¿Y qué hago yo
leyendo (y escribiendo sobre) este libro a estas alturas, cuando ya lo ha leído
todo el que tuviera el más mínimo interés en hacerlo? Bueno, pues simplemente
es que yo no me había decidido hasta ahora. Mi experiencia como lector con Pérez-Reverte,
aún pudiendo calificarse de agridulce, es más agria que dulce, de modo que mi
interés en su momento fue más bien reducido, por decirlo suavemente. Coincidió,
además, una época en la que este autor estaba especialmente de moda y cada dos
por tres alguien me regalaba un libro suyo, de modo que estaba
bastante empachado (aunque luego me pasó lo mismo con Dan Brown, y eso fue aún peor...). Pero ahora, años después, sentía curiosidad por saber por
qué levantó tantas pasiones esta saga del espadachín bigotudo con nombre de
solitario duro y melancólico (como todos los protagonistas “ahumphreybogartados”
del autor). Y, finalmente, este verano ha caído, en un par de días.
Sinopsis:
"No era el hombre más honesto ni el más
piadoso, pero era un hombre valiente"... Con estas palabras empieza El
capitán Alatriste, la historia de un soldado veterano de los tercios de Flandes
que malvive como espadachín a sueldo en el Madrid del siglo XVII. Sus aventuras
peligrosas y apasionantes nos sumergen sin aliento en las intrigas de la Corte
de una España corrupta y en decadencia, las emboscadas en callejones oscuros
entre el brillo de dos aceros, las tabernas donde Francisco de Quevedo compone
sonetos entre pendencias y botellas de vino, o los corrales de comedias donde
las representaciones de Lope de Vega terminan a cuchilladas. Todo ello de la
mano de personajes entrañables o fascinantes: el joven Íñigo Balboa, el
implacable inquisidor fray Emilio Bocanegra, el peligroso asesino Gualterio
Malatesta, o el diabólico secretario del rey, Luis de Alquézar. Acción,
historia y aventura se dan cita en estas páginas inolvidables.
Crítica: Típico y tópico, pero entretenido
Muy cortito,
entretenido, bien ambientado y bien escrito. Es lo mejor que se puede decir de este libro. En
la parte negativa, típico, con argumento minimalista y lleno de tópicos. Y, si
me apuras, con un cierto deje de pedantería en el estilo, aunque se solapa con
lo de bien escrito… no sé, quizás será que su autor me parece tan chulo y
prepotente que no puedo evitar ver esas características en sus textos…
La de
Alatriste no es más que la típica novela de aventuras de toda la vida, en plan
“Los tres mosqueteros”, con buenos, malos y luchas a espada a tutiplén. Nada
nuevo bajo el sol, ninguna novedad, ninguna originalidad. Si acaso al
contrario, minimalismo en el argumento más bien: se nota que ya pensaba
convertir esto en una saga a la que sacarle los cuartos, y este librillo parece
más un capítulo alargado de un libro de aventuras que una novela por sí misma.
O un capítulo de la serie “Águila Roja”. Más o
menos…
Pérez-Reverte
elige una época histórica que le gusta y que conoce (el libro está muy bien
ambientado), en la que mete a su personaje de siempre (alguien duro, apuesto,
valiente, melancólico, cínico, solitario y maltratado por la vida) para que se
dé mamporros por una buena causa (su honor, básicamente). Aprovecha para
contarnos algo de la historia de la época, incluyendo a multitud de personajes
históricos como secundarios de la novela, y aprovechando para repetir una y
otra vez la opinión (llena de topicazos) que tiene el autor sobre España y los
españoles (qué buenos que somos, pero qué malos han sido siempre nuestros
dirigentes, repite una y otra vez en descarado exceso de simplismo maniqueo).
Para rellenar, porque por mucho que repita lo mismo una y otra vez el argumento
no da para más, nos cuela aquí y allá fragmentos de versos de Quevedo o de
obras de Lope de Vega, que llenan páginas y hacen más fácil llegar a generar un
librillo vendible. Lo adereza con un lenguaje que imita al castellano antiguo,
pasándose (desde mi punto de vista) en la utilización de palabras que requieren
tener el diccionario al lado (esto es lo que lo pone, para mí, en la frontera
entre lo “bien escrito” y “la pedantería”).
El resultado
de todo esto es lo que decía: un librillo de aventuras de lectura amena y
facilona, bien escrito y ambientado, que se liquida en un par de ratos y se
olvida en el siguiente. Personalmente, debo decir que no me ha animado a seguir
con la serie. Pero eso sí, como novela juvenil y para introducir a los
adolescentes en temas históricos con un texto ameno y personajes estereotipados
pero de empatía fácil, me parece bastante recomendable. En mis años mozos los
hubiera devorado, seguro…
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