En el Decálogo original no aparece por ninguna
parte el sexto mandamiento que tantos quebraderos de cabeza nos ha dado y nos
da (ahora ya menos, con la mengua de poder de la Iglesia y con la edad que uno
va teniendo): «No cometerás actos impuros» (antes «no fornicarás») (…) el sexto
nuestro corresponde al octavo de la Biblia que se limita a advertir: «No
cometerás adulterio» (Éx. 20, 14). O sea: por ninguna parte aparece que copular
o masturbarse sea pecado, que conste y que lo sepa la afición, por otra parte
tan abundante en las mismas filas clericales que tanto critican y persiguen la
inocente autocomplacencia de la íntima y humilde gayola.
El catolicismo
explicado a las ovejas - Juan Eslava Galán
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