Ya sabéis que
no soy demasiado amigo de lanzarme a leer las últimas novedades editoriales,
pero en este caso debo agradecer a la tremenda publicidad que ha rodeado a este
libro el hecho de que me diera la oportunidad de conocerlo. Tras leer
diferentes reseñas y entrevistas a la autora en la prensa, y animado por los
positivos comentarios que veía por todas partes, decidí probar. Y debo decir
que no me arrepiento. En absoluto.
Sinopsis:
Si aquella mañana no hubiera llovido, si Theodore
y su madre hubieran llevado un buen paraguas, si, si, si… quizá no hubieran
buscado refugio de una tormenta en el museo Metropolitan de Nueva York. Allí
estaban, contemplando una exposición de maestros de la época dorada del arte
holandés, cuando de pronto estalló una bomba y Theodore se encontró de repente
solo y rodeado de un montón de escombros. Buscando la salida, el chico, que
acaba de cumplir trece años, se topa con un visitante que estaba minutos antes
contemplando la misma exposición acompañado de una chiquilla hermosa. El hombre
muere delante de los ojos de Theodore, pero antes le entrega un anillo,
pidiendo que lo devuelva a un tal Hobie, dueño de una tienda de antigüedades.
Theo abandona el museo, llevando consigo el anillo y algo más...
Crítica personal: Un gran libro
Grande, sí. No
hay más que verlo de canto, si tienes una edición en papel: la española alcanza
casi las 1200 páginas. Como para pensárselo bien antes de meterse con él
¿verdad? Hay que tener en cuenta que su lectura equivale a 3 ó 4 libros
normales (personalmente, por debajo de las 300 páginas me parecen más bien
cortos, aunque esto siempre es subjetivo), así que conviene estar mentalmente
concienciado de dónde te vas a meter antes de hacerlo…
Un gran libro
también en el sentido metafórico de la palabra, pero, como suele ser habitual
en estos casos, creo que no es un libro apto para todos los públicos. Pese a lo
que insinúa la sinopsis y muchas de las reseñas que se ven por ahí, no se trata
de un libro de intriga, o policiaco, o de acción… incluso aunque contenga
también a ratos todos estos elementos, se trata de una novela pausada que carga
las tintas en los personajes y en su vida interior. A ojo, podríamos decir que
el libro es un 80% de drama y un 20% de thriller. Así que el que busque esto
último, va a quedar muy decepcionado. Así, no hay que extrañarse de ver
comentarios como que le sobran casi todas las páginas, que es demasiado pesado,
que se tira más de medio libro sin que pase nada (falso; otra cosa es que para
determinados lectores sólo pase algo cuando hay tiros…), etc, etc. Está claro,
si a xxxx (introducir cualquier escritor
de bestsellers de garrafón; había puesto uno, pero no quiero ofender) le
dan el argumento de este libro, lo hubiera liquidado en 150 páginas. Pero yo me
aparté de xxxx después de leer un solo libro. En cambio, con Donna Tartt
repetiré seguro.
El jilguero es
una historia de personajes, personajes profundos y complejos, algunos
entrañables, otros más desagradables, y muchos, la mayoría (si no todos) con
esa dualidad tan humana que te hace quererlos y odiarlos por igual. Personajes
grises, ni blancos ni negros, ni buenos ni malos, pero profundamente humanos y
creíbles. Los personajes, todos ellos, son lo mejor del libro.
¿De qué va El
jilguero? La sinopsis nos desvela el principio: un atentado, una explosión, un
niño superviviente y algo de misterio… El título, la portada y los múltiples
artículos aparecidos en la prensa nos indican que también hay un cuadro famoso
de por medio… Sí, todo es cierto. Pero en conjunto todo esto no supone más de
una cuarta parte del libro, repartida casi íntegramente entre lo que podríamos
llamar una larga introducción y un largo epílogo. El resto es, básicamente, la
vida del protagonista, Theo, a lo largo de unos 20 años (con un gran salto
temporal de por medio). Una vida intensa y complicada, que, junto con los
personajes con los que se va cruzando (también controvertidos, complicados), es
lo que verdaderamente da alma a esta historia.
A lo largo de
sus muchas páginas, nos moveremos por multitud de ambientes y distintas
personalidades: alta sociedad, delincuencia juvenil, drogas y alcohol, amor y
amistad, juego y crimen organizado… Hay un poco de todo en esta novela, y a
menudo, entremezclado, con fronteras difusas entre el bien y el mal, entre lo
correcto y lo incorrecto. Como decía más arriba, casi todo es ambivalente, casi
todo es gris, con su lado bueno y su lado malo… La vida es complicada. Las
personas, también.
Sobre el
estilo de la autora, indicar que es de lenguaje sencillo pero pausado, muy
descriptivo, tremendamente descriptivo. Tanto, que comprendo que para algunos
lectores pueda llegar a resultar exasperante, pero que por otra parte te
permite meterte realmente en los personajes y en sus vivencias. Quizás en las
últimas páginas del libro la autora se acerque un poco al exceso, con decenas
de páginas que parecen dar vueltas una y otra vez alrededor de reflexiones “de
filosofía vital barata” y de pensamientos inconexos; fueron páginas que
reconozco que se me llegaron a hacer algo tediosas, pero que al mismo tiempo
consiguen identificarte con la situación que vive el protagonista en esos
momentos (no debo dar más pistas, o sería un spoiler). Creo que Donna Tartt
hace un buen trabajo, escribe francamente bien aunque se mantenga haciendo
equilibrios en la frontera entre el “estilo bestseller” y la “buena
literatura”. Claro que, justamente esto, no será del agrado de todo el mundo.
En resumen, un
buen libro, desde mi punto de vista, un relato complejo y escrito con
inteligencia que se lee con fluidez y que se disfruta sobre todo por sus
fantásticos personajes. Personajes que podrán gustar o no, pero que tienen
alma, todos ellos: Theo, Pippa, Hobey, Boris, Andy… incluso Xandra, la señora
Barbour, el padre de Theo y hasta los porteros de la casa de Theo… Un amplio
ejemplo de diferentes personalidades, estatus social y formas de vida, y de las
grandezas y las vilezas del ser humano, a menudo mezcladas dentro de una misma
persona.
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