Sinopsis:
Gladys Eysenach es acusada del asesinato de su
presunto amante, un joven estudiante de apenas veinte años, y el caso levanta
una enorme expectación en París. Gladys pertenece a esa alta sociedad apátrida
que recorre Europa de fiesta en fiesta. Envidiada por las mujeres y deseada por
los hombres, su vida se airea impúdicamente frente al juez. El público,
impaciente por conocer cada sórdido detalle, no comprende que la rica y
envidiada Gladys, comprometida con un apuesto conde italiano, haya perdido la
cabeza por un joven anodino, casi un niño.
Crítica: Folletín psicológico
Lamento ser algo
discrepante con la mayor parte de las críticas que ponen este libro por las
nubes o poco menos… pero no me ha parecido para tanto.
Estamos ante una
novela corta de índole psicológico; se trata de un buen retrato de una mujer
obsesionada por su apariencia y por mantenerse eternamente joven y deseable.
Esta obsesión condicionará su vida y a los que la rodean. Y hasta aquí puedo
leer…
El argumento no está
mal, y Némirovsky escribe bien… pero el resultado me ha parecido digamos que
“discreto”. Es decir, no me ha disgustado, pero tampoco me ha apasionado, ni
muchísimo menos. La verdad es que, aunque no me aburría su lectura, casi me
daba pereza cogerlo. No me ha llegado.
En el fondo, el libro
es un folletín. Un folletín bien escrito y con cierta sustancia, pero folletín
al fin y al cabo: su contenido me ha resultado demasiado novelesco, demasiado
“dramático” en el mal sentido del término, demasiado “romántico” no en el
sentido amoroso, sino en el de la época del Romanticismo (sentimientos y
situaciones algo extremas); en fin, casi podría decir que los personajes me han
resultado un poco “sobreactuados”, poco reales.
Debo confesar que ya
desde el principio quizás he empezado con mal pie: el modo en el que la autora
nos introduce al personaje, tomando como excusa los discursos de jueces y
fiscales durante un juicio, no me ha gustado nada. La razón es que pone en boca
de jueces y fiscales declaraciones subjetivas y juicios de valor que en la vida
real no son en absoluto propios de esas profesiones. Vamos, que en una película
americana esas declaraciones irían acompañadas de decenas de exclamaciones de
“protesto” por la parte contraria, y no digamos ya en boca de un juez…
Némirovsky utiliza el recurso de contarnos cosas sobre la protagonista (la
acusada) aprovechando esos discursos, pero estos resultan tan poco realistas en
un marco legal como el de un tribunal, que me han empezado chirriando bastante.
Lo anterior no es más
que una anécdota, en el fondo, pero creo que me ha hecho empezar con mal pie.
No he observado más “fallos” de ese tipo en el resto del libro, solamente esa
“sobreactuación” de los personajes ya comentada, pero lo cierto es que la
novela no me ha dejado totalmente satisfecho. No me ha disgustado, no me parece
mala en absoluto, y tiene la ventaja de ser muy corta, pero lo cierto es que
tampoco le veo las múltiples cualidades que uno lee en algunas críticas.
Es solamente el tercer
libro que leo de esta autora, pero por ahora es el que menos me ha gustado de
los tres. En cualquier caso, seguiré “catando” otras de sus obras.
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