Sinopsis:
«He
robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la
noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la
Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He
recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera
de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que
hacen llorar a los bardos. Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí.»
Crítica: Muy entretenido y bien escrito
Lo empecé animado por las buenas
críticas, y debo decir que las entiendo perfectamente, porque además de ser un
gran libro de entretenimiento, está también muy bien escrito y sus personajes
tienen bastante carisma, resultando fácil que te involucres en la historia.
Debo reconocer que el libro no me
enganchó totalmente desde el primer momento: aunque enseguida aprecias su
calidad (cuando un autor escribe bien, pocas veces necesitas más que unas
cuantas páginas para notarlo), y aunque me resultaba agradable de leer, no me
empezó a "enganchar" hasta llevar más o menos la tercera parte. Pero
a partir de ahí, se convirtió para mí en uno de esos libros cuya lectura estás
deseando retomar en cualquier momento disponible. Luego tiene otro pequeño
bajón en su tercio final, que para mí está de nuevo al nivel de la primera
parte (bien, pero no apasionante). Pero la parte central (para quien lo haya
leído, toda la historia de Kvothe en la universidad) me ha gustado mucho.
El
nombre del viento es la primera parte de una
trilogía de la que hasta ahora se han publicado los dos primeros volúmenes. Se
supone que a lo largo de ellos vamos a conocer la historia de un personaje
legendario que en la actualidad vive oculto del mundo bajo la identidad de un
humilde posadero; el libro comienza presentándonos a dicho posadero, que poco
más adelante empezará a relatar la historia de su vida a un famoso cronista.
Desde el principio advierte que la historia es larga, y que le llevará tres
días contarla. Este libro abarca el primer día.
Aunque esta novela se encuadra dentro
del género fantástico, yo diría que se trata en realidad de una novela de
aventuras en un marco de fantasía. Vale, sí, probablemente podríamos decir eso
de todos los libros de fantasía, pues prácticamente todos ellos son al mismo
tiempo novelas de aventuras… pero lo que quiero decir es que el que el elemento
fantástico en esta historia es en cierto modo casi accesorio. Sí, está ahí
presente, hay algunos seres “extraños” y la magia está presente a lo largo de
todo el texto, pero en ambos casos, desde mi punto de vista, en un plano
secundario. El núcleo del libro es la historia de la vida de su protagonista,
sus aventuras para salir adelante siempre acuciado por las penurias económicas,
e intentar progresar en la universidad; una universidad donde se imparte, entre
otras cosas, magia, pero de nuevo sin eclipsar una vida que resulta bastante
creíble.
Ahondando un poco en esto último, me
ha llamado positivamente la atención el interés del autor por revestir de
credibilidad incluso los aspectos más fantásticos del texto. Se trata de algo
que me ha resultado casi divertido: vale, es un libro de fantasía... pero muy
realista, si puede decirse así. Lo que
me ha resultado más llamativo y divertido es que casi se intenta justificar
científicamente la magia. ¡Si hasta
cumple el principio de conservación de la energía! No hacía falta, cuando leo un libro de
fantasía, estoy dispuesto a creerme que es perfectamente factible ir en contra
de todas las leyes de la física... pero si el autor se molesta en intentar
hacerlo más creíble, dando explicaciones que sirvan para encajarlo al menos un
poco dentro de las leyes de la física, como en este caso, la verdad es que me
resulta "divertido", un detalle que aprecio, aunque no fuera
necesario.
Este interés del autor por
“racionalizar lo irracional” no lo emplea solamente para “justificar” de alguna
forma la magia, sino también en otras descripciones: cuando aparece en el texto
un dragón, explica de forma creíble cómo es posible que escupa fuego; también
explica el comportamiento del animal con argumentos científico-evolutivos. En
otros párrafos del libro aparecen otras pinceladas de este interés científico
de su autor, como al mencionar la ley
cuadrático-cúbica, o al exponer que una determinada reflexión es un principio
básico de la psicología, por ejemplo. En todos los casos, se trata de
brevísimos guiños de índole científica que probablemente pasen desapercibidos
para bastantes lectores, pero que a mí me han divertido, y denotan un cierto
“frikismo” por parte del autor. Por cierto, que a raíz de estos detalles he
acudido a internet a ver qué estudió este hombre… y el resultado es que parece
ser un espíritu curioso que le dio un poco a todo: se licenció en literatura
inglesa, pero antes de eso picoteó en varias otras disciplinas como la ingeniería
química o la psicología clínica, por ejemplo.
En fin, que aunque al ser tan famoso supongo
que a estas alturas todo el que tuviera algún interés en el libro ya lo habrá
leído hace tiempo, simplemente añadir que si queda algún despistado como yo, lo
recomiendo: es básicamente un libro de aventuras en un marco de fantasía, un
libro de entretenimiento puro, pero de bastante calidad. Me queda la duda de si
la segunda parte mantendrá el nivel, pues tal como termina la primera, me da la
impresión de que quizás en ese segundo volumen la parte fantástica empiece a
ganar más relevancia, lo cual no sé si será bueno: ya digo que las partes
inicial y final del libro me han parecido más flojas, y temo que el segundo
volumen pueda ir algo más en esa línea. Pero en cualquier caso, el libro me ha
gustado lo suficiente como para seguir con el segundo volumen de la trilogía.
Se trata de un libro agradable, ameno
y bien escrito con el que para pasar un buen (y largo) rato. Lo recomiendo para
todo el mundo.
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