No tengo más
conocimientos de literatura que los que me da mi condición de lector de a pie.
Así que lo que digo a continuación está extraído de dichas experiencias
personales, y para nada es un sesudo tratado sobre Murakami, algo que sería incapaz
de hacer. Por otro lado, reconozco ser bastante simple en estas cosas (ya se
sabe, uno es de ciencias…) así que no suelo buscarle tres pies al gato (ni
siquiera a los gatos de Murakami ;-) ni suelo tratar de interpretar
metafóricamente lo que el autor quiere decirnos, como si hubiera un mensaje
oculto entre sus palabras (entre nosotros: de hecho, creo que quienes hacen
esto, en general tampoco tienen ni idea de lo que dicen, aunque suene muy
sesudo). Así que, lo que cuento a continuación, lo podéis tomar, como diría un
inglés, “con un grano de sal”. (Vamos, que no le deis más credibilidad que la
justa… o casi ninguna).
He leído hasta el
momento sólo tres libros de Haruki Murakami: Tokio Blues, 1Q84, y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, por ese orden. Pero han bastado estos
tres libros para observar que este hombre tiene algunas obsesiones dignas de
psicoanálisis. Aquí van unas cuantas:
La música. Bueno, ésta es la más normalita, y es una de sus grandes pasiones
personales, según he leído por ahí. En todos sus libros que he leído, aparece
de forma reiterada la música. En Tokio
Blues son las canciones de los Beatles, en especial Norwegian Wood (que además es el título original del libro); en 1Q84, la Sinfonietta de Janacek; y en el del pájaro, La gazza ladra, de Rossini, aunque abunda la música clásica en
general, y también se mencionan otros tipos de música.
Los gatos. No recuerdo si en Tokio Blues
había gatos, pero en “crónica del pájaro…” es un personaje de cierto peso, y en
Kafka en la orilla, aunque aún no lo
he leído, sé que también. En 1Q84 hay
uno o dos capítulos con una historia específica sobre gatos.
La calvicie. Parece que es algo que le preocupa bastante, aunque por las fotos veo que
por ahora disfruta de una buena cabellera. Sin embargo, tanto en 1Q84 como en el pájaro, Murakami parece tener una especial obsesión con los
calvos…
El sexo. Bien, es parte de la vida, sí, pero en las novelas de Murakami parece
dársele a veces una importancia especial. Además, a menudo va rodeado de cierto
misticismo, como en 1Q84 o en algunas
ocasiones en el pájaro. Tampoco es
infrecuente que el protagonista masculino tenga relaciones y llegue al orgasmo
pero de forma casi mecánica, sin disfrutar realmente… Por último, el
tratamiento de las escenas de sexo lo hace siempre de forma bastante explícita.
La muerte. A veces natural, a veces violenta, a veces suicidio… y a menudo de todo
un poco. En estas tres obras aparece de una forma u otra, a menudo con
reflexiones o remordimientos asociados a ella.
Las historias que no vienen a cuento. Al menos en 1Q84
y en el pájaro, abundan estas
historias que parecen de relleno (como si necesitaran más relleno estos libros
de mil páginas…). En 1Q84, nos mete
con calzador varias páginas completas del ensayo de Chéjov sobre los habitantes
de la isla de Sajalin; y en el pájaro,
cuela aquí y allá relatos relativos a la ocupación japonesa de China durante la
Segunda Guerra Mundial. En ambos casos, parece que simplemente el autor quiere
colar un tema que le interesa, aunque no tenga nada en absoluto que ver con el
resto del libro… ¿A lo mejor es que cobra por sus libros “al peso”?
El guiño al lector… o el cachondeo de un autor
guasón. Personajes secundarios
que se repiten (el repelente Ushikawa, calvo, por cierto, común al pájaro y a 1Q84), títulos de capítulos que rozan lo humorístico (“En este capítulo no hay ninguna buena
noticia”, o “Va siendo hora de que
los gatos aparezcan”), o bromas como introducir un revólver en la trama y
mencionar que, según las leyes de Chéjov de la novela, un arma sólo aparece en
el texto si va a ser utilizada… Eso por no hablar de que la historia a veces es
tan absurda que uno piensa si el autor no estará de cachondeo…
En fin, está claro que
Murakami es único. Con sólo 3 libros suyos leídos, en casi todos ellos ha
conseguido descolocarme tanto que hablo de él como si hubiera leído decenas.
¿Lo recomiendo? No lo sé: allá cada uno. Supongo que es un autor que, o te
engancha, o te repele, porque rarito es un rato. A mí me ha enganchado, aunque
ni yo sé por qué…
No hay comentarios:
Publicar un comentario