31 de julio de 2014

[Libros] Misery – Stephen King (1987)

Tras más de 20 años alejado de este escritor, mi reencuentro con Stephen King fue tan satisfactorio que he decidido ir catando algunos de sus principales libros poco a poco. Éste está considerado uno de los mejores por buena parte de sus fans, y la verdad es que no me ha decepcionado.

Sinopsis:
Paul Sheldon es un escritor que sufre un grave accidente y recobra el conocimiento en una apartada casa en la que vive una sospechosa mujer, corpulenta y de extraño carácter. Se trata de una antigua enfermera, involucrada en varias muertes misteriosas ocurridas en diversos hospitales. Fanática de un personaje de una serie de libros que él ha decidido dejar de escribir, está dispuesta a hacer todo lo necesario para "convencerlo" de que retome la escritura. Esta mujer es capaz de los mayores horrores, y Paul, con las piernas rotas y entre terribles dolores, tendrá que luchar por su vida. Un relato obsesivo y aterrador, que solo Stephen King podía ofrecemos.

Crítica: Espléndido thriller con trasfondo autobiográfico
Stephen King está considerado como el arquetipo de los escritores de best-sellers en su peor acepción: libros de lectura facilona que se escriben como quien hace rosquillas, que se leen como quien se bebe una coca-cola de un trago, y que, como ésta, no aportan más que un momento refrescante. Y, sin embargo, por lo poco que llevo leído de este autor últimamente, creo que los libros de King tienen siempre algo más. Su calidad está por encima de la media de esta categoría por varias razones, pero principalmente porque suele otorgar a sus personajes una profundidad muy superior a la habitual del género. En este libro en concreto, King no sólo ha escrito una soberbia novela de intriga, sino que ha vertido en su protagonista muchas de sus propias vivencias como escritor.

En realidad, la estructura de la novela es simple: un escritor se ve de repente secuestrado por una desequilibrada mental, sin ninguna posibilidad de escapar y totalmente a su merced. En realidad, no es un tema nuevo, hay centenares de libros y películas que siguen exactamente este mismo esquema, y la mayoría optan por lo fácil: tensión, búsqueda de formas de escapar, jugueteos del sádico con su víctima… y poco más, hasta llegar al desenlace.

En Misery hay más… y menos. Menos tensión explícita, menos acción, y mucha más psicología. Mucha tensión psicológica, mucho meternos en la cabeza del protagonista, y no tanta acción “real” (aunque, cuando la hay, también es soberbia). Y, mezclado entre todo ello, reflexiones del protagonista sobre el oficio de escritor. Reflexiones en las que se ven con claridad los rasgos autobiográficos que comentaba al principio.

King utiliza a su protagonista para mostrar una parte de sí mismo. Es mi opinión, pero no creo equivocarme. Aparecen detalles tanto introspectivos como más globales: el amor del autor por su trabajo, el aislamiento del resto que supone sumergirse en la obra, cómo ésta a veces parece tener vida propia más allá de lo que el autor podía haber pensado inicialmente… también, detalles de las técnicas del oficio, o de las relaciones del autor con el mundo editorial. Como King, el protagonista escribe novelas comerciales y facilonas, muy alejadas de la “buena literatura”, y es consciente de ello, de sus limitaciones como escritor, aunque tenga un gran éxito de ventas. Y, al igual que King en su vida real, con el éxito y la fama el protagonista ha caído en el alcoholismo y la drogadicción. Son muchos detalles, algunos pequeños… pero sí, no creo equivocarme si digo que hay mucho de autobiográfico en esta novela. Esto era algo que tenía bastante claro mientras la iba leyendo, pero la última frase del libro, aunque pueda tener diferentes interpretaciones, me lo confirmó sin ninguna duda: “Ahora ya he contado mi historia”.

