Había oído
hablar de Palahniuk y tenía curiosidad por descubrirle. No tenía ni idea de qué
podía esperar, así que cuando me dispuse a leer este libro eché un vistazo
rápido a algunas reseñas por internet. El resultado era variado, pero casi
todos hablaban de su originalidad, y alguno incluso de si el autor “estaba
fumado” al escribir tal o cual libro. Sin saber muy bien dónde me estaba
metiendo, empecé Nana… y me alegro de
haberlo hecho.
Sinopsis:
A Carl Streator, periodista de mediana edad, le
han encargado que escriba una serie de artículos sobre la muerte súbita
infantil, un tema que le resulta familiar pues él mismo perdió a su hijo en
circunstancias extrañas. En el transcurso de la investigación descubre que en
todas las casas donde ha muerto un bebé (o un niño, o un adulto) hay un
ejemplar del mismo libro: una antología de poemas africanos que contiene una
nana letal. Esta canción mata a aquel que la escucha; de hecho, su poder es tal
que ni siquiera es necesario recitarla, con tan solo memorizarla y odiar a
alguien intensamente, cae fulminado.
Helen Hoover Boyle, agente inmobiliaria
especializada en vender casas encantadas, también tenía un hijo que murió en
circunstancias similares al de Streator. El periodista y la agente inmobiliaria
emprenderán, acompañados por la secretaria de Helen, Mona, aficionada al
esoterismo, y el novio de esta, Oyster, un ecologista ultrarradical, un viaje
por carretera con el fin de destruir todos los ejemplares del libro y encontrar
el grimorio original del que procede el hechizo.
Con Nana damos la bienvenida a una nueva familia
nuclear, un grupo disfuncional hasta extremos aberrantes. Y a una hilarante
alegoría sobre la información y el poder.
Crítica: Un libro extraño, pero muy refrescante
¿De qué va el
libro? Bueno, la sinopsis lo describe bastante bien, pero el argumento es en
cierto modo lo de menos. Porque el libro es un amasijo de ironía, sarcasmo,
humor negro y crítica ácida hacia la sociedad en su conjunto. Pero lo mejor,
para mí, es el estilo de Palahniuk; difícil de describir, pero fresco, muy
fresco. De prosa sencilla y ágil, con el humor negro y el sarcasmo comentados
anteriormente, algo provocador también, el caso es que me ha atrapado, sin
saber bien por qué.
El libro juega
con muchas cosas, y no le veo un mensaje claro, aunque el argumento central
juega con el anhelo de poder y con esa idea que todos hemos tenido secretamente
en alguna ocasión: el inconfesable deseo de fulminar a alguien. ¿Qué ocurriría
si alguien tuviera el poder de hacerlo, sin consecuencias, a distancia, sin que
nadie pudiera determinar la causa de la muerte ni pudiese vincularlo con su
autor? ¿Y si bastase esa ira instantánea, o ese pensamiento inconfesable de que
el mundo estaría mejor sin determinada persona, para que esa persona cayera
fulminada? ¿Y si ese poder, que inicialmente horroriza a quien lo descubre,
fuera algo a lo que le vas cogiendo el gusto con el tiempo?
Original, sin
duda. Pero ya digo que, en el fondo, este argumento central es más bien un hilo
conductor de situaciones, de escenas, que le permiten al autor hacer una ácida
y sarcástica crítica de diferentes actitudes y aspectos de nuestra sociedad
moderna. Todo ello con un estilo peculiar, y en ocasiones duro. Original y
raro, pero refrescante.
En la parte
final, el relato empieza a desbarrar de forma espectacular, pero para entonces
el lector ya está preparado para cualquier cosa. Y funciona. No me preguntéis
por qué, pero funciona. Palahniuk es bueno, muy bueno, dentro de su
extravagancia. Aunque probablemente no es un autor para todos los públicos,
pero a mí me ha sorprendido. Leeré más.
Os dejo un
pequeño fragmento, como muestra de su estilo:
A través de las paredes se oyen caballos
relinchando y fuego de cañones. O bien una valiente y obstinada belleza sureña
está intentando que el ejército de la Unión no queme el apartamento de al lado
o alguien tiene la televisión demasiado alta.
A través del techo se oye una sirena de incendios
y gente gritando a la que se supone que no debemos hacer caso. Luego disparos
de armas de fuego y neumáticos chirriando, ruidos que tenemos que fingir que
son normales. No quieren decir nada. Una explosión retumba en los pisos
superiores. Una mujer suplica a alguien que no la viole. No es real. Solamente
es una película. Somos la cultura que gritaba que viene el lobo.
Esos dramadictos. Esos pazfóbicos.
Nota personal: 8
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