Aunque ya habréis
notado que tengo unos gustos literarios bastante amplios, y que de hecho me
gusta variar en mis lecturas, lo cierto es que siento una cierta debilidad
hacia la novela histórica y la Historia, con mayúsculas. En concreto, la
historia de Roma es una de las épocas que más atractivas me resultan. Por ello,
este clásico del género tenía que caer tarde o temprano.
Sinopsis:
En el díptico que integran «Yo, Claudio» y
«Claudio el dios y su esposa Mesalina», la amplitud y la profundidad de los
conocimientos sobre la Antigüedad clásica de Robert Graves (1895-1985) se
conjugan con una prosa de enorme belleza a la que da aliento una poderosa y
viva imaginación, capaz de reconstruir toda la grandeza y miseria de la Roma
imperial.
Primer volumen de la supuesta «autobiografía» de
este singular emperador, destinado a serlo contra sus propias inclinaciones, en
«Yo, Claudio» las intrigas, la depravación, las sangrientas purgas y la
crueldad de los reinados de Augusto y Tiberio, que culminaron en la locura de
la etapa de Calígula, sirven de marco histórico a la trama argumental.
Crítica personal: Gran novela histórica para
adictos al género
Aunque casi sea
empezar por el final, explicaré el encabezamiento de esta crítica: considero
que “Yo, Claudio” es una magnífica novela histórica, bien escrita, bien
documentada, y de gran calidad en general; pero también creo que es un libro
que podrá resultar a ratos aburrido para el lector no excesivamente afín al
género. Luego daré más detalles.
Como supongo que os
ocurrirá a muchos de vosotros, yo más o menos ya sabía de qué iba esto de “Yo,
Claudio”. Recordaba la serie que ponían en televisión durante mi niñez, esa que
veía toda España (en un tiempo en que no había ni cadenas privadas ni internet,
uno veía lo que le ponían en TVE) y de la que todo el mundo hablaba. Creo que
fue una pequeña revolución en su época, una serie bien hecha y “moderna”, con
malos malísimos y hasta con sexo de fondo, aunque no fuera explícito. Yo era un
crío y no veía la serie, supongo que estaría jugando por ahí con la tele de
fondo (mis padres sí que la seguían con interés, de eso sí me acuerdo), pero es
imposible no recordar al Claudio tartamudo y servil, y al loco de Calígula. Así
que, más o menos, sabía de qué iba el libro, aunque por lo demás me resultase
totalmente nuevo, porque realmente no seguí la serie.
El planteamiento de la
novela es original, pues está redactada como si se tratase de las memorias de
Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico (y Esto-y lo-otro-y-lo-de-más-allá, como
dice él mismo), escritas hacia el final de sus días en primera persona. Aunque
no se trata de una autobiografía, sino más bien de la crónica de una época,
remontándose a sus padres y el reinado de Octavio Augusto, y relatando todos
los acontecimientos que fueron teniendo lugar durante su niñez y juventud.
En realidad, este
primer volumen de una obra compuesta por dos, apenas habla del propio Claudio.
El autor aparece como un personaje más bien secundario, que nos va relatando
buena parte de la historia de Roma en el siglo I, y centrado principalmente en
el entorno de la familia imperial. Claudio es nieto de Augusto, lo que le
permite vivir en palacio, aunque todos lo consideren un pobre retrasado. Nacido
con diferentes minusvalías, Claudio es cojo y tartamudo, lo que le lleva a ser
despreciado por la mayor parte de su entorno, aunque interiormente es mucho más
inteligente de lo que todos creen. El hecho de que nadie le otorgue la más
mínima importancia le permitirá, en cierto modo, ser el testigo más
privilegiado de todo lo que sucede a su alrededor.
Viviremos el final del
reinado de Augusto, seguido por el de Tiberio (tío de Claudio) y posteriormente
Calígula (su sobrino), describiéndonos la política y las acciones bélicas en
las fronteras, pero con un especial énfasis en todo el entramado de envidias,
traiciones, intrigas, sucias maniobras y asesinatos que adquirieron especial relevancia durante
la época imperial.