Por lo demás… simplemente deciros que si buscáis un buen libro ligero, una lectura refrescante de verano que no llegue a ofender a vuestras neuronas, un libro de intriga bien resuelto y que no caiga en tópicos, o una lectura de entretenimiento de cierta calidad…. no lo dudéis: Misery os atrapará. Aunque, si sois sensibles, también os advierto que tiene un par de escenas un poco duras…

P.D.: Estaba yo releyendo esta entrada meses después de haberla escrito (no me preguntéis por qué...), y creo que en esa última frase del libro, Ahora ya he contado mi historia”, hace referencia a bastante más que a las evidentes notas autobiográficas. Porque quizás pueda tomarse todo el libro como una metáfora de su vida, donde la protagonista que lo tiene atrapado y que le va destrozando poco a poco no es otra que la droga. He hecho una pequeña comprobación, y, efectivamente, la fecha en que se publicó este libro (1987) se corresponde con su salida del hoyo de la adicción al alcohol y las drogas, en el que llevaba más de 10 años metido. Creo ahora que esa última frase del libro tiene mucho más fondo del que me pareció en un principio. Aunque sólo es mi opinión...

NOTA: La imagen que acompaña a esta entrada es de un cartel de la película basada en el libro. La razón es que me parece mucho mejor que cualquiera de las portadas chorreantes de sangre con las que salió el libro a la venta en España, y que no se corresponden, desde mi punto de vista, con el contenido o el espíritu de la novela.

29 de julio de 2014

Cita de hoy

Dios da pan al que no tiene dientes, pero antes, mucho antes, le dio hambruna al que los tenía. Linda trampa la de Dios. Después de todo, los refranes populares son algo así como un curriculum divino. Se armó la de Dios es Cristo: virulencia y furia. Dios los cría y ellos se juntan: conspiración y acoso. Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César: repartija y prorrateo. Como Dios manda: prepotencia e imperio. Dios pasó de largo: indiferencia y menosprecio. A Dios rogando y con el mazo dando: parapoliciales, paramilitares, escuadrones de la muerte, etc. Cuando Dios quiera: poder omnímodo. Dios nos libre y nos guarde: neocolonialismo. Dios castiga sin palo ni piedra: tortura subliminal. Vaya con Dios: malas compañías.

Primavera con una esquina rota – Mario Benedetti

26 de julio de 2014

[Libros] Yo, Claudio – Robert Graves (1934)

Aunque ya habréis notado que tengo unos gustos literarios bastante amplios, y que de hecho me gusta variar en mis lecturas, lo cierto es que siento una cierta debilidad hacia la novela histórica y la Historia, con mayúsculas. En concreto, la historia de Roma es una de las épocas que más atractivas me resultan. Por ello, este clásico del género tenía que caer tarde o temprano.

Sinopsis:
En el díptico que integran «Yo, Claudio» y «Claudio el dios y su esposa Mesalina», la amplitud y la profundidad de los conocimientos sobre la Antigüedad clásica de Robert Graves (1895-1985) se conjugan con una prosa de enorme belleza a la que da aliento una poderosa y viva imaginación, capaz de reconstruir toda la grandeza y miseria de la Roma imperial.
Primer volumen de la supuesta «autobiografía» de este singular emperador, destinado a serlo contra sus propias inclinaciones, en «Yo, Claudio» las intrigas, la depravación, las sangrientas purgas y la crueldad de los reinados de Augusto y Tiberio, que culminaron en la locura de la etapa de Calígula, sirven de marco histórico a la trama argumental.

Crítica personal: Gran novela histórica para adictos al género
Aunque casi sea empezar por el final, explicaré el encabezamiento de esta crítica: considero que “Yo, Claudio” es una magnífica novela histórica, bien escrita, bien documentada, y de gran calidad en general; pero también creo que es un libro que podrá resultar a ratos aburrido para el lector no excesivamente afín al género. Luego daré más detalles.

Como supongo que os ocurrirá a muchos de vosotros, yo más o menos ya sabía de qué iba esto de “Yo, Claudio”. Recordaba la serie que ponían en televisión durante mi niñez, esa que veía toda España (en un tiempo en que no había ni cadenas privadas ni internet, uno veía lo que le ponían en TVE) y de la que todo el mundo hablaba. Creo que fue una pequeña revolución en su época, una serie bien hecha y “moderna”, con malos malísimos y hasta con sexo de fondo, aunque no fuera explícito. Yo era un crío y no veía la serie, supongo que estaría jugando por ahí con la tele de fondo (mis padres sí que la seguían con interés, de eso sí me acuerdo), pero es imposible no recordar al Claudio tartamudo y servil, y al loco de Calígula. Así que, más o menos, sabía de qué iba el libro, aunque por lo demás me resultase totalmente nuevo, porque realmente no seguí la serie.

