Empecé este libro con cierto recelo,
por lo sensacionalista del título; por un lado, el propio título ya creaba
interés, pero por otro, podría encontrarme con algún panfleto de alto
sensacionalismo y escasa credibilidad. Sin embargo, en cuanto empecé a leerlo
me llevé una sorpresa muy agradable: se trata de un libro muy bien escrito, muy
ameno y muy interesante. Por si fuera poco, su autor es un periodista inglés
(bueno, galés ;-) muy reconocido y con larga experiencia en asuntos de política
internacional en general, y servicios secretos en particular. Y para terminar
de poner la guinda, el libro está basado en las confidencias que le hizo un
íntimo amigo suyo que era un agente de la CIA (ya fallecido, lo que le da
libertad para escribir las confidencias que le hizo) con un amplio historial
operativo: William
Buckley.
Sinopsis:
En
este libro, Gordon Thomas, autor también de "Mossad. La historia
secreta", ha realizado una cruda denuncia del uso de la psiquiatría en el
espionaje y, en concreto, del papel de los expertos de la CIA que en épocas
recientes se vieron envueltos en un programa de investigación en el área de la
tortura psicológica a través de la aplicación de métodos tan terribles como el
lavado de cerebro, las lobotomías, los electroshocks, el control mental, el
aislamiento y otros tormentos inhumanos y degradantes.
Las
torturas mentales de la CIA nos da a conocer de primera mano un testimonio
escalofriante a través de unos protagonistas reales, reputados psiquiatras
inmersos en el programa más siniestro jamás creado por un gobierno, sus
víctimas y los agentes que lo hicieron posible.
Ésta
es también la increíble historia real de William Buckley, un agente de esta
organización especialmente preparado para coordinar dichos experimentos psíquicos,
y de cómo fue asesinado mediante la aplicación de tales métodos. A lo largo de
las páginas de este libro-denuncia se vierten las duras acusaciones del autor a
la CIA por el empleo de prostitutas y enfermos mentales en las investigaciones,
y por el asesinato de una serie de personas después de haberlas utilizado como
conejillos de Indias, al tiempo que se relatan los experimentos de la CIA con
prisioneros del Vietcong en Vietnam y se revela cómo este tipo de pruebas se
llevan a cabo todavía en lugares secretos de Israel y China.
Crítica: Apasionante,
sorprendente, revelador, duro… y necesario
El libro se lee casi como una novela,
lo cual ya es un gran punto a favor. Hay partes dialogadas, escenificación de
situaciones, etc. Nada que ver con un ensayo típico, parece una novela de
espías, solo que real. Buckley es el protagonista, como fuente de su contenido.
Pero en realidad está principalmente dedicado a denunciar los métodos del Dr. Sidney Gottlieb, un
médico con una elevada posición en la CIA que desarrolló métodos de tortura que
poco lo diferencian de personajes como Josef Mengele. Los
métodos de Gottlieb fueron finalmente expuestos a la luz y el escándalo rodeó a
la Agencia Central de Inteligencia durante unos años; pero aquí no hubo juicios
de Nürenberg, y Gottlieb terminó años después muriendo plácidamente en su cama.
En este libro conoceremos esta
historia como en una interesante película de política y espionaje, sólo que
sabiendo que es real. En realidad, tomando como hilo conductor la vida del agente Buckley,
el texto hace un sorprendente y revelador recorrido por más de 30 años de la
historia de la agencia de inteligencia norteamericana, entre los años 50 y
finales de los 80. Y aunque el programa de control mental establecido bajo el
apelativo de MK-ULTRA
ocupa la mayor parte de la atención, conoceremos también otras actividades de
la CIA a lo largo de su historia, en medio de situaciones como las guerras de
Corea o Vietnam, el fiasco de Bahía de Cochinos en Cuba, el asesinato de
Kennedy, el caso Watergate o las actividades en Oriente Medio, entre muchos
otros.
