Sí, a mi edad y aún
con este gran clásico pendiente (lo leí este verano)… Pero más vale tarde que nunca.
Sinopsis:
En el ocaso de su vida, el protagonista de este
relato confiesa: "porque yo, Sinuhé, soy un hombre y, como tal, he vivido
en todos los que han existido antes que yo y viviré en todos los que existan
después de mí. Viviré en las risas y en las lágrimas de los hombres, en sus
pesares y temores, en su bondad y en su maldad, en su debilidad y en su
fuerza".
Sinuhé el egipcio nos introduce en el fascinante y
lejano mundo del Egipto de los faraones, los reinos sirios, la Babilonia
decadente, la Creta anterior a la Hélade..., es decir, en todo el mundo
conocido catorce siglos antes de Jesucristo. Sobre este mapa, Sinuhé dibuja la
línea errante de sus viajes; y aunque la vida no sea generosa con él, en su
corazón vive inextinguible la confianza en la bondad de los hombres. Esta
novela es una de las más célebres de nuestro siglo.
Crítica: Una gran
novela histórica
Amenhotep, Akenatón,
Tutankamón, Nefertiti… Nombres que nos suenan a casi todos, pero de los que la
mayoría sabemos muy poco, son algunos de los protagonistas (secundarios) de
esta magnífica novela histórica que, por lo que he leído por ahí, de alguna
forma se convirtió en modelo de la novela histórica moderna. En ella, un médico
egipcio de origen humilde nos cuenta su vida en primera persona desde su niñez
hasta sus últimos años. Una vida en la que corre interesantes aventuras una vez
que se ve mezclado con la casa real egipcia y, tras eso, comienza a realizar
viajes por los países de su entorno: Creta, la antigua Siria, etc.
Amores, odios, guerras,
política, religión, amistad y humor… todo ello se mezcla en esta extensa obra
que nos ofrece un magnífico retrato de cómo era la vida en el Egipto de los
faraones, a la vez que aprenderemos un poco sobre los hechos históricos que
acontecieron durante el reinado de los faraones mencionados al principio.
Narrado por el propio Sinuhé en un lenguaje que adopta expresiones arcaicas
(“rasgaré mis vestiduras”… “tus palabras son como moscas para mis oídos”…) para
aproximarnos más a lo que sería la lectura de unas memorias de un egipcio de la
época, a la vez que aportan a menudo un toque de humor. Al mismo tiempo, Sinuhé
va añadiendo al texto pensamientos (sobre temas tan variados como religión,
esclavitud o relaciones humanas) que muchas veces son toda una filosofía de la
vida, y perfectamente aplicables a la época actual. Para muestra, un botón: “al
envejecer he comprendido que, en el fondo, todos los soberanos son iguales y
que todos los pueblos son idénticos y que poco importa, en resumen, quién
gobierna y qué pueblo oprime a otro, porque finalmente, son siempre los pobres
los que soportan los sufrimientos.”
El libro es extenso, y
su ritmo quizás algo pausado, pero es un libro que se disfruta, o que al menos
yo he disfrutado mucho. Muy recomendable, y, desde mi punto de vista, bastante
mejor que esos best-sellers ambientados en el Egipto antiguo de Christian Jacq.
Nota personal: 8,5/10
Felicidades por la reseña de la obra, en primer lugar. La he leído varias veces y nunca me ha decepcionado. Sinhué es un personaje entrañable, con sus ideales, sus virtudes y cómo no, los defectos que lo hacen humano, cayendo en las redes de una cortesana como podíamos haber caído cualquiera de nosotros. La narración es lenta pero precisa, y nos habla de un periodo especial de la historia antigua egipcia, el surgimiento del dios Atón en la persona de su faraón Akenaton. Sinuhé viaja alrededor del mundo conocido como médico, y su vida se entrelaza con la propia historia que conocemos en un alarde de sincronicidad con la arqueología meritorio y adecuado a la narración. El estilo en primera persona nos acerca de forma sublime a los deseos y pensamientos del protagonista, llevándonos de la mano por el orbe conocido hasta volver al padre Nilo, fuente de vida. Una obra para mí imprescindible para los amantes del antiguo Egipto. Salu2.
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