4 de junio de 2013

[Libros] Por quien doblan las campanas – Ernest Hemingway (1940)

Aunque confieso que me daba un poco de pereza, tenía curiosidad por leer a Hemingway. Sólo había leído suyo El viejo y el mar, pero hace muchísimos años, y ya ni me acuerdo. Creo recordar que me agradó, pero sin llegar a parecerme excelente, así que decidí probar con una de sus obras más renombradas, a ver qué tal. El resultado ha sido decepción.


Sinopsis:
Un clásico del escritor norteamericano, comprometido con la realidad española durante la Guerra Civil.
En los tupidos bosques de pinos de una región montañosa española, un grupo de milicianos se dispone a volar un puente esencial para la ofensiva republicana. La acción cortará las comunicaciones por carretera y evitará el contraataque de los sublevados. Robert Jordan, un joven voluntario de las Brigadas Internacionales, es el dinamitero experto que ha venido a España para volar dicho puente. Allí, en las montañas, descubrirá los peligros y la intensa camaradería de la guerra. Y descubrirá también a María, una joven rescatada por los milicianos de manos de las fuerzas sublevadas de Franco, de la cual se enamorará enseguida. Mientras atraviesan las montañas, Robert Jordan irá conociendo lo sucedido durante los primeros días de la sublevación hasta el momento en que se precipite la tragedia colectiva en que están inmersos.

Crítica: Un buen análisis de la guerra civil española… que me ha dejado frío.
No sé muy bien cómo valorar este libro. Supongo que, aunque no quiera, me dejo influir por su fama y por el hecho de que su autor sea tan renombrado; si no fuera por ello, seguro que sería más duro. Porque lo cierto es que me esperaba mucho más de este libro, y, aunque ni mucho menos puedo decir que sea malo, me ha parecido bastante flojo.

El libro narra la historia de un norteamericano enrolado en las Brigadas Internacionales durante la guerra civil española. Robert Jordan, el protagonista, es un experto en explosivos y demoliciones al que le encomiendan la difícil misión de demoler un puente tras las líneas enemigas en el momento exacto en el que se desencadena una ofensiva republicana. Para ello deberá ganarse la confianza y el compromiso de los grupos de guerrilleros que operan de forma independiente e indisciplinada por las montañas de la sierra madrileña. Los cuatro días que van desde que Jordan contacta con los guerrilleros hasta que tenga lugar el inicio de la ofensiva forman el núcleo de la narración.

No cabe duda de que el texto tiene cosas positivas, y empezaré por estas. A pesar de transcurrir en un lapso de tiempo tan corto como cuatro días, a través de los hechos que nos cuenta y de las conversaciones que tienen lugar entre los distintos personajes, Hemingway nos ofrece un retrato muy veraz de lo que fue nuestra guerra civil: la desorganización y la indisciplina en las filas republicanas; la ausencia de verdaderos estrategas en el bando republicano unida a la ineptitud de gran parte de los altos mandos, militares de carrera, en el lado sublevado; las atrocidades cometidas por unos y por otros (para mí, el momento culmen del libro es la narración del brutal asesinato de los simpatizantes fascistas por parte de los guerrilleros republicanos tras la toma de un pueblo); el mejor equipamiento y formación militar del ejército rebelde; la estupidez y brutalidad de los grupos anarquistas; las luchas internas entre las distintas facciones en la República, y la falta de liderazgo del gobierno para establecer el orden; etc, etc, etc. Sin apartarse apenas del núcleo central (las vicisitudes del grupo de guerrilleros en la sierra de Guadarrama durante esos cuatro días), el autor consigue hacer una objetiva crónica de nuestro conflicto civil sin más que ofrecer unas breves pinceladas aquí y allá. En ese sentido, el mensaje lo veo muy logrado.

También como nota positiva del texto destaco la facilidad de su lectura, con un estilo sencillo y ágil, así como el mantenimiento de un buen ritmo en la historia, lo que hace que se lea con fluidez.

