(Puedes leer la reseña
del libro aquí)
Nota: Advierto que la
mayoría de estas citas son muy duras. Por otra parte, me doy cuenta ahora de
que la mayoría de las citas que recojo aquí revelan atrocidades contra el
pueblo alemán; no hay ninguna intención oculta en esta selección, y la razón es
muy simple: decidí empezar a recopilar citas al final de mi lectura del texto,
cuando la guerra había dado la vuelta definitivamente a favor de los aliados;
pero el libro muestra las mismas atrocidades cometidas por todos los bandos
(sin olvidar, por supuesto, los incomparables
crímenes masivos contra la humanidad cometidos por el régimen nazi).
El
suelo está cubierto de cadáveres de alemanes. Lo que ha pasado aquí deja
pequeños los sucesos de la carretera de Minsk en 1944. Anda uno pisando
cadáveres, se sienta uno a descansar sobre cadáveres, pone uno la comida encima
de cadáveres. A lo largo de unos diez kilómetros hay dos cadáveres de alemanes
por metro cuadrado...
Sus
corazones parecen ahora de piedra. Si alguna vez les dices: "¡Soldado, no
deberías liquidar a este Hans! Que
construya de nuevo lo que ha destruido", te mira desde debajo de las cejas
y dice: "Se llevaron a mi mujer y a mi hija". Y dispara su pistola.
Tiene razón.
Cuando
sus tropas lograron finalmente entrar en la ciudad fortaleza no tuvieron
piedad, ni siquiera con los civiles de las casas que tenían colgadas sábanas
blancas en las ventanas en señal de rendición. Al cabo de poco tiempo las
mujeres suplicaban ya a sus agresores que las mataran. En todas direcciones se
oían gritos desgarradores procedentes de las ruinas. Miles de civiles y militares
se suicidaron.
Algunos
americanos se dedicaron a decapitar cadáveres enemigos, cuyas cabezas hervían a
continuación para vender los cráneos cuando regresaran a los Estados Unidos.
La
navaja la utilizaban para cortar los dedos y las orejas a los alemanes muertos
a modo de trofeo. Pero causaron el terror entre la población civil italiana y
se contaron casos de violaciones brutales, a los que los oficiales franceses
tendieron a restar importancia por considerarlos el precio que suele cobrarse
la guerra.
Hasta
donde alcanza la vista hay cadáveres de mujeres, ancianos y niños, entre
montones de ropa y de carretas volcadas... Está oscureciendo. Nos ordenan
encontrar un lugar en el que pasar la noche en alguna de las localidades
alemanas situadas fuera de la carretera. Me llevo a mi pelotón a una aldea a
dos kilómetros de la carretera. En todas las habitaciones hay cadáveres de
niños, ancianos y mujeres que han sido violadas y tiroteadas. Estamos tan
cansados que no prestamos atención a nada. Estamos tan cansados que nos
tumbamos en medio de los cadáveres y nos dormimos
Los
hombres eran obligados a salir a tierra de nadie para desnudar a los camaradas
muertos, recoger sus uniformes e incluso su ropa interior para vestir a los
nuevos reclutas.
Los
soldados se quejaron de que su línea de avance no ofrecía «ni mujeres ni
botín», anotó un oficial de morteros, que decía de sus hombres que eran «unos
tíos increíblemente valientes, pero también unos golfos de tomo y lomo». «No
tardó en encontrarse una solución», escribió. «Se mandaba por turnos a una
cuarta parte de los soldados a Mor, donde se adueñaban de las casas y de las
mujeres de la localidad que no habían logrado escapar ni esconderse. Se les
concedía una hora. Y a continuación venía el grupo siguiente. Usaban a las
mujeres desde los catorce hasta los cincuenta años.
La
escasez de alimentos hizo que las tropas niponas vieran en la población local y
en los prisioneros una fuente de proteínas. El recluta Enomoto Masayo
confesaría más tarde haber violado, asesinado y descuartizado a una joven
china. «Yo ya trataba de escoger lugares en los que abundara la carne»,
añadiría. Luego compartió la carne con sus camaradas. La describió como «rica y
tierna. Creo que era más sabrosa que la de cerdo». Ni siquiera su oficial al
mando lo reprendió cuando el caníbal le reveló el origen de su banquete.
Realmente espeluznante
ResponderEliminarLa verdad es que sí. Pero me temo que no es nada excepcional, simplemente es lo que nunca se cuenta de las guerras.
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