La novela está bien
escrita y se nota documentada, pero puestos a ser críticos, destacaría una
cierta falta de amenidad. El narrador (Claudio) es prácticamente omnipresente,
siendo los diálogos bastante escasos, lo que resta agilidad al relato. Además,
el exceso de personajes y el exceso de detalle en algunas partes resulta algo
confuso para el lector, en ocasiones sin tener mayor relevancia: hay personajes
que se mencionan en una o dos páginas y no vuelven a aparecer; podría haberse
prescindido de ellos sin afectar al texto y ganando en agilidad, pero Graves
prefiere optar por el detalle en su relato. Esta atención al detalle será
valorada por el verdadero aficionado a la Historia, pero para el lector medio
considero que hace el texto algo denso y confuso y falto de amenidad a ratos.
Realmente, la amenidad
del texto despega con la llegada de Calígula al poder, en el último tercio del
libro. Las locuras de este payaso sanguinario dan mucho juego, y a partir de
aquí la novela se lee con bastante más agilidad. Este primer volumen termina
justamente con la muerte de Calígula y el nombramiento de Claudio como
emperador, por lo que todo parece apuntar a que, en el segundo tomo, el
presunto autor del texto pasará de secundario a protagonista principal de la
historia. La verdad es que uno se queda con la sensación de que el segundo tomo
va a ser más ameno, aunque habrá que verlo (aún no lo he leído).
En resumen, un buen
libro, sin ninguna duda, una gran novela histórica que además fue pionera en el
género (¡se escribió en 1934, y hoy sigue pareciendo moderna!), pero que no es
un libro que destaque por una lectura ágil y amena. No lo califico de aburrido en absoluto, el
texto fluye bien y tiene toques de ironía y humor, pero si alguien espera
cierta tensión o aventuras, puede olvidarse. Es un relato histórico contado con
amenidad, pero relato histórico al fin y al cabo. Si sabiendo esto os atrae,
adelante: no os sentiréis defraudados.
Por cierto, que me he
quedado con ganas de ver la serie. Son poquitos capítulos, y he leído por ahí
que no ha acusado demasiado el paso del tiempo. Creo que la serie, con sus
diálogos y la necesaria simplificación de los detalles menores, aportará ese
toque de mayor amenidad del que quizás adolece algo el libro.
Por si queda alguna duda, diré que la falta de diálogos se suple con la fina observación de Claudio, su ironía y descreimiento, además de que la historia de la familia ya ofrece emociones a gogó.
ResponderEliminarLa serie fue un gran éxito en su momento y desde el final de un episodio ya esperábamos ansiosos el siguiente.
Acostumbrados al plástico, puede parecernos acartonada, pero lo que no encontraremos serán personajes de clembuterol, acción desaforada ni efectos especiales y sí, en cambio, unos actores ingleses capaces de contarte la biblia con un gesto del meñique y muy buenos guiones.
Me encantaba el personaje de la abuela Livia, malísima, ambiciosísima, listísima, que movió los hilos de la familia y de la política romana a lo largo de varias generaciones cuando a los demás les costaba llegar a cumplir los treinta. Otro personaje que me la recuerda es la abuela Diana de Bomarzo, a quien imagino con los mismos ojos (los de la actriz Sian Phillips).
Otro mérito de la serie fue el de arrastrarnos a leer el libro y, de paso, aficionarnos a la novela histórica.
Lectura recomendable, sobre todo si te van las historias "de romanos" y recomendable tambien curiosear un poco en los episodios de la serie. Encontraréis actores que luego han sido muy conocidos.
Hace mucho que leí la obra. Leyendo tu reseña he recordado aspectos olvidados.
ResponderEliminarLos autores de novela histórica, cuando saben mucho de la época que novelan pueden caer en excesos descriptivos que me parecen innecesarios. Me ocurrió con El asedio de Pérez Reverte.
Saludos!!
Muy de acuerdo con ambos, Chari y U-topia ;-)
ResponderEliminarEn primer lugar, felicidades por la reseña. Esta obra, que permanece un poco olvidada en el estante imaginario que debería contener todos los títulos sobre novela histórica, merece especial atención, sobre todo para los amantes de la antigua Roma y sus historias. El autor reconstruye una época romana sumamente interesante, los inicios del imperio desde el punto de vista de Claudio, un emperador nombrado por casualidad y contra la voluntad del propio interesado. La narración es densa, sí, pero casa perfectamente con los acontecimientos narrados. La óptica es más bien palaciega, las guerras y sucesos externos al palacio imperial se relatan de pasada. Lo importante aquí es la vida de Claudio y su ascenso al poder sobreviviendo a un tiempo cargado de incertidumbre en el cual la ambición o los celos podían ser causa de muerte. Una obra como digo imprescindible para los amantes de Roma. Salu2 y buenas lecturas.
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