Los relatos no son lo mío: me pueden
resultar más o menos entretenidos, más o menos curiosos, y puedo apreciar más o
menos su estilo y calidad… pero no los disfruto como una novela, aunque sea
corta. Leer un relato o dos de vez en cuando me puede llegar a agradar, cuando
no tengo tiempo o ganas para ponerme con un libro completo… pero leer un libro
de relatos llega a cansarme, y me parece casi incongruente; no es chicha ni
limoná, resulta que al final pierdes la brevedad del relato (porque el libro de
relatos suele tener la extensión de una novela media) sin ganar a cambio la
profundidad de la novela convencional. Por estas razones, supongo, no me gustan
demasiado este tipo de libros, así que eso es algo que debéis tener en cuenta
cuando hable sobre ellos; aunque, por supuesto, hay muchos apasionados por este
tipo de historias, así que todo es relativo…
Sinopsis:
Tal
vez las verdaderas experiencias emocionales, las que nunca se olvidan, sean las
que se producen en la adolescencia, ese territorio quebradizo en el que uno se
asoma por primera vez a la vida adulta.
Estaciones
de paso recoge cinco historias de adolescentes abocados a vivir circunstancias
que les sobrepasan, pero que, sin sospecharlo, acabarán forjándoles como
adultos. Son historias de determinación y coraje, de conflicto con el entorno
familiar, pero también de amor, de educación sentimental y de formación de la
conciencia. Como el muchacho de «Demostración de la existencia de Dios», que
mediante el relato ingenuo de un partido de fútbol narra su tragedia. O la
joven que en «Tabaco y negro» se siente heredera de un don y de un oficio
legendarios. O Carlos, que evoca en «El capitán de la fila india» las
vacaciones que vieron nacer su compromiso político. O Maite, que en «Receta de
verano» cocina su confusión interior mientras cuida de un padre inválido. O
Tomás, que en «Mozart, y Brahms, y Corelli» consigue seducir a una mujer tan
bella que era pura música.
En
Estaciones de paso, Almudena Grandes ofrece una galería inolvidable de jóvenes,
aturdidos y desorientados, pero empeñados en salir adelante, magistralmente
retratados aquí a partir de pretextos tan dispares como el fútbol, los toros,
la política, la cocina o la música...
Crítica: Agradable
Se trata del segundo
libro de relatos de Almudena Grandes, y aunque me ha parecido que está lejos
del nivel que alcanza en sus novelas, desde luego debo reconocer que es muy superior al libro de relatos anterior, Modelos de mujer.
En esta nueva recopilación
se nota que la autora ha ganado considerablemente en madurez en cuanto a
estilo. Aunque las historias están lógicamente limitadas por su extensión, en
ellas aflora el actual estilo de Almudena Grandes, que hace que se disfrute el
texto casi independientemente de su fondo.
El libro contiene
cinco historias y todas ellas resultan entretenidas; un par de ellas incluso
casi podría decir que llegaron a gustarme bastante. En fin, como decía al
principio, los relatos no son mi pasión, pero aún así creo poder decir que he
disfrutado de la lectura de este libro, y me lo he leído en muy poquitos días.
Buena señal: cuando un libro no termina de llegarme, siempre encuentro cosas
mejores que hacer (como ver alguna película o serie) y a veces se alargan durante
semanas…
En resumen, un libro
agradable y bien escrito, con un toque algo entrañable en prácticamente todos
los relatos. Si bien es sin duda una obra menor dentro de la producción de
Almudena Grandes, se lee con gusto. Puede estar bien cuando no apetezca meterse
con un libro completo, o cuando apetezcan leer historias cortas, quizás
alternadas con lecturas de más enjundia.
A mí tampoco me gustaban los libros de relatos. Poco a poco les he ido cogiendo el gusto. Si sueles leer varios libros a la vez, está bien para ser un segundón, digamos. El caso es encontrar uno que te encante, tiempo al tiempo.
ResponderEliminarSí, probablemente ;-)
Eliminar