El texto se mueve siempre entre
extremos: de los artilugios propios de una película de James Bond, como los
maletines con un incinerador incorporado que volatiliza la información
contenida en ellos si no se abren siguiendo una pauta determinada, hasta los proyectos
más absurdos o extravagantes, más dignos de una parodia hollywoodiense, como
los realizados con videntes o invocadores del diablo, o pretendiendo sublevar a
la población de países comunistas introduciendo dentífricos con olor a diarrea.
Increíble, pero cierto; como suele decirse, la realidad supera a la ficción más
imaginativa. Pero entre todo ello, asesinatos y torturas apoyadas por un estado
democrático; programas de experimentación con seres humanos, desde los que
utilizaban elementos “prescindibles” (agentes enemigos capturados, prisioneros
de guerra…) hasta los realizados subrepticiamente con la propia población civil
norteamericana o canadiense. Actitudes, como decía al principio, que no se
diferencian de los programas de experimentación nazis con judíos, pero
realizados por los Estados Unidos en la actualidad. Y actividades que, según
denuncian organismos internacionales, siguen realizándose en numerosos países
del mundo. De hecho, las escasas filtraciones que se han obtenido del trato a
los prisioneros de Guantánamo o de asuntos como el de Abu Graib parecen revelar
que probablemente los mismos Estados Unidos mantienen en la actualidad algunas
de las prácticas denunciadas en este libro, seguramente junto con otras que se
hayan ido desarrollando en las últimas décadas.
La rigurosidad del libro está
garantizada: decenas de referencias, de entrevistas a los protagonistas de la
historia, de resultados de investigaciones oficiales (gran parte de los asuntos
narrados en el libro terminaron saliendo a la luz en los Estados Unidos,
provocando una investigación pública), y, sobre todo, las confidencias de un
agente como William Buckley, íntimo amigo del escritor, dan solidez al texto.
Saber que lo que leemos es rigurosamente cierto crea una mezcla de estupor,
incredulidad y puro asco. Entre la extrema sordidez y el más chabacano absurdo,
las actividades de la CIA reveladas en este libro sólo pueden expresarse con
unos adjetivos de lo más tópicos, pero totalmente aplicables: increíble, pero
cierto.
Recomiendo este libro a todo el mundo.
Primero, porque no me cansaré de decir que estas cosas hay que conocerlas; las
vulneraciones de los derechos humanos, los abusos que realizan gobiernos
democráticos en nuestro nombre y con nuestros impuestos, deben ser conocidos
por todos. Pero es que, además, el libro resulta a la vez interesante,
divertido y… sí, duro, muy duro en algunos fragmentos (no tantos, ya que no se
abusa en absoluto de este recurso fácil), pero necesario. Para colmo, el estilo del autor resulta por lo general
muy ameno, y salvo alguna parte relativa a la experimentación mental que
resulta algo más pesada, se lee con interés y agilidad. En resumen: muy
recomendable, a poco que tengáis interés en conocer algunos de los secretos más
turbios del espionaje, la política internacional… y el desprecio por los
derechos humanos.
Excelente critica. No sabía si comprar o no el libro. Muchas gracias por compartir.
ResponderEliminarBuena crítica. Me animare a leerlo porque no sabía nada de estas practicas ocultas de la CIA, que supuestamente es el mejor equipo de inteligencia del mundo pero que ha tenido o tiene una historia nada clara.
ResponderEliminarNotable la crítica que haces del libro, me animé a leerlo luego de haber leído la historia secreta del Mossad, eso si, lo encontré mas crudo, no se porqué pero me impactó demasiado sobre todo cuando habla de civiles que necesitaban una atención psicológica simple y terminaron siendo conejillo de indias.
ResponderEliminarMe impactó la forma cruda en que se llevaban a cabo los experimentos, es tal el horror, que llegué a sentir miedo y mucha tristeza (en mi caso, quizás a otro, no le afecte tanto)
Al terminarlo no quedé tan fascinada como con el del Mossad, con este quedé con un pesar muy grande.
Me encanta la lectura pero este libro, fue mucho.