanto introspectivos como más globales: el amor del autor por su trabajo, el aislamiento del resto que supone sumergirse en la obra, cómo ésta a veces parece tener vida propia más allá de lo que el autor podía haber pensado inicialmente… también, detalles de las técnicas del oficio, o de las relaciones del autor con el mundo editorial. Como King, el protagonista escribe novelas comerciales y facilonas, muy alejadas de la “buena literatura”, y es consciente de ello, de sus limitaciones como escritor, aunque tenga un gran éxito de ventas. Y, al igual que King en su vida real, con el éxito y la fama el protagonista ha caído en el alcoholismo y la drogadicción. Son muchos detalles, algunos pequeños… pero sí, no creo equivocarme si digo que hay mucho de autobiográfico en esta novela. Esto era algo que tenía bastante claro mientras la iba leyendo, pero la última frase del libro, aunque pueda tener diferentes interpretaciones, me lo confirmó sin ninguna duda: “Ahora ya he contado mi historia”.

Por lo demás… simplemente deciros que si buscáis un buen libro ligero, una lectura refrescante de verano que no llegue a ofender a vuestras neuronas, un libro de intriga bien resuelto y que no caiga en tópicos, o una lectura de entretenimiento de cierta calidad…. no lo dudéis: Misery os atrapará. Aunque, si sois sensibles, también os advierto que tiene un par de escenas un poco duras…

P.D.: Estaba yo releyendo esta entrada meses después de haberla escrito (no me preguntéis por qué...), y creo que en esa última frase del libro, Ahora ya he contado mi historia”, hace referencia a bastante más que a las evidentes notas autobiográficas. Porque quizás pueda tomarse todo el libro como una metáfora de su vida, donde la protagonista que lo tiene atrapado y que le va destrozando poco a poco no es otra que la droga. He hecho una pequeña comprobación, y, efectivamente, la fecha en que se publicó este libro (1987) se corresponde con su salida del hoyo de la adicción al alcohol y las drogas, en el que llevaba más de 10 años metido. Creo ahora que esa última frase del libro tiene mucho más fondo del que me pareció en un principio. Aunque sólo es mi opinión...

NOTA: La imagen que acompaña a esta entrada es de un cartel de la película basada en el libro. La razón es que me parece mucho mejor que cualquiera de las portadas chorreantes de sangre con las que salió el libro a la venta en España, y que no se corresponden, desde mi punto de vista, con el contenido o el espíritu de la novela.

29 de julio de 2014

Cita de hoy

Dios da pan al que no tiene dientes, pero antes, mucho antes, le dio hambruna al que los tenía. Linda trampa la de Dios. Después de todo, los refranes populares son algo así como un curriculum divino. Se armó la de Dios es Cristo: virulencia y furia. Dios los cría y ellos se juntan: conspiración y acoso. Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César: repartija y prorrateo. Como Dios manda: prepotencia e imperio. Dios pasó de largo: indiferencia y menosprecio. A Dios rogando y con el mazo dando: parapoliciales, paramilitares, escuadrones de la muerte, etc. Cuando Dios quiera: poder omnímodo. Dios nos libre y nos guarde: neocolonialismo. Dios castiga sin palo ni piedra: tortura subliminal. Vaya con Dios: malas compañías.

Primavera con una esquina rota – Mario Benedetti

26 de julio de 2014

[Libros] Yo, Claudio – Robert Graves (1934)

Aunque ya habréis notado que tengo unos gustos literarios bastante amplios, y que de hecho me gusta variar en mis lecturas, lo cierto es que siento una cierta debilidad hacia la novela histórica y la Historia, con mayúsculas. En concreto, la historia de Roma es una de las épocas que más atractivas me resultan. Por ello, este clásico del género tenía que caer tarde o temprano.

Sinopsis:
En el díptico que integran «Yo, Claudio» y «Claudio el dios y su esposa Mesalina», la amplitud y la profundidad de los conocimientos sobre la Antigüedad clásica de Robert Graves (1895-1985) se conjugan con una prosa de enorme belleza a la que da aliento una poderosa y viva imaginación, capaz de reconstruir toda la grandeza y miseria de la Roma imperial.
Primer volumen de la supuesta «autobiografía» de este singular emperador, destinado a serlo contra sus propias inclinaciones, en «Yo, Claudio» las intrigas, la depravación, las sangrientas purgas y la crueldad de los reinados de Augusto y Tiberio, que culminaron en la locura de la etapa de Calígula, sirven de marco histórico a la trama argumental.

Crítica personal: Gran novela histórica para adictos al género
Aunque casi sea empezar por el final, explicaré el encabezamiento de esta crítica: considero que “Yo, Claudio” es una magnífica novela histórica, bien escrita, bien documentada, y de gran calidad en general; pero también creo que es un libro que podrá resultar a ratos aburrido para el lector no excesivamente afín al género. Luego daré más detalles.