El planteamiento de la novela es original, pues está redactada como si se tratase de las memorias de Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico (y Esto-y lo-otro-y-lo-de-más-allá, como dice él mismo), escritas hacia el final de sus días en primera persona. Aunque no se trata de una autobiografía, sino más bien de la crónica de una época, remontándose a sus padres y el reinado de Octavio Augusto, y relatando todos los acontecimientos que fueron teniendo lugar durante su niñez y juventud.

En realidad, este primer volumen de una obra compuesta por dos, apenas habla del propio Claudio. El autor aparece como un personaje más bien secundario, que nos va relatando buena parte de la historia de Roma en el siglo I, y centrado principalmente en el entorno de la familia imperial. Claudio es nieto de Augusto, lo que le permite vivir en palacio, aunque todos lo consideren un pobre retrasado. Nacido con diferentes minusvalías, Claudio es cojo y tartamudo, lo que le lleva a ser despreciado por la mayor parte de su entorno, aunque interiormente es mucho más inteligente de lo que todos creen. El hecho de que nadie le otorgue la más mínima importancia le permitirá, en cierto modo, ser el testigo más privilegiado de todo lo que sucede a su alrededor.

Viviremos el final del reinado de Augusto, seguido por el de Tiberio (tío de Claudio) y posteriormente Calígula (su sobrino), describiéndonos la política y las acciones bélicas en las fronteras, pero con un especial énfasis en todo el entramado de envidias, traiciones, intrigas, sucias maniobras y asesinatos  que adquirieron especial relevancia durante la época imperial.

La novela está bien escrita y se nota documentada, pero puestos a ser críticos, destacaría una cierta falta de amenidad. El narrador (Claudio) es prácticamente omnipresente, siendo los diálogos bastante escasos, lo que resta agilidad al relato. Además, el exceso de personajes y el exceso de detalle en algunas partes resulta algo confuso para el lector, en ocasiones sin tener mayor relevancia: hay personajes que se mencionan en una o dos páginas y no vuelven a aparecer; podría haberse prescindido de ellos sin afectar al texto y ganando en agilidad, pero Graves prefiere optar por el detalle en su relato. Esta atención al detalle será valorada por el verdadero aficionado a la Historia, pero para el lector medio considero que hace el texto algo denso y confuso y falto de amenidad a ratos.

Realmente, la amenidad del texto despega con la llegada de Calígula al poder, en el último tercio del libro. Las locuras de este payaso sanguinario dan mucho juego, y a partir de aquí la novela se lee con bastante más agilidad. Este primer volumen termina justamente con la muerte de Calígula y el nombramiento de Claudio como emperador, por lo que todo parece apuntar a que, en el segundo tomo, el presunto autor del texto pasará de secundario a protagonista principal de la historia. La verdad es que uno se queda con la sensación de que el segundo tomo va a ser más ameno, aunque habrá que verlo (aún no lo he leído).

En resumen, un buen libro, sin ninguna duda, una gran novela histórica que además fue pionera en el género (¡se escribió en 1934, y hoy sigue pareciendo moderna!), pero que no es un libro que destaque por una lectura ágil y amena.  No lo califico de aburrido en absoluto, el texto fluye bien y tiene toques de ironía y humor, pero si alguien espera cierta tensión o aventuras, puede olvidarse. Es un relato histórico contado con amenidad, pero relato histórico al fin y al cabo. Si sabiendo esto os atrae, adelante: no os sentiréis defraudados.

Por cierto, que me he quedado con ganas de ver la serie. Son poquitos capítulos, y he leído por ahí que no ha acusado demasiado el paso del tiempo. Creo que la serie, con sus diálogos y la necesaria simplificación de los detalles menores, aportará ese toque de mayor amenidad del que quizás adolece algo el libro.