Si te dicen que caí, de Juan Marsé, es
una novela difícil, pero de una genialidad incuestionable, y llena de frases
memorables. Hoy traigo aquí unas cuantas.
Todo el horror de nuestra guerra
civil, en un solo párrafo:
En sus noches
de insomnio debía ver tantos muertos bocabajo en el fango, tantas trincheras
igual que pozos de carne corrompida en el llano del Turia y tantas mujeres y
niños aplastados bajo las bombas o ametrallados en las afueras de los pueblos,
tantos amaneceres de fuego y esmeralda, campesinos asesinados con los
testículos en la boca, muchachas con la cabeza rapada y un tiro en la nuca,
cráneos chafados de aristócratas, curas acribillados en las cunetas y columnas
de hombres harapientos cruzando la frontera, arrastrándose en la nieve,
corriendo entre la alta hierba hacia la bomba que estallaría muchos años
después.
Y todo el
horror de nuestra oscura postguerra, en un par de frases geniales:
He de abrirme camino como sea, quiero
sacudirme los piojos y la mugre de la trapería y perder de vista este saco y
esta romana, olvidarme para siempre del barrio y las denuncias, las revanchas y
los abusos, la intolerancia de unos y la sumisión de otros y el canguelo de
todos.
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Es que estoy harto de lágrimas, señor,
de miedo y de miseria. No soporto a la gente derrotada y apaleada, a la gente
que ha perdido en la vida, que ha caído y no es capaz de levantarse, de
adaptarse al paso de la paz y ocupar el puesto que todos tenemos aquí: que la
paz les resulte peor que la guerra.
Si te dicen que caí – Juan Marsé
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