Una novela de éxito internacional y ganadora de varios premios dentro del
género fantástico. Con esas premisas y las buenas críticas que la rodeaban,
decidí probar suerte, pues, aunque sabéis que no soy un gran fan del género,
nunca le hago ascos a un posible buen libro. El resultado ha sido… digamos que
interesante.
Sinopsis:
A principios del siglo XIX, las
hazañas del Rey Cuervo, el más grande de todos los magos de la Edad Media,
perviven en la memoria y la leyenda, pero la práctica de la magia ha sido
completamente olvidada en Inglaterra. Hasta el día en que el esquivo señor
Norrell, de Hurtfew Abbey, logra que las piedras de la catedral de York hablen.
La noticia del retorno de la magia
se extiende como la pólvora y el señor Norrell, convencido de que debe poner
sus artes al servicio del gobierno en la guerra contra Napoleón, se traslada a
Londres. Allí conoce al joven Jonathan Strange, un brillante y voluntarioso
mago, y tras superar algunos recelos, consiente en acogerlo como discípulo.
En una época en la que sólo los
charlatanes se hacían llamar magos, Norrell y Strange se proponen limpiar el
buen nombre de su oficio, al que consideran una ciencia con mayúsculas. Bajo
las órdenes de Wellington, realizarán decenas de actos mágicos, y su éxito es
tal que muy pronto se los consultará sobre muchos otros problemas, desde la
curación de la locura del rey Jorge III hasta la mejor venganza para amantes
despechados. A su paso encontrarán amor y muerte, portentos y crueldades, y
arrastrados por la ambición y la rivalidad, el camino de la gloria los acercará
irremediablemente al abismo.
Opinión personal: Muy original, pero
muy largo
Este es uno de esos libros en los que su calidad intrínseca no coincide del
todo con el placer producido por su lectura. Es decir, es un libro cuyas
cualidades aprecio, pero que no me ha hecho disfrutar demasiado. La verdad, era
de esos que quería acabar lo antes posible. Y es que se me ha hecho muy largo,
demasiado. No dudo que habrá quien disfrute de todas y cada una de sus páginas,
porque es un texto cuidado (no es alta literatura ni de lejos, pero está bien
escrito y se nota que el autor ha cuidado los detalles), pero personalmente me
sobraba prácticamente un tercio de sus cerca de 800 páginas. Se me ha hecho
largo, mucho.
La novela es muy original, tanto por su argumento como por su forma. Sobre
el argumento no diré mucho más, pues, aunque la sinopsis se queda muy corta, ya
da una idea aproximada del mismo. Pero la forma es muy, muy curiosa: está
escrito como si fuera un texto de época, recuerda las novelas clásicas de la
época de Dickens o Jane Austen; y, además, está escrito como si fuera una
crónica de hechos reales.
La trama presenta una historia alternativa, en la que los hechos y
personajes históricos se mezclan con la ficción de la novela. Los magos
intervienen en las campañas de Wellington contra Napoleón y se codean con
políticos reales o personajes como Lord Byron, entre otros. Todo está muy bien
documentado y bien plasmado, consiguiéndose un efecto curioso. Además, como
decía, el libro intenta parecer una crónica de la historia de estos dos
personajes, y para darle verosimilitud se acompaña de más de un centenar de
notas a pie de página, desde las que aclaran hechos comentados en el texto (y
que sirven para inventarse pequeñas historias o cuentos adicionales, en notas
al pie que a veces ocupan más de una página) hasta las que hacen referencia a
la fuente (indicando que está extraído del libro tal o cual, o de las cartas de
fulanito a menganito, por ejemplo; todo falso, huelga decirlo). Un recurso
curioso, original y cuidado… pero que llega a hacerse algo excesivo, desde mi
punto de vista. Las notas al pie en su conjunto suponen un 10% del total del
texto de la novela (es lo bueno de los libros electrónicos, que permiten
obtener estos datos con facilidad), y pasada la sorpresa inicial por su
originalidad, la verdad es que al final terminan por no aportar prácticamente
nada, y en cambio distraen del argumento principal y contribuyen al excesivo
alargamiento del texto.
El estilo intenta recordar al de los textos del siglo XIX, aunque
añadiéndole chispas de un sutil e irónico humor típicamente inglés. Es un texto
cuidado y bien documentado en la parte histórica (que se entrelaza con la
absolutamente fantástica, como ya he comentado), lo que unido a la originalidad
de la historia y su puesta en escena hace que parezca que no se le puedan sacar
defectos al libro… excepto el de su excesivo tamaño.
Porque creo que con 300 páginas menos y con la quinta parte de las notas al
pie, habría resultado mucho más ágil y dinámico. En realidad, el texto divaga
en su primera mitad a través de diferentes anécdotas e historias paralelas
ajenas a la trama principal del libro, la cual realmente no despega hasta
pasada la mitad de sus muchísimas páginas. Y aunque toda esa primera mitad esté
igualmente bien escrita, con originalidad y destellos de sutil humor, tanto
vagar sin rumbo a mí se me ha hecho pesado. La originalidad es algo que impacta
en un principio, pero luego, perdido el efecto sorpresa, uno espera algo más… y
ese algo más, pequeñas historietas aparte, tarda demasiado en llegar.
Así pues, el libro me ha resultado algo ambivalente: valoro su calidad,
especialmente dentro de un género no demasiado sobrado de ella (desde mi punto
de vista personal), pero me da la impresión de que no llega “a cuajar”. Le
falta una chispa para llegar a tener la calidad necesaria como para disfrutar
del texto independientemente de su contenido (algo que solo los grandes autores
consiguen, haciendo que disfrutes de lo que lees “aunque no pase nada”), y le
sobra “verborrea” (dicho sea sin ánimo despectivo) para quienes sólo busquen un
libro de fantasía al uso. Me da la impresión de que se queda algo entre dos
aguas, y el resultado, aunque sin duda valorable, pues es también ese: un
regustillo intermedio, sin saber uno bien cómo calificarlo.
Interesante, curioso, original, con un texto cuidado… pero falto de gancho.
Totalmente de acuerdo.
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