Por una vez, me siento muy en sintonía
con la sinopsis oficial de este libro. Aún así, me cuesta trabajo hablar de él:
es un libro fuera de lo corriente.
Sinopsis:
Tras
el éxito de El contador de historias, Rabih Alameddine vuelve a triunfar con
esta magnífica novela titulada La mujer de papel, que desde las primeras
páginas nos traslada a un viejo apartamento de Beirut. Ahí encontraremos a
Aaliya, una mujer de unos setenta años, con el pelo teñido de azul y una
historia que contar.
La
señora habla de su vida, pero qué vida... Años y años dedicados a leer los
mejores libros y a traducirlos, mientras en las calles de Beirut caían las
bombas y retumbaban los ecos de una guerra que convirtió a muchos jóvenes pacíficos
en espías y matones, obligando a una mujer sola a dormir con un rifle al lado
de la cama para defenderse de los ataques imprevistos.
Somos
lo que leemos, dijo un sabio, y Aaliya es eso: un ser adorable, hecho de papel
y sin embargo vivo, con un sentido del humor muy peculiar, que se resguarda de
todo y de todos a la sombra de una vieja chaqueta de lana y de la buena
literatura, buscando en los libros el amor que su familia no supo darle.
Entrar
en casa de Aaliya, estar ahí con ella y con sus vecinas, compartir su miedo y
su valor, es una experiencia intensa que nos acerca a las mujeres que hoy mismo
están viviendo las revueltas de la primavera árabe, y muestra una vez más el
talento de Rabih Alameddine, un autor que nos devuelve el placer de leer.
Crítica: Una obra inteligente y de calidad
Me resulta complicado comentar este
libro. Es un libro especial, que me ha producido muchas gratas sensaciones,
pero al mismo tiempo no es una novela en absoluto corriente, y supongo que
quizás no apta “para todos los públicos”. Dicho esto, tengo claro que es un
libro de gran calidad, y escrito por un autor con un alto nivel de erudición,
que se nota en el texto aunque sin complicarlo, resultando de lectura ágil y
accesible. Sin embargo, las múltiples divagaciones y reflexiones sobre temas
muy diferentes y alejados de la trama principal (que en ocasiones se convierte
casi en un mero hilo conductor de pensamientos) puede hacerlo resultar pesado
para quien busque una novela de entretenimiento o simplemente más convencional.
En cierto modo, tengo la sensación de
que este libro es en ocasiones dos en uno: una novela y una vía de escape a las
reflexiones del autor, puestas en la boca de su protagonista. Creo que sin esta
segunda parte, la de las reflexiones, el libro se convertiría en una novela más
sencilla, más accesible a cualquier lector, y quizás con un toque incluso más
entrañable; pero, al mismo tiempo, las reflexiones aportan un gran valor al
texto, aunque probablemente a costa de alejarlo del lector medio.
Leer este libro es como sentarnos a
pasar una tarde tomando un café o un té con una anciana inteligente, que nos va
contando anécdotas de su vida y su visión del mundo como lo haría en una charla
de este tipo: saltando de acá para allá sin un hilo claro, según sus
pensamientos van enlazando una cosa con otra. De esta forma iremos conociendo a
una mujer valiente y solitaria, que tras un matrimonio frustrado lleva 50 años
viviendo en total soledad en medio de un Beirut asolado por años de guerra.
Aaliya, la protagonista, se va encerrando cada vez más en sí misma y alejándose
de la sociedad, a la que examina con ojo crítico, mientras se refugia en su
gran pasión: la literatura. Aaliya es una lectora apasionada que decide dedicar
su vida a traducir grandes obras de la literatura universal al árabe… aunque
sabe que nunca serán publicadas y nadie más las leerá. En ese aislamiento
voluntario de la sociedad, tendrá relaciones limitadas con sus vecinas y su
familia, en una especie de relación de amor-odio probablemente muy normal en
personas solitarias como ella.
Las palabras y los recuerdos de la
protagonista fluyen con agilidad, haciendo la lectura cómoda aunque no sucedan
grandes hechos, a lo que contribuyen los frecuentes toques de ironía y humor (a
menudo un humor algo negro y sarcástico). En esas reflexiones se entrecruzan,
aquí y allá, ácidas críticas a la guerra y quienes la mantienen desde ambos
bandos, al funcionamiento del mundo y la sociedad (la sociedad mundial en
general, y la beirutí en particular). Y en medio de todo ello, continuas
alusiones a la literatura, a grandes libros y grandes autores, a reflexiones
sobre sus vidas y sus obras, con un nivel de erudición impresionante y que no
se limita tampoco sólo a la literatura: también se introduce por momentos en la
vida y obra de compositores clásicos o de otros artistas. Quizás son estos
momentos los que más puedan alejar este libro de los gustos de un lector medio,
aunque personalmente creo que tampoco deberían por sí solos hacer desistir de
su lectura: yo también me he sentido muy ignorante ante tanta alusión a
escritores y obras que, en el mejor de los casos, me sonaban sólo lejanamente
(confieso que alguno de los autores mencionados me sonaba sólo lejanamente; y
aunque otros me resultaban bastante más conocidos, de muchos no he leído aún
ninguno de sus libros), pero aunque el desconocimiento de esos libros y autores
dificulte el seguimiento de las reflexiones que hace sobre ellos (que, debido a
ese desconocimiento, se hacen un poco lejanas, al no poderse valorar o
compartir), no considero que por sí solas dificulten la lectura del libro
(aunque quizás sí un poco su ritmo).
Pese a todo, como decía al principio,
no sé bien cómo hablar de este libro (quizás por eso estoy hablando tanto). Por
una parte, la protagonista resulta un personaje entrañable, al que se le puede
coger cariño fácilmente, y esa parte por sí sola constituiría una novela muy
agradable. Por otra parte, las reflexiones sobre el mundo y la sociedad, a
menudo en tonos irónicos, me han gustado, por resultar inteligentes e
incisivas; no es que se trate de “grandes reflexiones” que descubran grandes
cosas, pero sí son análisis críticos e inteligentes de nuestro mundo en los que
yo al menos he estado muy de acuerdo en general. Por último, las partes dedicadas
más específicamente a reflexiones literarias son las que más frías me han
resultado por ese desconocimiento al que aludía antes con respecto a buena
parte de los autores “analizados”. Pero en conjunto, el libro me ha gustado, me
ha parecido diferente e interesante, y, desde luego, muy bien escrito y con una
gran inteligencia. Un gran libro, sin duda, aunque hay que leerlo sabiendo que
no es una novela de entretenimiento puro; aunque se lee fácilmente y a ratos
entretiene y hasta te hace sonreír, se trata de un libro para paladear y que te
hace pensar. Lo cual tampoco viene nada mal de vez en cuando, ¿no?
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