En la parte negativa, sin embargo, tengo también bastantes cosas que destacar. Por una parte, unas conversaciones y reflexiones en ocasiones un tanto infantiloides, quizás sobre todo en su forma, más que en su fondo. También la relación amorosa entre el protagonista y la chica rescatada por los guerrilleros resulta bastante infantil y demasiado azucarada y facilona. Y qué decir de los tópicos…

Parece lógico que un norteamericano que está de visita en España se deje llevar por aquellas cuestiones que le resultan más sorprendentes y llamativas, pero la importancia que se le da en el texto a una serie de topicazos de la España cañí resulta un poquito molesta. Gitanos, lecturas de mano y, sobre todo, toros y toreros por doquier. Sólo le han faltado el flamenco y las castañuelas (menos mal que al menos no ha caído en eso, y no ha pintado a los guerrilleros vestidos de faralaes y cantando y bailando alrededor de la hoguera en plena sierra madrileña). La verdad es que, aunque intente ser justo con Hemingway, creo que se ha pasado un poco: vale que en aquella época, hace ya nada menos que 80 años, probablemente el mundo del toreo impregnaba mucho más la cultura popular que hoy en día. Vale, me lo puedo creer. Pero que aparezcan los toros, de forma directa o metafórica casi en cada frase… que la gitana del grupo guerrillero haya estado casada con un torero… que otro de los guerrilleros sea un héroe de las capeas en su pueblo… que prácticamente todos conozcan a algún torero, que sean expertos en el “arte” de la lidia, y que el mundo del toro aparezca de una forma u otra cada pocas páginas, me parece realmente excesivo. Sí, puede que a Hemingway le pareciese que en España se vivía alrededor del mundo del toro, y a lo mejor hasta puede ser que en aquella época pudiera ser un poco así, al menos en apariencia… pero la verdad es que me ha parecido demasiado folclórico.

En cuanto al estilo, me ha resultado “facilón” pero sin sustancia. Se profundiza poco en los personajes, y la expresión de sus motivaciones y sentimientos me ha resultado fría, no he llegado “a creérmelos”. Personalmente me daba totalmente igual quién muriera o quién traicionase a quién. Como dije más arriba, salvo el relato de las atrocidades cometidas en el pueblo arrebatado a los fascistas, que sí me ha parecido bien narrado y capaz de llegar al lector, el resto me ha resultado muy frío y lejano. No me he implicado en la historia ni con sus protagonistas, y, aunque la he leído con agilidad y sin sentir aburrimiento (salvo puntualmente con alguna reflexión del protagonista), no lo he disfrutado, por ese distanciamiento que me producía su estilo.

Sinceramente, esperaba más de Hemingway, dada su fama. Llevado por la curiosidad, he buscado en internet artículos sobre su estilo, sobre lo que aportó a la literatura… y la conclusión que he sacado es que destaca justamente por lo que no me ha gustado, la “superficialidad” de su estilo.

Al parecer, tal como he interpretado de lo leído por ahí, en su momento el estilo de Hemingway fue rompedor justamente por esa sencillez, por la abundancia de conversaciones, por la escasa profundización en la historia, que, según “los entendidos”, “es algo que se deja al lector” (pós vale…). Según interpreto (ahora es cuando algún experto me llama sacrílego :-), Hemingway tuvo valor en su momento porque “inauguró” la narrativa popular moderna, lo que podríamos denominar, exagerando un poco, “el estilo best-seller”. Puede ser; es cierto que en ocasiones me parecía un estilo bastante "cinematográfico", aunque no sé decir si fue pionero en ello o no. Y además, supongo que me resulta difícil valorar un estilo así cuando hoy en día estás ya saturado de ello, cuando no te supone ninguna originalidad sino más bien al contrario… Pero en fin, el caso es que, leído hoy, este libro no me ha dicho casi nada: una novela que puede leerse y no aburre, pero tampoco entusiasma. Lo siento, pero así la veo.

Nota personal: 6,5

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