Leer a
Almudena Grandes es un acierto siempre. Sus libros se disfrutan, se paladean, y
por eso, había reservado su última novela para leerla en el verano, con más
tiempo para saborearlo con intensidad. Y no me ha defraudado.
Sinopsis:
En un Madrid devastado, recién salido de la guerra
civil, sobrevivir es un duro oficio cotidiano. Especialmente para Manolita, una
joven de dieciocho años que, con su padre y su madrastra encarcelados, y su
hermano Antonio escondido en un tablao flamenco, tiene que hacerse cargo de su
hermana Isabel y de otros tres más pequeños. A Antonio se le ocurrirá una
manera desesperada de prolongar la resistencia en los años más terribles de la
represión: utilizar unas multicopistas que nadie sabe poner en marcha para la
propaganda clandestina. Y querrá que sea su hermana Manolita, la señorita
Conmigo No Contéis, quien visite a un preso que puede darles la clave de su
funcionamiento. Manolita no sabe que ese muchacho tímido y sin aparente atractivo
va a ser en realidad un hombre determinante en su vida, y querrá visitarlo de
nuevo, después de varios periplos, en el destacamento penitenciario de El Valle
de los Caídos. Pero antes tiene que saber quién es el delator que merodea por
el barrio.
Las tres bodas de Manolita es una emotiva historia
coral sobre los años de pobreza y desolación en la inmediata posguerra, y un
tapiz inolvidable de vidas y destinos, de personajes reales e imaginados. Una
novela memorable sobre la red de solidaridad que tejen muchas personas, desde
los artistas de un tablao flamenco hasta las mujeres que hacen cola en la
cárcel para visitar a los presos, o los antiguos amigos de colegio de su
hermano, para proteger a una joven con coraje.
Reseña: Una historia agridulce, pero optimista, de
nuestra oscura postguerra
Almudena
Grandes sigue en este libro la misma filosofía que sirvió de base para el
anterior, “El lector de Julio Verne”: utilizar las memorias de personajes
reales para recrear la historia de la España de la postguerra. Es decir, aunque
se trata de una novela, la historia de fondo se basa en hechos reales (aunque,
a menudo, reuniendo varias historias de personas diferentes en unos mismos
personajes).
Sin embargo,
poco a poco parece que los últimos “episodios de una guerra interminable”, que
es como denomina la autora a esta serie de novelas ambientadas en la
postguerra, se van alejando de la crónica histórica para hacer más hincapié en
la crónica social. Si en “Inés y la Alegría” la clave estaba en contarnos la desconocida
historia de la invasión del valle de Arán y del partico comunista en el exilio
(esta parte era tediosa, y lastraba bastante al libro, desde mi punto de
vista), en “El lector de Julio Verne” el relato se hizo ya mucho más intimista,
y el relato histórico quedó reducido más bien al entorno de fondo, a los maquis
que operaban en las montañas donde vivía el niño protagonista del relato.
En este tercer
episodio, es la vida de Manolita, su familia y sus amigos, lo que centra el
mensaje del libro. No hay ya un episodio histórico concreto que contar, aunque
sí, por supuesto, una crónica social de la época. Porque el libro, aparte de
una historia de supervivencia, de coraje, de amor y de optimismo vital pese a
las adversidades, es una magnífica crónica de la España de la postguerra. Una
España de hambre, miseria y miedo, de represión y lucha a muerte por salir
adelante. Todo ello de la mano de la magnífica pluma de Almudena Grandes, y visto
a través de los ojos de una muchacha que, de repente, se encuentra sola en el
Madrid del hambre, con cuatro hermanos a los que alimentar.
Y esa es la
novela, la historia de una joven corriente que debe aprender a luchar por
sobrevivir en una sociedad hostil… pero en la que también hay sitio para una
gran solidaridad. La historia de los que perdieron la guerra, que no fueron
sólo los ciudadanos de ideales progresistas y democráticos, sino, ante todo, el
pueblo llano, una amplia clase media que en buena medida se encontró de repente
en la indigencia, especialmente si el cabeza de familia había tenido la
desgracia de luchar en el lado equivocado.
Por supuesto,
a lo largo del relato no sólo viviremos la vida de aquellos difíciles tiempos,
sino que iremos descubriendo detalles sobre los procesos sumarísimos a los
combatientes republicanos, las cárceles masificadas, el mercado negro, los
chaqueteros que pasaban del socialismo a levantar el brazo y perseguir a sus
antiguos compañeros… Aunque quizás el detalle más doloroso y vergonzoso, por
ser el más desconocido, es la denuncia de uno más de los crímenes cometidos por
la Iglesia española durante aquella época (junto con el robo de recién nacidos, la pederastia…): el régimen de esclavitud en el
que algunas instituciones religiosas mantuvieron a centenares de niños por el
mero hecho de ser “hijos de rojos”. Hechos probados y denunciados por los
supervivientes, aunque, como tanto ha pasado en este país con nuestro pasado,
silenciado y ocultado con el resto de basura debajo de la alfombra. El relato
de la hermana de Manolita, prácticamente secuestrada y esclavizada por una
orden religiosa de Bilbao junto con otros centenares de adolescentes, es lo que
más me ha conmovido de todo el libro, probablemente porque desconocía estos
hechos.
Pese a todo,
ésta es, como decía antes, una historia básicamente de supervivencia, de salir
adelante, de lucha y coraje. Y de amor, de amor frustrado, casi imposible,
entre la muchacha de vida difícil que lucha por salir adelante y su novio en la
cárcel, con la incertidumbre de si le quedan por delante décadas de encierro… o
un paredón a corto plazo. Y, sin embargo, una historia casi optimista, vital,
repleta de amistad, solidaridad y momentos de humor. Otra gran novela de una
gran escritora.
Nota final: A no
perderse también el apéndice histórico, en el que se revelan las claves, las
conexiones entre la novela y los hechos. En especial, la asombrosa y repugnante
historia del comisario
Roberto Conesa, “el Orejas”, el líder de las juventudes
socialistas reconvertido en máximo represor franquista, colaborador de la
Gestapo, torturador implacable, artífice del asesinato de “las trece rosas”,
maestro de “Billy
el niño”… y protagonista de oscuros hechos durante la
transición (¿la mano negra detrás de los GRAPO? ¿el organizador de los
secuestros de Oriol y Villaescusa, “milagrosamente” resueltos por él mismo? ¿la
herramienta de la ultraderecha para intentar desestabilizar el proceso
democrático?),un torturador que fue condecorado
ya en plena democracia… Aunque se trata de una lectura totalmente independiente
de la novela en sí, leer el apéndice histórico sobre este repugnante sujeto es
realmente apasionante.
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