Me encanta disfrutar
de las cosas buenas de la vida. Qué tontería, supongo que a todos nos gusta…
aunque no sé, porque también hay gente que parece que realmente disfruta
sufriendo, pero bueno, eso daría para un debate aparte...
Tumbarte sobre un
prado un día de primavera viendo el cielo… sentarte tranquilo en un sillón con
un buen libro y música suave de fondo una tarde de lluvia… una buena sesión de
sexo… unas lonchas de jamón de bellota
con un vino de esos que te hacen cerrar los ojos al paladearlo…
Pues sí, me gusta la
buena vida. Nos gusta la buena vida, debería decir, en mi familia. Y hacemos lo
que podemos, que no siempre es todo lo que nos gustaría, pero en fin, así es la
vida. Al menos, en unas cuantas cosas dependes menos de los demás o de las
circunstancias: no siempre puedes tirarte en un prado, no siempre tienes tiempo
para relajarte a gusto con música y un libro… y ni siquiera todo el mundo tiene la oportunidad de tener sexo cuando
quiere. Pero, salvo problemas económicos mayores, en general en nuestro país
casi todos podemos disfrutar del buen beber y el buen comer. Y de eso quería
hablaros hoy.
Sí, en casa somos muy
aficionados a comer bien. Y al buen vino. Y hacemos lo que podemos para
disfrutar de ello lo máximo posible (dentro de las posibilidades del bolsillo… y
hasta de la salud, ¡que no es cuestión de beberse una botella de vino al día,
aunque apetezca!). Como todo el mundo, tenemos nuestras preferencias, claro
está. Por ejemplo, no nos entusiasma el marisco, y sí los buenos embutidos y
los buenos quesos. Y el vino. El maravilloso y variado vino de nuestra tierra.
El bueno, claro… prefiero beber agua sin dudarlo si la alternativa es uno de
esos “vinos de la casa” que suelen poner por ahí. Pero los buenos vinos… ¡ay,
qué maravilla!
Pues bien, ahora hemos
querido compartir con todo el mundo una pequeña parte de este amor nuestro
hacia ciertos productos de nuestra tierra. Hemos abierto una tienda online para
vender esos productos que nos entusiasman. Bueno, en realidad la tienda la
lleva mi mujer, como única salida a la vista tras varios años en paro; pero yo
colaboro en lo que puedo (por ejemplo, en la selección de los productos, que es
conjunta). Y es lo que quería contaros hoy aquí.
Se llama Delicias Ibéricas, y en ella podéis encontrar vinos “de autor”,
embutidos del Pirineo, quesos artesanos de oveja con un sabor ya casi olvidado,
mermeladas de sabores exóticos y totalmente naturales… Todos ellos, productos
que nos entusiasman, que hemos probado y seleccionado personalmente, y algunos
de los cuales llevamos años consumiendo en casa porque nos encantan (a menudo
trayéndonos provisiones a casa al terminar nuestras vacaciones en diversas zonas
de nuestra geografía). Productos por lo general difíciles de encontrar, por
limitarse su distribución habitual a su entorno más cercano. Pues bien, una
parte de esos maravillosos productos (y esperamos que podamos ampliarla más
adelante, si la tienda se demuestra viable) es la que ahora os ofrecemos a
todos en Delicias Ibéricas.
Os animo a descubrir la tienda, y a seguirnos en su página de Facebook, desde donde tenemos planeado ir anunciando promociones, recetas,
maridajes… Si es que sobrevivimos más allá de un par de meses, claro está…
Espero que os guste
esta aventura en la que nos hemos embarcado. Y, si podéis ayudar, corriendo la
voz a conocidos, dándole al “Me gusta” en la página de Facebook,
o como se os ocurra, pues tenéis todo nuestro agradecimiento. Los comienzos son
siempre difíciles, y lograr visibilidad en el inmenso océano de internet es una
tarea titánica. Cualquier ayuda es poca.
Gracias por haber leído
hasta aquí. Espero volver próximamente con algo más de tiempo para seguir como
siempre, comentando libros o cualquier otro tema que se me pase por la cabeza.
¡Hasta la próxima!
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