Sinopsis:
Vallecas.
Junio de 2010. Un camarero en paro recibe una llamada de una ETT. Hay una
oferta para él, son solo dos semanas y en un crucero de lujo, pero no pueden
darle más detalles ya que es cuestión de seguridad nacional.
El
camarero de Vallecas acepta. En el transatlántico se encontrará con los
principales líderes políticos mundiales, invitados a la boda de Berlusconi con
una conocida modelo en aguas internacionales, pero sufren un naufragio en alta
mar. Obama, Zapatero, Aznar, el propio Berlusconi, Emilio Botín, Florentino
Pérez, Flavio Briatore, Fernando Alonso, Jordi Pujol, Ibarretxe, Carla Bruni, o
el fantasma de Michael Jackson son algunos de los delirantes personajes que,
junto al camarero de Vallecas, irán a parar a una isla desierta, donde tendrán
que organizarse para sobrevivir.
Los
políticos más relevantes de nuestro panorama internacional se convertirán, de
este modo, en víctimas de sus propias decisiones y reproducirán episodios de
nuestra propia historia: el trueque de alimentos, la adopción de una moneda, la
creación de la banca, el drama de la inflación, así como los problemas del
comercio internacional, en una desternillante fábula sobre el mundo actual.
Crítica: Divertidísima introducción a la economía
He devorado el libro en una sentada.
Esto no se traduce necesariamente en que lo considere un libro espléndido, pero
desde luego sí debo decir que es extremadamente ameno y muy divertido.
Calificaría este libro en un 40% como
de humor político, y en un 60% de introducción a la economía a un nivel
tremendamente divulgativo. En cuanto a lo primero, y ayudado por las
fantásticas ilustraciones del dibujante Toni Batllori, el libro resulta una
divertida y aguda crítica de algunos de los principales políticos y
personajes públicos del panorama internacional actual. El autor no deja títere
con cabeza, y caricaturiza con agudeza tanto a Rajoy como a Zapatero, a Obama y
Berlusconi, a Merkel y Sarkozy, a Tritchet y Greenspan, a Pujol e Ibarretxe, a
Botín y Durao Barroso (siempre muy ocupado aunque nadie sabe lo que hace), a
Esperanza Aguirre y Ruiz Gallardón, a Aznar y Hugo Chávez... La crítica es
aguda y divertida, con pullas a diestro y siniestro casi en cada frase, y sólo
por esto ya merece la pena el libro como forma de pasar un buen rato. Los
abundantes dibujos de un ilustrador acostumbrado a caricaturizar políticos
añaden también un toque ligero y divertido al texto.
Y luego, como complemento a esto,
aunque en realidad sea la razón de ser del libro, está la parte divulgativa, en
la que nos va enseñando poco a poco cómo funciona la economía. Un grupo de
náufragos en una isla desierta deben iniciar un nuevo modelo de sociedad, e
irán pasando por las fases de trueque, de invención de la moneda, de los
bancos, de los préstamos… Y con ellos aparecerá la inflación, los mercados de
valores, las “anotaciones en cuenta” sin respaldo real, las burbujas
económicas, las crisis, el comercio internacional, los bancos centrales, las
conversiones de divisas… Sin casi darte cuenta, y siempre de forma
extremadamente sencilla (al fin y al cabo, básicamente se comercia con agua y
cocos, y luego con artículos de lujo como los camaleones… y se utilizan
mejillones como moneda), iremos descubriendo cómo funcionan todos estos
complicados mecanismos de la economía moderna. Y con ellos, aparecerán los
problemas, que una serie de grandes economistas ayudarán a los náufragos a
resolver (los espíritus de los economistas se les aparecen en una cueva para
darles consejos), sólo para que la solución de ese problema los haga caer en otro
aún mayor.
El mensaje económico resulta muy
básico, aunque, como digo, extremadamente divulgativo y divertido (aunque en el
fondo subyace una ácida crítica al sistema). Para quien ya sepa algo de
economía, no se descubre nada nuevo (aunque la parodia que representa el texto
en su totalidad ya merece una lectura), pero para quien aún se pierde con todos
esos conceptos, puede ser una magnífica forma de entrever cómo funciona el
mundo. Lamentablemente, se queda muy corto en este sentido, pues apenas se ofrecen
unas someras pinceladas de los principales mecanismos económicos; pero a quien
le pique el gusanillo quizás le quite algo de miedo para ir más allá con
lecturas algo más serias.
En resumen, el libro me ha parecido
básicamente de humor con un mensaje divulgativo interesante. Lo mejor es lo
ameno y divertido que resulta y lo rápido que se lee (es muy cortito), a la vez
que se aprende algo. Ligerito, pero recomendable.
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