Tuve una época en la que
me encantaba Serrat. Supongo que fue en la época típica para gustos así, entre
los 18 y veintitantos años, aunque también coincidió con un “renacer” de la
fama de este cantautor. Llevado por ese entusiasmo hacia este “clásico” recién
descubierto para mí, en aquella época no solo descubrí al Serrat de entonces,
sino al de sus inicios: diferente incluso en la voz, pero igualmente bueno. Fue
quizás mi cantante favorito durante bastantes años (aunque tenía también otros,
y de estilos muy distintos, pero Serrat era especial).
Luego, supongo que yo
crecí… y Serrat también. Me decepcionó mucho en años posteriores, cuando
cantaba ya sin voz, abusando de los “gorgoritos” hasta el hastío y perdida
mucha de la anterior frescura tanto en las letras como en las melodías. En
algún momento me “aparté” de Serrat definitivamente. Y la verdad es que hace ya
muchos años que no suelo escucharlo. Pero sus grandes canciones siguen siendo
grandes, e intemporales. Y para mí, ésta es una de ellas, aunque no esté entre
las más conocidas.
Con todos ustedes, el
Romance de Curro “el Palmo”
La vida y la muerte
“bordás” en la boca
tenía Merceditas
la del guardarropa.
La del guardarropa
del tablao del "Lacio",
un falso gitano
ex-bufón de palacio.
Alcahuete noble
que al oír los tiros
recogió sus capas
y se pegó el piro.
Se acabó el jaleo
y el racionamiento
le llenó el bolsillo
y montó este invento,
en donde "El Palmo"
canta llorando...
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad.
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.
Mil veces le pide...
y mil veces que "nones"
de compartir sueños,
catre y macarrones.
Le dice burlona:
"Carita gitana,
¿cómo hacer buen vino
de una cepa enana?".
Y Curro se muerde
los labios y calla,
pues no hizo la mili
por no dar la talla.
Y quien calla, otorga,
como dice el dicho,
y Curro se muere
por ese mal bicho.
¡Ay! quién fuese abrigo
pa' andar contigo...
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad.
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.
Buscando el olvido
se dio a la bebida,
al mus, a las quinielas...
Y en horas perdidas
se leyó enterito
a Don Marcial Lafuente,
por no ir tras su paso
como un penitente.
Y una noche, mientras
palmeaba farrucas,
se escapó Mercedes
con un "curapupas"
de clínica propia
y Rolls de contrabando…
Y entre palma y palma,
Curro fue palmando.
Entre cantares
por soleares.
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad.
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.
Quizá fue la pena
o falta de hierro...
El caso es que un día
nos tocó ir de entierro.
Pésames y flores
y una lagrimita
que dejó ir la Patro
al cerrar la cajita.
A mano derecha
según se va al cielo,
veréis un tablao
que montó Frascuelo,
en donde cada noche
pa' las buenas almas
el Currito "El Palmo"
sigue dando palmas.
Y canta sus males
por "celestiales".
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad.
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.
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