Como supongo que os ocurrirá a muchos de vosotros, yo más o menos ya sabía de qué iba esto de “Yo, Claudio”. Recordaba la serie que ponían en televisión durante mi niñez, esa que veía toda España (en un tiempo en que no había ni cadenas privadas ni internet, uno veía lo que le ponían en TVE) y de la que todo el mundo hablaba. Creo que fue una pequeña revolución en su época, una serie bien hecha y “moderna”, con malos malísimos y hasta con sexo de fondo, aunque no fuera explícito. Yo era un crío y no veía la serie, supongo que estaría jugando por ahí con la tele de fondo (mis padres sí que la seguían con interés, de eso sí me acuerdo), pero es imposible no recordar al Claudio tartamudo y servil, y al loco de Calígula. Así que, más o menos, sabía de qué iba el libro, aunque por lo demás me resultase totalmente nuevo, porque realmente no seguí la serie.

El planteamiento de la novela es original, pues está redactada como si se tratase de las memorias de Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico (y Esto-y lo-otro-y-lo-de-más-allá, como dice él mismo), escritas hacia el final de sus días en primera persona. Aunque no se trata de una autobiografía, sino más bien de la crónica de una época, remontándose a sus padres y el reinado de Octavio Augusto, y relatando todos los acontecimientos que fueron teniendo lugar durante su niñez y juventud.

En realidad, este primer volumen de una obra compuesta por dos, apenas habla del propio Claudio. El autor aparece como un personaje más bien secundario, que nos va relatando buena parte de la historia de Roma en el siglo I, y centrado principalmente en el entorno de la familia imperial. Claudio es nieto de Augusto, lo que le permite vivir en palacio, aunque todos lo consideren un pobre retrasado. Nacido con diferentes minusvalías, Claudio es cojo y tartamudo, lo que le lleva a ser despreciado por la mayor parte de su entorno, aunque interiormente es mucho más inteligente de lo que todos creen. El hecho de que nadie le otorgue la más mínima importancia le permitirá, en cierto modo, ser el testigo más privilegiado de todo lo que sucede a su alrededor.

Viviremos el final del reinado de Augusto, seguido por el de Tiberio (tío de Claudio) y posteriormente Calígula (su sobrino), describiéndonos la política y las acciones bélicas en las fronteras, pero con un especial énfasis en todo el entramado de envidias, traiciones, intrigas, sucias maniobras y asesinatos  que adquirieron especial relevancia durante la época imperial.

La novela está bien escrita y se nota documentada, pero puestos a ser críticos, destacaría una cierta falta de amenidad. El narrador (Claudio) es prácticamente omnipresente, siendo los diálogos bastante escasos, lo que resta agilidad al relato. Además, el exceso de personajes y el exceso de detalle en algunas partes resulta algo confuso para el lector, en ocasiones sin tener mayor relevancia: hay personajes que se mencionan en una o dos páginas y no vuelven a aparecer; podría haberse prescindido de ellos sin afectar al texto y ganando en agilidad, pero Graves prefiere optar por el detalle en su relato. Esta atención al detalle será valorada por el verdadero aficionado a la Historia, pero para el lector medio considero que hace el texto algo denso y confuso y falto de amenidad a ratos.

Realmente, la amenidad del texto despega con la llegada de Calígula al poder, en el último tercio del libro. Las locuras de este payaso sanguinario dan mucho juego, y a partir de aquí la novela se lee con bastante más agilidad. Este primer volumen termina justamente con la muerte de Calígula y el nombramiento de Claudio como emperador, por lo que todo parece apuntar a que, en el segundo tomo, el presunto autor del texto pasará de secundario a protagonista principal de la historia. La verdad es que uno se queda con la sensación de que el segundo tomo va a ser más ameno, aunque habrá que verlo (aún no lo he leído).

En resumen, un buen libro, sin ninguna duda, una gran novela histórica que además fue pionera en el género (¡se escribió en 1934, y hoy sigue pareciendo moderna!), pero que no es un libro que destaque por una lectura ágil y amena.  No lo califico de aburrido en absoluto, el texto fluye bien y tiene toques de ironía y humor, pero si alguien espera cierta tensión o aventuras, puede olvidarse. Es un relato histórico contado con amenidad, pero relato histórico al fin y al cabo. Si sabiendo esto os atrae, adelante: no os sentiréis defraudados.

Por cierto, que me he quedado con ganas de ver la serie. Son poquitos capítulos, y he leído por ahí que no ha acusado demasiado el paso del tiempo. Creo que la serie, con sus diálogos y la necesaria simplificación de los detalles menores, aportará ese toque de mayor amenidad del que quizás adolece algo el libro.